Postales de un día electoral

La boleta única, ir a votar hasta con las mascotas y venta de delicias en las escuelas, son parte del color de la jornada electoral en Bariloche.

INTENDENTE 2013

Escrito en una pared del CEM 12 de barrio Melipal puede leerse: “El silencio no es mi idioma”. Como personajes infaltables pero desubicados los perros callejeros circulan por los pasillos de la institución. Perros y personas se combinan en un mismo escenario cívico. Son la metáfora de algo ¿pero de qué? Un candidato pondrá su voto en la urna y su imagen y sus palabras dichas al calor del momento circularán a gran velocidad por la web. Hace 20 años nadie lo hubiera imaginado.

En la Escuela 315 un cartel que promociona un tour a Mendoza, recital del Indio Solari incluido (perdón, la idea es completamente al revés), recibe a los votantes. Al lado del rostro del Indio, un busto de Sarmiento permanece indemne a los años. Una señora, un señor, otra señora, otro señor pasan llevando un pequeño perro en brazos, casi siempre blanco, por lo general de pelos ensortijados como si el animal acabara de ir a la peluquería canina. ¿Por qué la gente lleva a sus perros al cuarto oscuro?, pregunta el periodista a la fiscal María José Di Blasi que vigila las acciones en una escuela del barrio Nahuel Hue donde votan 1200 personas. “Es un día especial y no quieren que el perro se pierda su deber cívico”, contesta en broma. Este extraño acto de afecto debe tener connotaciones psicológicas sino importantes al menos interesantes. Los ciudadanos, más ciudadanos que nunca, esperan su turno en silencio. Resignados leen los mensajes en sus celulares. Juegan jueguitos de niños pensados para adultos. En este recinto un aro de basquet revela que los gritos son la norma durante la semana pero no hoy, un domingo que en la ciudad parece viernes por la tarde. En un pizarrón de comunicaciones, en letras grandes, hay una frase: “Leerle un cuento a un niño le duerme los ojos pero le despierta el cerebro”, Jopsiel Hernández.

En la escuela 367 del barrio Omega unos pibes venden empanadas y choripanes. Los fondos serán destinados a su viaje a Las Grutas. Irán el 17 de enero en plena temporada alta. El negocio va bien, explican. Cada choripán los pone unos centímetros más cerca de las olas. Aquí las mesas fueron puesta en un pasillo estrecho. Como culeras incómodas las personas se ubican unas junto a las otras. A pocos metros, en un salón amplio, los profesores han colgado un póster que contiene las recomendaciones de San Martín a su hija. Una señala: “Amor por el aseo y odio por el lujo”.

“La gente pregunta mucho por cómo se vota, pero es un método sencillo”, explica el fiscal Luis García en la escuela 343 del barrio Unión. “Fácil, muy fácil no tuve ningún problema”, dice Cristian Vera un joven que acaba de votar. ¿Ha decido ya su candidato?, pregunta el periodista a Huberlinda Muñoz. “Voy a votar por el que haga mejor las cosas. Yo necesito que me firmen un terreno, hace años que estoy peleando con los trámites”, indica Muñoz de pelo blanco y corto. “¡No, que estoy fea! ¡Chascona!”, le advierte al fotógrafo que retrata el momento.

Desde las calles interiores del barrio Omega, con las montañas aun nevadas en el fondo, vienen bajando los votantes. Es una postal hermosa, una pintura sin autor. “Quien persigue sus sueños logra alcanzarlos”, han pintado en la pared exterior de la escuela.

DeBariloche


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