Érase una vez el Oscar: de un puñado de premios al glamour en 90 años

En 1929, la Academia de Artes Cinematográficas de Hollywood comenzó con una ceremonia anual que se convertiría en la más importante de la industria del entretenimiento: los Oscar.

La entrega de premios apenas duró 15 minutos. Era el año 1929 y sólo 270 personas estaban invitadas al banquete en el Roosevelt Hotel de Hollywood Boulevard. Seguramente, por aquel entonces nadie pensó que aquellos primeros Academy Awards estaban llamados a convertirse en los galardones más importantes del cine: los Oscar.

Este domingo, los premios cumplen 90 años convertidos en un acontecimiento mundial seguido por millones de telespectadores en los cinco continentes. El primer trofeo fue para Emil Jannings, que actualmente sigue siendo el único actor alemán distinguido con un Oscar. Eso sí, para él no fue ninguna sorpresa: hacía meses que se sabía el nombre de los ganadores. El premio a la Mejor Película fue para el drama bélico “Wings”, de William A. Wellman.

Desde aquella primera ceremonia las galas han cambiado bastante. Si en 1929 el mes elegido fue mayo (en concreto, el día 16), actualmente la entrega de premios suele tener lugar a finales de febrero o principios de marzo. Aunque la estatuilla en sí no ha variado demasiado -sigue siendo un caballero que sostiene una espada sobre un rollo de película-, hasta 1939 la Academia no aprobó el apodo de “Oscar”. Al parecer, se le ocurrió a la bibliotecaria de la institución porque le recordaba a su tío Oscar.

Durante años, los medios de comunicación conocían por anticipado el veredicto de los académicos. Pero cuando un periódico los publicó antes de que comenzara la gala, la Academia dejó de dar esa información. Por eso, desde 1941 los nombres de los ganadores figuran en sobres lacrados que no se abren hasta el comienzo de la gala. Y hasta el histórico error del año pasado, con la confusión entre “La La Land” y “Moonlight”, todo había ido bien.

Muchos espectadores aún recordarán que hasta no hace mucho los premios se anunciaban con las palabras “and the winner is…” (y el ganador es…). Sin embargo, desde 1989 la Academia utiliza una formulación más neutra que no subraye el concepto de ganador o perdedor: “And the Oscar goes to…” (y el Oscar es para…).

Aunque el objetivo de la gala siempre fue celebrar el cine, los premios cada vez generaban más titulares por cuestiones políticas o sociales. Así, cuando en 1940 Hattie McDaniel fue la primera actriz negra premiada con el Oscar de Reparto por “Gone with the Wind”, debido a la segregación racial imperante tuvo que sentarse separada de sus colegas. Y en 1973 Marlon Brando se negó a recoger su Oscar por “El Padrino” debido a la represión de los indios nativos americanos y envió en su lugar a una activista apache.

Más recientemente, la Academia fue muy criticada por la escasa representación de las minorías en las nominaciones. Hace tres años, las protestas se hicieron enormemente visibles en redes sociales bajo el lema #OscarsSoWhite (Oscars tan blancos). Y este 2018 todo apunta a que el escándalo de abusos sexuales que sacude Hollywood desde octubre y desencadenó el movimiento #MeToo centrará la ceremonia, opacando incluso a los premiados.


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