«Postales argentinas» para recordar

NEUQUEN (AN).- Con un argumento innovador y osado, con algo de ciencia futurista, y pleno de un humor marcadamente negro se plantean en la obra «Postales argentinas», temáticas complejas en torno de la creación, las relaciones familiares y el futuro de nuestra sociedad. El Teatro Los Globos Rojos de Bariloche presenta en esta capital, la obra «Postales argentinas», que ha sido descripta como un sainete de ciencia-ficción de Ricardo Bartis y Pompeyo Audivert con la actuación de Alicia Tealdi y Adrián Beato. Se trata de «postales», imágenes de una geografía pero también del alma.

Llegan para actuar durante tres días. Hoy y mañana, a las 22, en la Curtiembre, Juan B. Justo 648 en Neuquén y el domingo, a las 21, en el Centro Cultural de Cipolletti.

Fueron invitados especialmente por quien los ha dirigido, el actor y director Fernando Aragón quien está radicado en Neuquén. La asistencia es responsabilidad de Julio Benítez.

«Postales argentinas» es la obra ganadora del primer premio del Certamen Provincial de Teatro de Río Negro (edición 2002).

Fue estrenada en 1986 en Buenos Aires, bajo la dirección de Ricardo Bartis y constituye una pieza teatral emblemática de la llamada «Nueva dramaturgia argentina», como lo destacó a este medio Aragón.

Esta «nueva dramaturgia» se desarrolló con el advenimiento de la democracia y trajo consigo -dijo el reconocido director neuquino- «una novedad a la historia del teatro nacional : la definitiva 'conquista de la diversidad' que nos invita a la percepción de una multiplicidad de poéticas, característica de un teatro de fronteras abiertas cuyo centro varía según la articulación de la mirada».

Lo explicó Fernando con una comparación: «es decir, los ojos pueden detenerse en la decadencia irreversible de una sociedad que, hecatombe apocalíptica mediante- o no-, tiñó de naranja las aguas de sus ríos o con

virtió en ruinas al Centro Atómico. O bien, la atención puede centrarse en las manipulaciones interminables que una madre practica con su hijo supuestamente escritor. O en los fantasmas que acompañan al literato nunca consumado, hasta el fin de sus días. O en …». Contarlo todo es perder la magia.

Decía Aragón que el centro varía según la óptica. Estos centros también son capaces de desdoblarse en otros, o un par de ellos pueden superponerse -siguiendo la idea del puestista- hasta confundir las dimensiones y quizá fundirlas; así como la carcajada puede convivir con el nudo en la garganta, la hilaridad con la angustia, el desahogo con la preocupación y la belleza con la sordidez.

Para dar una idea argumental, se puede marcar que este «sainete de ciencia-ficción» trascurre en el año 2069.

Son encontrados en el lecho seco del Río Ñornirihua los manuscritos que permiten reconstruir la vida de Héctor Girardi y «su pasión por la literatura, pasión trunca, por cierto, al igual que el país al que perteneció Girardi».

Estos textos son sólo una colección de fragmentos y residuos defectuosos, pese a lo cual poseen una importancia inmensa en la medida que permiten recuperar las costumbres de ese país borrado ya de la faz de la tierra.

Para la protagonista Alicia Tealdi, la obra «tiene muy buena aceptación entre los jóvenes y adolescentes». Este dato que corroboró en una entrevista -que le realizó «Río Negro»- desde Bariloche, es el balance tras varios años de puestas especialmente en colegios secundarios. Respecto del argumento, consideró que «si bien no es optimista, sino que por el contrario pinta algo negro, como es el futuro de nuestro país, su carácter de pieza futurista o con una estética semejante al cómic es muy bien aceptada por ese fragmento de público». En esta obra «los diálogos son de una desgraciada comicidad y la risa del público subraya el ridículo de una tragedia cuya mueca plana no alcanza ni el patetismo ni la catarsis».

En «Postales argentinas» se intenta revisar algunos rasgos de nuestra identidad en los que el pretendido «ser nacional» ha sido obligado a reconocerse, por mandatos ancestrales, en rituales y obsesiones generalmente inconscientes y a veces autodestructivos.

La pieza puede parecer sin salidas. Sin embargo, para Tealdi, el humor es una salida.

«El poder reírse lo es. La salida también puede ser la mirada, la reflexión, la autocrítica».