Pueblo Blanco, la playa secreta de El Chocón

A 73 km de Neuquén capital, crece por el boca a boca. Solo se puede ir los sábados y domingos y hay que pagar 500 pesos por vehículo para disfrutar de sus interminables playas de arena fina y blanca y sus aguas transparentes.

Pueblo Blanco, la costa más paradisíaca de El Chocón, ofrece del lado rionegrino interminables playas con aguas transparentes que desde la altura de los riscos se observan de color turquesa a unos 73 kilómetros de Neuquén capital.

Deportes náuticos y las indispensables sombrillas . Foto de Florencia Salto.

Para entrar a la costa hay que pagar entrada, pero como el precio es por vehículo y no por persona, si se hace un fondo común entre todos los que viajan se hace más fácil: cuesta $500 pasar el día y por $700 podés acampar a la noche y quedarte el día siguiente, el domingo. Sólo está abierto los fines de semana, así que ¡cuidado! Aunque sea tentador escaparse en cualquier momento libre, hasta Pueblo Blanco hay un lindo trayecto y no son tiempos de despilfarro.

Parador y proveeduría. Foto de Florencia Salto.

Justamente, si se trata de ahorrar y se te complica irte de vacaciones por varios días, estas magníficas playas blancas que alberga El Chocón, sobre el lago artificial Exequiel Ramos Mexía, pueden ayudarte a despejar la cabeza y huir de la rutina, al menos por el fin de semana.

“Dejamos a los chicos con la abuela y vinimos a pasar un día de solteros con varios amigos. Este lugar nos encanta”,

comentó Daniela mientras disfrutaba del agua.
Aguas transparentes. Foto de Florencia Salto.

A esta altura del mes, claro que $500 o $700 son significativos, pero valen cada centavo. Además, según el administrador de la proveeduría Bolivia Pub, Fernando, por llevarte tu basura antes de las 21 horas, te devuelven $100. Es una playa ecológica, por lo que se hace mucho hincapié en la limpieza.

Playas amplias. Foto de Florencia Salto.

Pueblo Blanco es una playa que en los últimos años se ha popularizado, más que por la promoción del lugar, por el boca en boca, pues quienes la visitaron se van encantados y contagian su entusiasmo por visitar la costa a todos los que conocen.

Solo se puede ir los fines de semana. Foto de Florencia Salto.

Y no es para menos. Esta península de arena fina y blanca, cuenta con un camino de tablas de madera que adornan el paisaje y que, tanto a su izquierda como a su derecha, te invita a descubrir lugares paradisíacos.
Hacia la derecha, se erigen imponentes acantilados a los que se pueden acceder por el sendero o por las rocas.

El camino de madera entre los acantilados. Foto de Florencia Salto.

Si sos de los que van en busca de aventura, resulta mucho más emocionante y placentero ir por la piedras que bordean el agua, saltando y escalando algunas rocas. Y para el broche final, un chapuzón de adrenalina. Claro está que para concretarlo con responsabilidad hace falta saber nadar, ya que hay trasladarse algunos metros para encontrar piedras que permitan acceder de nuevo a la orilla.

Una bahía tentadora. Foto de Florencia Salto.

Si el objetivo es pasar un día completo de descanso, relajado sobre la arena, el centro de la bahía resulta el escenario ideal. El agua no es tan fría y te permite quedarte nadando hasta que se te arruguen los dedos o tan sólo sentarte sobre la arena mojada a contemplar el paisaje: frente a la península se visualizan las formaciones rocosas conocidas como “El Gigante”.

Hay que pagar 500 pesos por vehículo. Foto de Florencia Salto.

A escasos metros, sobre el margen derecho de la entrada, se encuentra el baño y si se camina un poco más, el recorrido de madera te lleva hacia la proveeduría Bolivia Pub. Allí podrás disfrutar de algunos tragos veraniegos con alcohol pero también de jugos frutales, para los conductores responsables y los abstemios.

A supear en el lago artificial. Foto de Florencia Salto.

Con tu trago en la mano, ya podés volver a recostarte sobre la reposera a tomar sol. Si no llevaste, en el mismo parador te las alquilan por $300, al igual que las sombrillas. Estas últimas no pueden faltar, pues no hay ningún reparo del sol.

Chin chin en la orilla. Foto de Florencia Salto.

Es una playa para disfrutar en familia, con amigos, en pareja y, por qué no, en soledad con la compañía de un libro.

Ideal para pasar un largo rato en el agua. Foto de Florencia Salto.

Las mascotas no son bien recibidas en Pueblo Blanco. Como es una costa ecológica, se intenta preservar la limpieza y su fauna natural: zorros grises y colorados acostumbran visitar la playa y los perros pueden alterarse. También es muy común ver sapitos brotar de la arena blanca, así que no te asustes si alguno te sorprende.

Llevá tu propia sombra. Foto de Florencia Salto.

Al caer la noche, comienzan a aparecer los primeros fogones para hacer el asado. Pero tené en cuenta que sólo se pueden realizar a cinco metros de los senderos de madera, para prevenir incendios. Ahora sí ¡a disfrutar!

Este maravilloso oasis de agua turquesa y arenas blancas se encuentra a unos 73 kilómetros Neuquén capital.

Pueblo Blanco y sus playas. Foto: Florencia Salto.

El trayecto está muy bien señalizado, así que encontrar la costa de Pueblo Blanco será fácil. Hay que tomar la Ruta Nacional (RN) 22 (también se puede acceder por Autovía Norte) y continuar hasta la rotonda de Arroyito. Allí hay que seguir por RN 237 unos kilómetros hasta empalmar con la Ruta Provincial 68.
Luego hay que pasar la Represa de El Chocón y desembocar en la calle de ripio. Ahí mismo se anuncia un cartel que invita a seguir el camino hacia Pueblo Blanco con una flecha que lo direcciona. Aunque se abren tres caminos, hay que seguir derecho unos 9,5 kilómetros hasta toparse con un colectivo abandonado. Una vez que se observa, hacia la derecha se abre una entrada que conduce hacia una tranquera y una pasarela en la que te recibe el encargado del lugar.


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