Quiroga denunció a Sitramune por pintadas injuriosas

Las leyendas atacan a la esposa del intendente.

NEUQUEN (AN).- El intendente neuquino Horacio Quiroga pidió ayer que la justicia investigue la autoría de una serie de pintadas injuriosas contra su persona, su esposa y parte del gabinete municipal; aunque el jefe comunal se expresó «absolutamente convencido» de que el ataque fue obra del Sindicato de Trabajadores Municipales (Sitramune).

Las pintadas, que aparecieron en un paredón de España 275 y en otro de Bahía Blanca y Richieri, llegan a tal nivel de bajeza y descalificación que este diario decidió no reproducirlas.

En las mismas, se agrede con violencia inusitada a la esposa de Quiroga y coordinadora de intendencia y gabinete, Marlene Velásquez, a quien claramente se la descalifica por su condición de chilena. Por eso, el intendente llevó al caso al Instituto Nacional contra la Discriminación y el Racismo (Inadi).

«Ellos se sienten orgullosos por su grosería y prepotencia, porque su ignorancia no los deja ver que son fascistas y xenófobos», sostuvo sumamente molesto Quiroga en diálogo con este diario.

Por otra parte, la denuncia judicial del mandatario comunal fue presentada ayer en el juzgado de Instrucción 6 de esta ciudad y se suma a la causa por coacción que Quiroga la inició hace un par de semanas al secretario general de Sitramune, Luis Martínez.

La investigación está en manos del magistrado Daniel Baressio quien antes de este hecho ya había definido indagar mañana a Martínez.

«No vi las pintadas, me contaron que están, pero nosotros no tenemos nada que ver. Esto es obra de los servicios de inteligencia que Quiroga tiene trabajando en la municipalidad, quieren embarrar la cancha ¿Por qué no se investiga qué hace el señor Pío Vaccari? y a todos los patovicas que andan con el intendente para arriba y para abajo», sostuvo el mandamás de Sitramune al ser consultado por este diario sobre las pintadas aparecidas ayer en dos calles de la capital neuquina.

Quiroga consideró que las pintadas son «agraviantes, injuriosas, incivilizadas y fascistas: lo único que les falta a estos grupúsculos es ponerse una camisa negra, porque no hay ninguna duda de que son actitudes fascistas», enfatizó en tono muy crítico.

En las pintadas se carga contra la esposa de Quiroga, Marlene Velásquez, y también se apunta a los subsecretarios de Servicios Públicos (por administración), Carlos Cides, al de Gobierno Alejandro Vidal y al de Acción Social Pablo Caraballal.

Si bien los agravios alcanzan a todos, contra la señora de Quiroga alcanzan una bajeza difícil de catalogar. A ella la denostan por el hecho de ser chilena y se le adjudica una presunta anterior condición social que se da a entender como denigrante: «¿Te acordás cuándo eras sirvienta (…)?», se lee en uno de los paredones al tiempo que el párrafo se completa con términos irreproducibles.

Uno de los escenarios de las pintadas fue el edificio de Servicios Públicos de Richieri y Bahía Blanca, un lugar donde habitualmente hay pintadas del gremio municipal.

«No tenemos nada que ver con esas pintadas, repudiamos esas pintadas, nosotros denunciamos a Quiroga y a su esposa por nepotismo y porque se llevan 30.000 pesos del presupuesto municipal», afirmó Martínez a manera de defensa.

Al pie de los brotes xenófobos

Los ataques del gremio municipal contra el gobierno de Horacio Quiroga tiene muchos antecedentes y la mayoría de las veces el blanco elegido ha sido su esposa Marlene Velásquez, coordinadora de intendencia y de gabinete. Pero en este crudo escenario -que mezcla luchas sindicales y posicionamientos políticos- nunca antes se había llegado a las profundidades de la bajeza, tal como se leyó en los paredones de España 275 y en la esquina de Richieri y Bahía Blanca.

El secretario general de Sitramune, Luis Martínez, dijo ayer por la tarde que él no vio las pintadas, que se las contaron y que el gremio no tiene nada que ver. Martínez dobló la apuesta y adjudicó la presunta autoría «a los servicios de inteligencia que tiene contratados Quiroga».

Sin embargo, muchos espectadores comunes y habituales del mundillo municipal recuerdan que a lo largo de los últimos tiempos ha sido un constante el ataque a la esposa de Quiroga, a través de pintadas y volantes que tenían un hilo conductor, con similitudes a las pintadas en cuestión.

Y aunque ahora se traspasaron todos los límites, hay una peligrosa certeza: a Marlene Velásquez se la descalifica no tanto por las presuntas falencias que le atribuyen sino por su condición de chilena.

Con todo, este hecho marca un antes y un después, y es sencillo deducir que ningún empleado municipal puede sentirse a gusto con el contenido del mensaje, ni siquiera aquellos que cultivan un odio visceral hacia la gestión Quiroga. Ojalá la justicia encuentre a los culpables y ojalá esta no sea la génesis de una campaña irracional.

Para quienes quieran leerlo, al pie de los brotes de xenófobos, hay una pista clara sobre la autoría del mensaje: una mente débil y estrecha, aunque sumamente peligrosa. (AN)


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