El Buque y El Sótano, las playas que se vienen al sur de Las Grutas

Junto a Morella y Los chañares, son cuatro de las que atraen a quienes buscan tranquilidad y naturaleza después de Piedras Coloradas, a unos 15 km del centro. Hay un largo corredor de 42 km de playas agrestes hasta Fuerte Argentino.

Morella, Los Chañares, El Buque, El Sótano, en estas playas de aguas cálidas ubicadas al sur de Las Grutas, podés cerrar los ojos y escuchar el mar. Y abrirlos y seguir escuchándolo, sin que la música de ningún parador o el parlante de un turista interrumpa ese concierto.

El Sótano y sus cavernas. Foto: Martín Brunella.

Acá, en el corredor de las playas que están al sur de Las Grutas, no hay necesidad de convertirse en militante del ruido de las olas. Ni viralizar contenidos que garanticen una escucha tranquila de esa banda de sonido. Como el que está de moda este verano, que, sin sutilezas, recomienda: “Si vas a la playa, metete el parlante en el o…”. Y se replica a través de Facebook o estados de Whatsapp. En estas costas no es necesario ser tan directo. Porque no sólo son agrestes y tranquilas, sino que atraen a un público que, como disfruta de eso, es respetuoso del contacto con la naturaleza.

Naturaleza pura al sur de Las Grutas. Foto: Martín Brunella.

Tras Piedras Coloradas
En un momento la calma de estos rincones la tuvo Piedras Coloradas, el balneario ubicado a 5 km al sur de las bajadas céntricas de Las Grutas.

Morella, una de las primeras después de Piedras Coloradas, con vista a Las Grutas. Foto de Martín Brunella.

Pero con el tiempo, según sus fanáticos, se “contaminó” un poco con los condimentos que tienen los sectores más visitados y ahora esa búsqueda de espacios vírgenes se trasladó a estas zonas. Y ninguna de ellas defrauda.


El recorrido es amplio, y comienza justamente pasando “Coloradas”, para terminar en Fuerte Argentino, esa enorme meseta ubicada a 42 km del centro.

El Buque. Foto: Martín Brunella.

En ese trayecto, un corredor de playas hermosas pero carentes de servicios invita a disfrutar de paisajes únicos. Antes de aventurarse, es bueno saber que no existe servicio de guardavidas ni lugares cercanos para aprovisionarse, aunque año a año el sector esté cada vez más poblado.

Las Grutas vista desde El Buque. Foto: Martín Brunella.

Por eso, más allá de llevar agua y cosas ricas para vivir el día al aire libre, hay que asegurarse la movilidad adecuada. Los caminos son de arena y ripio, y lo aconsejable es manejarse con vehículos 4×4. Dicho esto, lo demás será lanzarse a la aventura y dejarse guiar por las ganas de descubrir rincones de ensueño.

Morella, Los Chañares, El Buque y El Sótano son los balnearios que, en ese orden, forman parte de este derrotero. Ninguno de ellos tiene cartelería formal ni identificación precisa y fueron bautizados por los vecinos, en base a anécdotas o características distintivas.

Hay 42 km de playas desde Las Grutas a Fuerte Argentino. Foto: Martín Brunella.

Playa por playa
Morella le debe su nombre a la hija de un residente de la zona que, por años, tuvo un rústico parador en el lugar, que luego fue desmontado.

Quienes llegan hasta allí disfrutan del avistaje de aves. Foto: Martín Brunella.


En Los chañares abunda esta vegetación bajita y típicamente patagónica, mientras que El Buque se llama así por una inmensa roca que queda al descubierto en bajamar, rodeada de sectores donde se forman lagunas.

Los Chañares. Foto de Martón Brunella.

En el caso del Sótano, unas cavernas naturales que pueden verse en el acantilado eran utilizadas por los recolectores costeros de pulpos para mantener frescas sus capturas, y de allí la similitud con esos espacios tan comunes en las viejas construcciones con el que fue bautizada.

Cada una de ellas tiene sus particularidades, y un paisaje distinto para descubrir que depende del estado de las mareas.

Grandes rocas quedan al descubierto en la bajamar. Foto: Martín Brunella.

Cuando el mar está pleno, las arenas densas de algunas de ellas, en las que los pies se entierran al correr hacia el agua, invitan a dejar pasar las horas entre chapuzones y siestas en la orilla. Otras, resguardadas por altos acantilados, ofrecen una diversidad de lagunas y pozones que quedan colmados cuando el mar se retira, y permiten disfrutar de esa tibieza salobre, como si fueran jacuzzis al aire libre.


Los que aman la pesca costera también pueden probar suerte con la caña, porque en la zona, al ser menos concurrida que otras, se dan mejores piques que en las playas del centro.

Fanas de la pesca desde chicos. Foto: Martín Brunella.

Y para aquellos que adoran investigar la naturaleza hay lugares increíbles. Como el Cañadón de las ostras, ubicado poco antes de llegar al Fuerte Argentino, donde, a simple vista, se encuentran ostras, caracoles, vieyras y mejillones fosilizados que datan de hace 12 millones de años.

Las playas del Cañadón de Las Ostras. Foto: Martín Brunella.

Un tesoro para contemplar sin alterar ni depredar, porque cada pieza es un testimonio histórico. Al regreso, el balneario Piedras Coloradas será la visita obligada. Es que después de tanta calma poder tomar algo rico en uno de los paradores se convertirá en uno de los imperdibles del verano.

Los pulperos solían resguardar sus capturas en las cavernas de El Sótano. Foto: Martín Brunella.

Los caminos que conducen a las playas del sur de Las Grutas son de arena y ripio. Por eso, para evitar incidentes, es preferible contar con vehículos adecuados antes de decidir el traslado hacia ellas. Lo ideal es movilizarse en 4×4.

Piedras Coloradas. Foto: Martín Brunella.

Ni en Piedras Coloradas ni en ninguna de las playas que conforman el corredor existe servicio de guardavidas. Por lo cual es imprescindible estar alerta y no tomar riesgos innecesarios a la hora de refrescarse en el mar.
Debido a la carencia de servicios sólo hay paradores en Piedras Coloradas. Por eso, hay que llevar todo para pasar el día sin sobresaltos. Es fundamental aprovisionarse con la suficiente cantidad de bebidas para hidratarse y de adecuada protección solar, para que la exposición no genere molestias evitables.

Piedras Coloradas. Foto: Martín Brunella.

Piedras Coloradas es la referencia obligada. Allí se puede compartir algo rico al regreso, o de pasada hacia otras playas. Por caso, en uno de los paradores el litro de cerveza está $190 y los licuados de medio litro $250. Ideales para acompañar una picada de mariscos hasta para tres personas con mejillones, cholgas, vieyras, pulpitos, rabas y langostinos ($1200).


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