Rafael Spregelburd dicta un seminario en Roca

El talentoso actor y director participará también de la Feria del Libro.

TEATRO

Con el título “Apuntes de Dramaturgia de Actores. La imaginación del actor para construir sentido”, el actor, dramaturgo, traductor y director Rafael Spregelburd –con la asistencia de Laura Fernández- dictará en Roca un seminario en el Instituto Universitario Patagónico de Artes (IUPA) y participará además en la 3º Feria del Libro de Fundación Cultural Patagonia. Sus clases serán hoy, de 15 a 20, el 5 de 10 a 20 y el miércoles 6 de 10 a 13

Entre otras de sus múltiples actividades profesionales, por estos días se sigue proyectando “El crítico”, coproducción argentino-chilena estrenada en abril, con dirección de Hernán Guerschuny, cuyo elenco Rafael encabeza con Dolores Fonzi; además hace “Spam” tres veces por semana en el teatro El Extranjero del porteño barrio de Almagro y graba un documental.

Formado en los talleres de dramaturgia de Mauricio Kartun y José Sanchis Sinisterra, y de actuación de Ricardo Bartis, Spregelburd , pertenece a una generación de autores que comprenden que la dramaturgia, la actuación y la dirección no son divisiones técnicas e impermeables, sino caras de un mismo problema estético: la producción y multiplicación de sentido.

Su obra elude etiquetas y modas, es un teatro de personales lenguajes de comunicación y de incógnitas, que le ha valido numerosos premios.

“El teatro intenta crear una realidad paralela en el escenario y para que ella se sostenga, debe tener verosimilitud, parecerse a algo… Ese parecido, creo yo que históricamente, ha sido forzado, modificado por distintos esquemas de realidad que la ciencia ha creado. El mundo, hasta el siglo pasado era newtoniano. Las reglas que explicaban su funcionamiento eran, como se llaman, reduccionistas. Lo que los técnicos, los químicos, los físicos de la Teoría del Caos, denominan reduccionismo, en el que impera el principio causa-efecto, de dirección única: la causa precede al efecto. Y la explicación de todos los fenómenos reales ronda el paradigma de la razón. Modelo científico por excelencia… Y aquello que no seguía ese modelo, los científicos lo iban metiendo en una especie de cajón, de galería de monstruos, en la que acumulaban cosas que llamaban catástrofes. Hay una rama, incluso de la epistemología, de la filosofía del conocimiento, dedicada exclusivamente a analizar por qué la realidad, lo que está vivo, tiene una estructura no reduccionista. El Principio de Incertidumbre y la Teoría de las Catástrofes son importantes para explicarlo… “

“Siempre me interesó que el teatro ha reproducido una forma de narración lineal, análoga con el newtonianismo. Lo más extremo, menciona Chéjov, es que si hay un revólver en el primer acto, tiene que ser disparado en el último. Y no puede ser causa de un efecto no presente en la obra teatral… Si alguien tose en el primero, tiene tuberculosis y de eso morirá al final. Es una suerte de lógica que redujo al teatro de tal manera que para el público que consume ficciones de otro tipo, literarias, cinematográficas, televisión, le ha sido reservado el lugar de la hermana tonta de esas artes porque constantemente está verificando lo que ya sospechabas. Si tosió, morirá tuberculosa… Esto se me ha revelado mucho y he dicho, es mentira. A veces puede ser que suceda, pero no tiene por qué ser así siempre.”

“La realidad es intermitente y sobre ello puede elaborarse una gran cantidad de ejercicios para actores y dramaturgos porque el teatro se trata de seguir mirando. Ocurre algo en el escenario y el público mira qué va a pasar… Verifica lo que esperaba y, sin darse cuenta, va aburriéndose, se apaga y comienza a tener una participación mucho más pasiva. De modo que me preocupa la generación de formas más fractales, no lineales. (Fractal es un objeto cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas; demasiado irregular para ser descripto en términos tradicionales y su forma es hecha de copias más pequeñas de una misma figura). En la Teoría del Caos se busca una causalidad compleja, muchas causas para un único efecto, muchos efectos para causas mezcladas, y el espectador debe utilizar su razón y su atención para distinguir lo uno de lo otro. No es más difícil, sino más complejo.”

Teoría del Caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que trata ciertos tipos de sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones en sus condiciones iniciales. Pequeños cambios en dichas condiciones pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo.

– Compleja es la vida y eso la hace interesante.

-Sí, pero no sólo es compleja. Las cadenas de carbono que biológicamente garantizan la forma de los seres vivos, son impredecibles. Bueno, si el teatro pretende devolver la vida al escenario, una obra realista (Javier casi deletrea esta palabra) debería ocuparse de lo vivo y no por hacer una mera copia de lo que ya sabemos de la vida, para enunciarla con eslóganes más o menos políticos, más o menos sociales.

-Detrás del pensador, hay un motor que te lleva siempre a hacerte preguntas y a no quedarte con la comodidad de lo sabido que funciona.

-Sí, pero no se relaciona tanto con alguna característica personal sino con la voluntad de convertirse en artista. Toda voluntad artística es de eterno aprendizaje, de desconfianza sistemática de lo que creemos información. Es cierto lo que sugiere tu planteo. Muchas personas, en la híper especialización, dejan de lado la erudición, la relación entre las cosas, la desconfianza de la información circulante. Porque los verdaderos acontecimientos que modifican el curso de los sucesos y tu pensamiento, son casi siempre impredecibles. Flotan y no se sabe de dónde vienen. Para tener la mente abierta y una actitud artística, hay que ser muy permeable a la forma catastrófica en la que los conocimientos se enganchan. ¿Por qué determinadas explosiones visuales, anécdotas o recuerdos, desatan una serie de imágenes enganchadas, marcos de referencia cruzados, que nadie tendría que haber puesto juntos? El artista se dedica a eso y por ello, se anticipa a su tiempo, muchas veces. Detecta síntomas que una sociedad aún no puede nombrar.

Decía (el pintor argentino) Luis Felipe Noé que el artista es un pensador de lo impreciso. Y por ser así, primero no puede pensarlo con claridad (sonríe Spregelburd), y segundo, en caso de exhibirlo, será una forma nueva que requiere, para poder comunicarse, conflicto, mucho malentendido.

-Y a la vez –supongo trabajarás en eso- generar un lenguaje que permita comprenderlo, por ejemplo, para tus alumnos en el Seminario del IUPA.

-Sí, pero no es un código tan complicado como puede parecer o pensarse. Se trata de una serie de ejercicios de observación de escenas, de lo que está ocurriendo. Claro, hay una base teórica en la que profundizar más o menos, pero no es la invención de pólvora alguna… Me parece que el código común se relaciona con decidir observar un tema, analizar un fenómeno en conjunto y ahí está el aprendizaje. No hay mucho más misterio…

-Dos corchos se tiran a un río y mientras la corriente sea suave, sus trayectorias estarán próximas y a lo sumo, se separarán de modo lineal, predecible. Pero, en partes turbulentas, cuando se formen remolinos, los corchos se apartarán rápidamente, con evoluciones bien diferentes… Si bien son iguales, caen al mismo tiempo y están en el mismo río, el derrotero final es inimaginable. Uno llegará al mar y otro quedará enganchado entre los juncos, en un remanso. Quizás…

-Por eso, la Teoría de las Turbulencias que estudia ese fenómeno, es la más atractiva para entender lo vivo. La pregunta sobre el destino del corcho hace que un espectador, ante un relato, esté en vilo. Ahora hay un teatro un poco caduco que se basa en una especie de, ¿cómo decirlo?, semiología de lo previsible. Transforma en signo lo que va a ocurrir, el futuro. Y está en crisis hoy… Los signos siguen existiendo porque trabajar sin ellos es imposible, pero sí puede construirse algún tipo de relato que hable de lo vital, de cuán impredecible es el derrotero de las formas.

Es además, muy liberador al dejar de lado el peso de la cultura judeo-cristiana, en la que los acontecimientos se ordenan como destino, y las cosas viajan en una misma dirección hacia el apocalipsis, que es una fantasía de las religiones y las palabras, también. Bueno, cada ser humano nace, vive y muere; reproducimos ese modo de análisis a todo en el cosmos y es lógico, pero no verdad…

Los sistemas se prestan energía para evitar fallecer como tales; si estuvieran aislados, sería posible que se eliminen hasta desaparecer, pero en la fricción entre uno y otro se prestan partículas volátiles que los modifican y el corcho que llegó al mar, a lo mejor, tiene efecto sobre un pez que al ingerirlo se envenena y quien lo pesca y lo come iba a ser un dictador y un país se salva de él…

Eduardo Rouillet


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