¿Qué pasa por la mente de un femicida?

Si bien no existe un perfil único, hay patrones de conducta que se repiten.

VIOLENCIA DE GÉNERO

Los especialistas concuerdan en que no existe un perfil único del femicida. Sí patrones de conducta que se repiten: “te mato porque sos mujer, porque sos mi propiedad y porque sos una cosa”. Es el machismo extremo y la víctima no puede hacer otra cosa diferente, sólo le pertenece a su agresor.

“Los femicidios acarrean una historia. El común denominador son situaciones de violencia de género crónica, estructural. El perfil psicológico habla de un constante maltrato verbal. Se va incrementando esa asimetría psicológica que deviene en la agresión física. Existe un desarrollo de preponderancia psicológica y de poder. El victimario no es que se torna violento con esa relación, sino que lo era antes de la relación. En algunos casos se suman patologías psiquiátricas, adicciones”, explicó Juan Pablo Durán, coordinador de la oficina de violencia familiar del Poder Judicial de Neuquén.

Muchos sabían el drama que acarreaba Miriam Flores, pero nadie consiguió impedir que Salvador Pucci la asesinara y dejara su cuerpo en un campo de La Pampa.

Miriam Flores quería dejar a Pucci. Se había mudado y vivía en su trabajo. Pucci la perseguía, la asfixiaba, seguía sus pasos a sol y a sombra. Estaba obsesionado con un posible engaño. La secuestró el 5 de mayo de 2010, la mató y enterró.

El perfil que hizo el psicólogo D’Angelo -extraído de la sentencia a 20 años de prisión que dictó la Cámara Criminal Primera de Neuquén- permite entender que los femicidas comparten patologías y patrones de conducta.

“Estructura paranoica y narcisista, comprende y dirige, aunque con una personalidad anormal en la relación interpersonal. (…) No soporta el abandono, tiene que tener el control sobre el otro. Ante el abandono puede aparecer una reacción desmesurada e intensa, enojo exagerado, fuerte y vehemente”, escribió el especialista.

Otro hecho que heló la sangre en la opinión pública ocurrió en la Cuarta Circunscripción de Río Negro y llegará a la instancia de juicio con la calificación legal de femicidio, que prevé prisión perpetua.

Se trata del asesinato de Cintia Vergara en Catriel, ocurrido en abril de 2014 cuando presuntamente su expareja, Cristian Fievet, que ahora está preso, pateó la puerta trasera de su casa, discutió con ella y le cortó el cuello con un cuchillo. Al momento del ataque, en la otra habitación estaban los hijos de la mujer, que son menores de edad. Respecto del acusado, el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial practicó el examen mental obligatorio y también la querella solicitó una pericia particular. Fuentes con acceso al expediente afirmaron que el de Vergara es un caso de “femicidio clásico” y que el perfil del imputado coincide con los patrones aplicables a este tipo de situaciones. “Es el concepto de mujer, cómo se ve a la víctima, la mata porque es de su propiedad”, explicaron.

Los femicidios son uno de los grandes flagelos contemporáneos. Según un informe de la “Casa del Encuentro”, durante 2014 se produjeron 277 muertes de mujeres por violencia de género, una cifra que escala hasta las 1.808 tragedias personales entre 2008 y el año pasado. En 2014, en Río Negro se produjeron siete crímenes y en Neuquén cuatro, pero la preocupación crece porque sólo en los primeros cinco meses de este 2015 se registraron tres casos vinculados con pobladores de San Martín de los Andes, de donde son oriundos los médicos Pervanas y Calveiras. Uno de los mayores problemas es que buena parte de esos casos se da en la intimidad impune de cuatro paredes. (AN/AC)


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