Presupuesto: obras, castigos y orgullos

Río Negro tiene presupuesto para el año próximo. Y si bien se trata de estimaciones endebles, porque el contexto inflacionario y la pandemia restan solidez a los números, el proyecto diseñado por el gobierno provincial tiene conceptos claramente definidos.

Uno de los trazos más visibles es el relacionado con la obra pública. Saber cuánto y hacia dónde se dirigen los recursos que no se reservan para el pago de salarios ni obligaciones financieras permite sacar conclusiones sobre las prioridades de una gestión.

Roca no aparece beneficiado. En realidad, no aparece ni siquiera cerca del equilibrio en el reparto de los fondos para la infraestructura que se necesita para mejorar la calidad de vida de sus vecinos.

Un cuadro que recibieron los legisladores antes de la votación del viernes pasado muestra a la ciudad con 434.263.625 pesos para obra pública, logrando 106.399.519 pesos más que lo previsto para el mismo ítem en el Presupuesto 2021.

Ese 32,4% más de fondos no sólo representa una baja en términos reales de inversión, porque es inferior a la pauta inflacionaria cercana al 50% que tendrá este año, sino que además ratifica la desproporción que existe desde hace años en la asignación de recursos para las cuatro ciudades más pobladas de la provincia.

Cipolletti arrancará el 2022 con 1.443.868.432 pesos garantizados para obras, Viedma logró 2.497.306.609 pesos y Bariloche 2.548.474.159 pesos.

Esos números dan legitimidad al reclamo de los parlamentarios de la oposición, que advirtieron la continuidad de una sanción -no escrita pero palpable- para los roquenses, por tener un gobierno municipal de diferente signo político.

“No se castiga a una intendenta o a un legislador por ser opositor, por pensar diferente o querer una provincia sin deuda, más ordenada con progreso o con futuro. Sino que se castiga a los vecinos y vecinas de Roca, sin justificación alguna, en forma discriminatoria”, dijo el legislador José Luis Berros.

Adjetivos más, adjetivos menos, lo concreto es que los números pintan el escenario bastante parecido a la descripción del referente sorista.

Es cierto que el gobierno provincial buscó agilizar y garantizar inversiones nacionales en Roca -como el demorado Plan Director de Cloacas- pero esas gestiones no alcanzan a borrar la sensación de postergación, que no es originaria de esta gestión provincial sino que se repite desde que el exintendente, Martín Soria, y el exgobernador, Alberto Weretilneck, rompieron su alianza política.

Leer entre líneas declaraciones de la gobernadora Carreras también ayuda a entender el criterio de reparto.

La mandataria dijo en entrevistas recientes que el vínculo con la intendenta, María Emilia Soria, es formal pero a su vez complejo, porque nunca pidió audiencia para gestionar obras en Viedma.

Desde el municipio toman ese reclamo como una afrenta, porque consideran que no es necesario “ir al pie” para lograr lo que corresponde a los roquenses por derecho y peso propio.

Mal augurio para los vecinos. Si además de las diferencias políticas empiezan a tallar los orgullos, la expectativa de una distribución justa tendrá un horizonte cada vez más lejano.


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