Puerta a lo desconocido

Por Arnaldo Paganetti

El jueves 29 de noviembre de 2001 había sido imaginado por el Presidente como una jornada de concertación patriótica. Sin embargo, ese día no sólo no hubo un entendimiento generoso entre los distintos sectores de la vida nacional, sino que, como un potro salvaje que corre por las pampas sin rumbo, el peronismo impuso a Ramón Puerta al frente del Senado y lo colocó, a partir del 10 de diciembre, en la sucesión del Ejecutivo en caso de ausencia transitoria de Fernando De la Rúa.

¿Cogobierno forzoso? ¿Prolegómenos de un final anticipado, como ocurrió durante la administración de Raúl Alfonsín, en 1989?

El cada vez más agudo proceso de deterioro económico y social – hasta el último viernes negro se venían fugando por día unos 250 millones de pesos -, encuentra al gobierno débil e incapaz de recuperar la confianza de la gente, a pesar de que los bancos y las AFJP respondieron positivamente (claro que por su propia subsistencia) al canje de los bonos de la deuda, a una tasa de interés del 7 por ciento.

Con un riesgo país que va dejando atrás como un punto insignificante a Nigeria, la dinámica de la crisis tomó una velocidad supersónica, que obligó al ministro Domingo Cavallo a salir a cruzar versiones sobre feriados cambiarios y bancarios, a negar una devaluación y a planear de urgencia un viaje a Washington en busca de un salvamento de miles de millones de dólares.

El mercado, el ámbito comercial y financiero, que reina en el mundo globalizado, está dejando caer a una Argentina con agujeros en los bolsillos de sus pantalones, pero Cavallo apelará a las autoridades republicanas de Estados Unidos, luego de que el embajador en Buenos Aires, James Walsh, destacara ante directivos de ADEPA, la estrecha sociedad alcanzada contra el terror a partir de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.

Walsh destacó el activo rol del gobierno radical de De la Rúa «en el control y ejecución de medidas financieras y de seguridad tomadas contra Al-Qaeda y grupos terroristas conexos».

Los desplazamientos de Cavallo se ven dificultados por el complejo cuadro político interno. El encumbramiento del misionero Puerta en un cuerpo desprestigiado por las denuncias que en octubre del 2000 desembocaron en la renuncia -«rendición» al decir de sus detractores -, del frepasista Carlos «Chacho» Alvarez a la vicepresidencia, fue calificado por la flamante conducción de la UCR como un acto de rapiña que implica un golpe institucional, según la infeliz expresión del chaqueño Angel Rozas. Infeliz porque tanto el presidente De la Rúa como Nicolás Gallo, restaron trascendencia al episodio, no sin dejar de señalar el grave error en el que habría incurrido el Justicialismo.

Además de la lentitud en las ejecuciones, en la Casa Rosada también subsisten las contradicciones, puesto que el ministro del Interior Ramón Mestre, dramatizó la designación de Puerta y la vinculó directamente con la zozobra económica del viernes.

Algunos operadores delarruistas insinuaron que había que capitalizar la derrota en el Senado y presentar al Presidente como la víctima de una componenda, sin reparar que será el mismo De la Rúa quien termine confraternizando con Puerta, fiel a su estilo dialoguista.

El misionero de Apóstoles, uno de los referentes de la Liga Federal de provincias chicas del Justicialismo que quiere convertir en un hecho del pasado la pelea entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde, prometió seguir colaborando para que De la Rúa pueda llegar (nunca sin sobresaltos) al 2003.

Las promesas de Puerta están condicionadas por el clima de confrontación. En el acto de su consagración como presidente provisional del Senado, se cantó la marcha peronista y no el Himno Nacional, y entre los plateístas figuraron los sindicalistas Rodolfo Daer y Hugo Moyano. También tuvo un rol protagónico el gremialista y senador electo Hugo Barrionuevo, hostil al punto de no vislumbrar que De la Rúa pueda terminar su mandato.

Los movimientos de Puerta hacia lo desconocido serán más ágiles o torpes, según cómo se resuelva el liderazgo en el PJ, donde además de Menem y Duhalde, tienen aspiraciones de convertirse en primero entre pares, José Manuel De la Sota, Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá. Los dos últimos tienen una gran capacidad operativa, a pesar de administrar provincias pequeñas, en contraste con el cordobés y el bonaerense, que si bien mandan en los principales distritos, soportan situaciones sociales potencialmente explosivas por el horizonte de ajustes en las cuentas públicas.

Es lógico que los funcionarios traten de llevar calma, pero irrita la distracción de algunos estrategas que no se dan enterados de nada. Lo explicó Gallo en un reportaje a «La Nación»: al comunicar no deben formularse escenarios negativos.

La libertad de Menem terminó favoreciendo al gobierno, ya que el riojano sigue con una imagen muy dañada, pero mantiene intactas sus dotes para revolver el avispero en el Justicialismo.

La falta de jefaturas y programas se advierte en los dos partidos mayoritarios. Raúl Alfonsín se ausentó de la ceremonia de jura en el Congreso y Duhalde pasó desapercibido.

De las dotes de Cavallo para lograr algo de calma en los próximos días dependerá la arquitectura de los proyectos para marchar a la esquiva reactivación.

Luego de reunirse con Chrystian Colombo, Ruckauf difundió que antes de que finalice enero del 2002, se devaluará el peso, noticia desmentida de plano por De la Rúa y Cavallo.

Con los índices de consumo y construcción en baja, llamaron la atención las declaraciones de Carlos Solchaga, ex ministro de Economía de España y asesor de Colombo. Este amigo de los argentinos rememoró un título de una obra del escritor García Márquez («Crónica de una muerte anunciada»), antes de dar a conocer su diagnóstico: la falta de expectativas obedecen a la falta de financiamiento exterior y eso anticipa un desenlace que, en su cruda descripción, «será fatal».

Como dice en su canción Miguel Cantilo, el tiempo se acaba. Cavallo ya lanzó su bala. Espera que dé en el blanco y que aparezca la plata.

Arnaldo Paganetti

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


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