«¿Por qué los bodegueros neuquinos se cortan solos?»

Planteo de Hervé Fabre a sus pares de la región.

Escuchar a Hervé Joyaux Fabre siempre ayuda a echar luz al panorama vitivinícola regional. Sabe, es frontal, honesto y emprendedor. Por eso, cuando dice (mirando hacia Neuquén) que «en el negocio del dinero no todo pasa por poner plata y nada más», es bueno detenerse al menos para escuchar sus razones.

Hervé es un francés que hace once años atrás decidió vender su bodega familiar en Burdeos para radicarse en la Argentina: primero en Mendoza, después en Río Negro. En Cuyo estableció, con notable éxito, un viñedo y una bodega que llevan su apellido. Hoy, los vinos que produce ganan medallas de oro en los principales concursos del mund En el 2001, pese a un tipo de cambio fijo, vendió a Estados Unidos, Inglaterra y Suiza vinos por más de 3 millones de dólares, procedentes de sus dos bodegas: Fabre Montmayou, en Mendoza, e Infinitus, en Río Negro. Las exportaciones de vinos no sólo crecieron en volumen sino en precio, gracias la inversión en tecnología, la producción de vinos de alta gama y un mayor contacto con el mundo de los productores-exportadores a través de la participación en ferias internacionales.

Actualmente, Fabre-Montmayou controla 47 hectáreas que fueron plantadas en 1908, en Mendoza. Las mismas están cultivadas con cepajes finos como malbec -variedad que en nuestro país se desarrolla con excelencia- cabernet sauvignon, merlot, syrah y chardonnay. El cultivo de la vid es realizado en la forma tradicional, sin uso de herbicidas ni químicos, a fin de asegurar la obtención de frutos ecológicamente aptos. Por otra parte, en noviembre se sacrifica una parte de la cosecha para facilitar la concentración y maduración de las uvas y favorecer, en consecuencia, la calidad del vino. La cosecha se realiza a fines de marzo en forma manual, depositándose la uva en cajas de 20 kilos.De esta forma, los frutos arriban intactos a la bodega. El rendimiento por cosecha es bajo, de 80 quintales por hectárea (55 hectolitros). Es este trabajo lo que llevó a la bodega Fabre Montmayou ha convertirse en la primera bodega artesanal construida en la Argentina.

 

Tender hacia una sinergia

 

«Hay un divorcio grande entre los productores y bodegueros de Neuquén y Río Negro. Veo que los neuquinos se aíslan, se cortan solos, como que no quisieran saber nada con los que producen vinos en Río Negro. ¿Por qué pasa esto?, pregunto. Porque en este negocio no todo es plata: eso es la más fácil, sobre todo cuando hay facilidades crediticias de parte del Estado provincial. Lo difícil, o al menos no es para cualquiera, es vender, comercializar. Un proyecto comienza en la construcción de una bodega; recién ahí empieza…¿y después? Juntos, de un lado y otro del río, podría crearse una sinergia importante. Podría comunicarse hacia el mundo que acá hay una zona vitivinícola importante, de jerarquía…pero eso solo se logrará si estamos juntos». Plantea Hervé con firmeza, sin «ningún ánimo de ofender, eh», aclara. «Pero es claro, sigue obstinadamente: si somos más, ayuda. Tendríamos más enólogos disponibles, podríamos formar con enseñanza adecuada buenos podadores, mejores cosechadores… La sinergia sería estupenda».

«Estar solos, aislados, no sirve para la zona. Una bodega sola que anda bien por su calidad, no se oye. Varias, apenas. Todas juntas, pueden hacerse oir con un buen proyecto de imagen y comunicación. ¿Tan difícil es entender esto? Ahora, Australia anuncia una muy buena cosecha. Francia tiene problemas para vender. El panorama, entonces: más oferta de vino con una de

manda que no crece. La competencia, pues, será durísima».

«Lo que planteo es una relación más inteligente entre todos los bodegueros de la región, que bien podríamos complementarnos». ¿En la comunicación también? «Por supuesto, eso es básico. Lo que más atrae de Argentina en el mundo es el malbec. El malbec es el sentido de esta época. Es lo diferente, con respecto al resto de nuestros competidores. Es lo mejor que sabemos hacer. Esto lo tenemos que decir siempre, sin cansarnos. Y como del malbec no se sabe tanto, hay que comunicarlo. Mirá: cuando no hay plata, debe haber ideas». Otra cosa, insiste: puede traerse gente con portfolios para que inviertan, se asocien, se entusiasmen, difundan qué se hace acá.

Fabre se sorprende cuandose entera de la cantidad de bodegas que han empezado a funcionar en Río Negro -tanto nuevas como algunas que reabrieron-. «Ves, es ridículo hablar de una ruta del vino desde San Patricio del Chañar hasta Añelo, nada más…. Esa ruta debiera empezar ahí y seguir hasta Choele Choele, como mínimo. ¿Nos convenceremos de esto?»

 

Horacio Lara

hlara@rionegro.com.ar


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