“Rabia por el agua de Las Grutas”

Como ciudadano argentino me produce horror y rabia saber que el agua corriente y “potable” del balneario Las Grutas es la causante de tantos males físicos en las personas residentes como en mi caso, turista. Hace diez años que con mi familia elegimos veranear aquí, dejando atrás las demás playas argentinas aunque somos originarios de Buenos Aires. Realmente me interesa mucho lo que pasa aquí, repito: como argentino y como ser humano. El 31 de diciembre de 2010 disfrutamos de hermosos e intensos fuegos artificiales. De repente y sorpresivamente se cortó la luz, que se restableció veinte horas después, fustigando a la totalidad de la gente y dejando la ciudad sin agua potable para beber, higienizarse y cubrir toda necesidad. Ni hablar de los servicios y su calidad. Esto produjo un serio perjuicio e incomodidad tanto a nuestras vacaciones, al cortarlas e irnos, como al complejo donde nos hospedamos, que se fue vaciando de turistas. Aconsejado a venir (de ahora en más) en febrero para no sentir el rigor de la infraestructura de la ciudad en los cotidianos meses de enero, no sólo nos encontramos con el mismo problema de la falta de agua sino también con el gravísimo flagelo de la contaminación del agua corriente. Horrible problema para el grutense y complicado panorama para el turista, que no sólo viene a descansar sino a convivir con el local, adquirir sus servicios y ayudar en la economía lugareña. Estas dificultades vienen de antaño y no importa el color del partido en el gobierno: no logran vencer sus problemas ni convencer a más turistas nacionales y extranjeros de relajarse y vivir la naturaleza de este espectacular golfo azul y su maravillosa gente. El agua es vida, es aseo, principal y fundamental recurso vital que necesita la comunidad para existir. Y al ser un recurso imprescindible para la vida, tanto del ser humano como de los animales y las plantas, en fin, para la comunidad entera, al no aclarar públicamente y debidamente informar a la población sobre su uso, percibo un dejo de responsabilidad en la salud de la sociedad por parte de las autoridades competentes y su máxima autoridad, el intendente Iud. Apelo al buen juicio del intendente para que cumpla con su responsabilidad en el cargo y transforme las palabras en realidad, porque el principal recurso natural produce enfermedades y la infraestructura del balneario en servicio eléctrico y cloacas es muy deficiente. El silencio, al no informarse adecuadamente sobre el uso del agua, produce temor en las personas al ver cómo se enferman. ¿Esta omisión la debería tomar como una acción terrorista o como una falta de responsabilidad política nada más, dado el tiempo transcurrido sin solución? ¿Cuántos pacientes se habrán atendido en los centros médicos tanto públicos como privados? Aclaro el concepto terrorista como terror o pánico generado por este silencio. A la falta de suministro de agua potable para la vida diaria de la comunidad (no es necesario señalar que el máximo culpable de las intoxicaciones es la misma empresa ARSA, de San Antonio Oeste) se añade el problema que tiene para potabilizar adecuadamente. Basta, por ejemplo, leer una noticia fechada el 6 del corriente para demostrar el desempeño de la empresa ARSA, titulada “Tras el derrame cloacal, sanearon la zona de la costanera grutense”. En la misma se comenta lo sucedido tras un derrame de cloacas que contaminó la playa y cómo se resolvió mágicamente el accidente cuasi ecológico… accidente por el que tuvieron que tirar más agua potable en el sector contaminado. ¿Leve incidente? ¿La responsabilidad empresarial? ¿La sanción? Infiero lógicamente que es de máxima urgencia hacer algo al respecto. Obviamente, también como ciudadano argentino apelo a la solidaridad y a la organización de la sociedad civil: a las sociedades de fomento, a las ONG, a las cooperativas, a las cámaras de comercio, a las diversas comunidades religiosas y a los gremios, o sea, a la opinión pública en general para que se articulen y fomenten diversos canales de comunicación y participación civil. Fernando Javier Ravera Aristizábal DNI 25.317.978 Buenos Aires

Fernando Javier Ravera Aristizábal DNI 25.317.978 Buenos Aires


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