#8M | Las artistas neuquinas alzan sus voces frente a la realidad

Una actriz, dos artistas plásticas, una cantante, dos escritoras, y una realizadora audiovisual dan su opinión sobre el rol y el lugar que ocupan las mujeres en el arte neuquino, y también sobre aquel que deberían tener.

Redacción

Por Redacción

 

 

#8M | Las artistas neuquinas alzan sus voces frente a la realidad

 

El 20% es la representación femenina en el mundo del arte en Argentina, según datos del manifiesto “Nosotras proponemos”. Sólo cinco son las obras de mujeres en el acervo permanente del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén. Ante esta realidad seis integrantes de la cultura neuquina dan su opinión.

Lorena Riquelme (Cantante)

 

“El rol de la mujer es poner sentimiento al arte, en mi caso a través de la canción, llegar a los corazones.

Cantarle al amor, a la lucha, la tierra, la vida en general y que cada canción lleve un mensaje.

Hay mujeres que han realizado y siguen realizando aportes a la cultura, además hay un gran avance en la inserción de las mujeres.

De a poco vamos saliendo, haciendo escuchar nuestra música, ocupando lugares y escenarios. Trabajamos seriamente por lograr el reconocimiento de la gente”.

Marianela Tisberger (Artista plástica)

 

“MUJER, VARON. Es una distinción que quisiera no hacer con respecto al obrar artístico…Pero se nos cuela… Nos cuesta recordar el UNO como concepto vital.

Ser artista en esta unidad desunida, es lo mismo que ser cualquier otra cosa. No hay distinción por el oficio. En Neuquén y en el mundo.

Con el conocimiento de esta realidad, hago mi elección cada día. Vivo como artista. Honro en mi hacer, a la artista que llevo dentro. Mi lema: AMOR-LABOR.

El mejor modo que he encontrado, para sostenerme y SER”.

Ana Zitti (Artista plástica)

 

“Somos la infinita presencia de la transformación en todas sus expresiones.

Nuestro lugar es omnipresente. Vida, Arte, Amor, Alquimia”.

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Alejandra Kasjan (Actriz)

 

“El teatro en un ámbito muy machista, como casi todos los ámbitos. Hay espacios a los que ellos acceden por ser ellos, sin discutirse su capacidad y aptitud.

Aún así en la actualidad las mujeres ocupamos casi todos los roles en el teatro local, cada vez son más visibles las mujeres que se desarrollan como directoras, escenógrafas, técnicas, actrices, dramaturgas, maquilladoras, vestuaristas, en la parte gráfica, audiovisual, musicalización y más.

Quizás los roles de más difícil acceso han sido los de técnicas y directoras, roles ocupados siempre e indiscutidamente por varones.

En la actualidad no se si habrá técnicas de sala, es un lugar al que personalmente me ha sido difícil y hasta cuestionado el poder acceder “¿vos te vas a subir a una escalera a mover un tacho?”, te dicen. Es uno de los lugares en los que hay que “demostrar” al otro que una puede, y ahí, sólo ahí se abren, mezquinamente, las puertas.

Hasta el momento no he dirigido y no sé si mis compañeras han tenido que enfrentar oposiciones por el solo hecho de ser mujeres .

Por otro lado, las directoras mujeres con las que me ha tocado trabajar (hablando exclusivamente de teatro) tienen un común denominador: su búsqueda y el cómo llegar a lo que quieren. En ambas he podido percibir el cuidado, siempre cuidando a la persona con la que están trabajando y así lograr lo que están buscando y más. Una se siente libre para poder equivocarse, para poder explorar-se, hasta que en un momento eso que parecía que una no iba a poder dar, eso que una creía que no era capaz, estaba ahí y lo puede dar para ese proceso creativo en el que está sumergida. Las mujeres que me han dirigido son dueñas de una paciencia envidiable y así consiguen lo que se proponen.”.

María Cristina Ramos (Escritora)

 

“Pienso en mujeres como Irma Cuña y Macky Corbalán, poetas que abrieron y ampliaron en Neuquén la literatura de excelencia. Muchas mujeres escriben en talleres y en soledad, muchas publican en una provincia cuya gestión cultural generalmente promueve, y poco, otras disciplinas. Hay intentos y logros en el interior de la provincia pero sería bueno que el estado provincial proyectara una continua presencia en convocatorias de acompañamiento y capacitación.

La escritura literaria es un arte y un oficio; es principalmente un trabajo permanente de lectura y escritura. Un trabajo progresivo para dejar atrás lo autorreferencial, tan frecuente, y gestar en la escritura la presencia de lo social, la mirada hacia quienes atraviesan la vida dejando una impronta de preguntas y certezas.

En los talleres hay más asistencia femenina que masculina. Y, casualmente, no se trata de mujeres que tengan tiempo disponible y decidan enriquecer los ratos de ocio. Son trabajadoras de distintos ámbitos que llevan también a la escritura su actitud de empuje y se disponen a configurar desde lo simbólico su situación en la vida, los laboreos del pensamiento que se necesitan para caminar, para entender algunas cuestiones que siguen preocupando en lo cotidiano, como la violencia, las desintegraciones de lo conseguido, las encrucijadas de la salud, los claroscuros del amor.

La escritura es también una forma de realización y de puesta en el mundo. La palabra nos sostiene, nos revela y arroja, de vez en cuando, una luz más intensa que es bueno compartir”.

Florencia Castello (Realizadora audiovisual)

 

“El trabajo de la mujer en los medios, como en muchos otros lugares, está totalmente invisibilizado y muchas veces denigrado.

Además de todo el contenido sexista que tienen en los medios o en las películas sobre las mujeres y las mujeres trans.

La discriminación se perpetra tanto en la realización como en los contenidos, entonces nos propusimos -desde el colectivo de Mujeres de Medios Audiovisuales – organizarnos para armar una red para empezar a difundir contenido de directoras mujeres y hacer distintas acciones de visibilización.

La idea es armar una cartera de cortos hechos por mujeres para mandar a distintos festivales del país, donde, aunque parezca irreal, muchas veces se discrimina.

Hay mucho más contenido audiovisual de hombres en los festivales, que de mujeres. Y no es porque somos malas las mujeres, es porque no nos tienen en cuenta o porque directamente consideran que lo que nosotras tenemos para decir no está bueno, cuando no es así porque siempre es muy exitoso el resultado.

Acá en la zona el panorama es igual que a nivel nacional, siempre hay un discriminación, una invisibilización, siempre se vulneran nuestros derechos en el ámbito laboral y los contenidos siempre tienden a mostrar a la mujer como un objeto más que como una persona. ”.

Alejandra Rey (Escritora)

 

Soy mujer, en un país en donde una de nosotras es asesinada cada treinta horas; una sobreviviente. Y soy trabajadora. Eso en esta sociedad capitalista es sinónimo de doble opresión. Vivo en Newken, territorio mapuce, en estos días, cuando se vuelve más obsceno que la conquista y la colonización no ha terminado, cuando el estado arremete con la impunidad característica de sus instituciones al momento de defender sus intereses, entonces salen a cazar al pueblo mapuce, los allanan, los desaparecen, los encarcelan, los judicializan, los extraditan, los asesinan. En tiempos de profundización de crisis, inevitable en un sistema que hace tiempo está en descomposición, en tiempos de ajuste y precarización laboral, en tiempos de cierres de fábricas y despidos, en tiempos de hambre.

Pero también soy mujer y trabajadora, en el mismo lugar donde treinta y seis obreras textiles enfrentaron al gobierno y a la patronal defendiendo sus puestos de trabajo, en la misma provincia donde miles de docentes se movilizan en defensa de la educación pública, en la ciudad de los obreros de Zanon FA. SIN. PAT., uno de los iconos más importantes de la lucha de la clase trabajadora, en la provincia del Cutralcazo, de las multitudes en la calle en respuesta a cada ataque.

Soy mujer, trabajadora del arte, soy escritora, y estoy convencida de que la suprema tarea del arte en una sociedad dividida en opresores y oprimidos, es participar consciente y activamente en las luchas contra todo tipo de opresión, porque, como decía Trotsky, el arte y la cultura forman otro frente de lucha; escritores y artistas (somos) sus soldados.


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