Proceso Penal de Río Negro para todos: “100 de mortadela”

El sábado Juan salió con amigos. De vuelta a su casa –a eso de las 7 de la mañana–, al pasar por una despensa la panza le hizo un ruido…

Al otro lado de la ciudad a esa hora el fiscal descansa a profundidad de periscopio. Es decir, superficialmente, porque está de turno y la policía lo puede llamar en cualquier momento.

Juan llega a su casa, come algo y duerme. A las 11 lo despierta un ruido fuerte. Abre un ojo y ve a un policía que mientras le apunta le explica que están allanando por el robo a una despensa. Hay otro hombre –mira para todos lados como desorientado y asustado–, es el testigo del acto, iba a comprar el pan y terminó en la casa del vecino en compañía de las fuerzas de seguridad.

En la comisaría le explican que está detenido y que puede nombrar un abogado, o si no le designarán el defensor oficial. No dice nada. Le toman las huellas digitales y le informan que en un rato más lo llevan a una audiencia para formularle cargos.

“¿Y eso?”, piensa aturdido.

Resulta que a eso de las 8:15 el dueño de la despensa Xinlu llama al 911 y cuenta que al llegar al negocio encontró la vidriera rota. Falta la balanza electrónica y una mortadela bocha. A las 8:30 el fiscal llega al lugar. Imparte órdenes a la policía. Buscan testigos. Una vecina escuchó un vidrio romperse y vio a alguien saliendo de la fiambrería; no sabe si puede reconocerlo.

Actuar rápido

La cámara de seguridad del local –igual que la heladera de los yogures– suele funcionar de a ratos. La revisan y ven a un hombre de estatura mediana, delgado, de vaquero y camisa, que pasa por la vereda. Se corta la imagen y lo próximo que ven es a alguien saliendo mortadela en mano.

Uno de los policías sabe que ahí cerca vive Juan. El policía sospecha, toma coraje y le sugiere al fiscal que ahí puede estar lo que buscan.

El fiscal pide al juez una orden para allanar. Debe convencerlo de que no hay otra salida, que tienen algo más que “intuiciones” de que en esa casa están los objetos robados. Si existe urgencia, el fiscal explicará esas razones al juez por teléfono. Si no hay urgencia, habrá una audiencia rápida en que el juez deberá decidir si le “suspende” a Juan su derecho a la inviolabilidad del domicilio.

Las garantías

Ese juez es el representante de la Constitución y por eso es el garante de los derechos y las reglas que comenté. El fiscal no puede dibujar los datos con los que pide allanar. Se juega su credibilidad.

Ahora cuenta con algunas evidencias: la denuncia, el vidrio roto, un video, el relato de la vecina y de los policías. Tiene el testigo del allanamiento y finalmente lo tiene a Juan. Este es su caso.

Así Juan es llevado a Tribunales para la formulación de cargos. Como en las películas, el fiscal le contará a un juez que no conoce nada del caso, que tiene evidencias para sostener que algo pasó en tal lugar y a tal hora (la rotura del vidrio y el robo en la despensa), que eso que pasó es delito (porque está previsto y descripto en el Código Penal) y que Juan sería el autor.

A partir de ese momento el fiscal tiene 4 meses para investigar y definir si lleva a juicio a Juan. Ese plazo es el límite, y cuando se venza… será como los yogures de la despensa: no hay vuelta atrás.

Pero esa… esa es otra historia.

*Abogado, especializado en Derecho Penal


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