Cómo cuidar tu jardín en agosto: guía práctica para el fin del invierno

Agosto es un momento crucial para quienes tienen plantas. El último mes del invierno es clave para preparar el jardín para la primavera y, aunque aún pueden registrarse heladas, los días comienzan a ser más largos por lo que la luz del sol ilumina más tiempo. Por eso, te contamos cuáles son las tareas imprescindibles para cuidar tu jardín en agosto.

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Cómo cuidar tu jardín en agosto: guía práctica para el fin del invierno

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1. Protección contra heladas tardías

• Tapá las plantas sensibles con mantas térmicas, tela antiheladas o plástico (sin que toque directamente las hojas).

• Regá por la mañana, así el suelo retiene el rayo del sol, además evitás la poca luz y las posibles heladas de la noche.

2. Poda de limpieza y formación

• Es un buen momento para podar árboles y arbustos antes de que broten. Quitá ramas secas, enfermas o cruzadas.

• En rosales y frutales, la poda ayuda a mejorar la floración y producción.

3. Preparación del suelo

• Remové la tierra de canteros y macetas.

• Incorporá compost o abono orgánico para enriquecer el sustrato.

• Si el suelo está muy compactado por las lluvias, airealo con una horquilla.

4. Fertilización anticipada

• Usá fertilizantes de liberación lenta para que las plantas tengan nutrientes cuando comiencen a activarse.

• Evitá fertilizar en exceso: solo en plantas que ya muestran señales de brotación.

5. Control de plagas invernales

• Revisá las plantas, especialmente en la base y el envés de las hojas.

• Podés aplicar jabón potásico o aceite de neem para prevenir pulgones, hongos y plagas en general.

6. Siembra de temporada

• Podés comenzar a sembrar flores de primavera/verano (como petunias, caléndulas o zinnias) en almácigos protegidos. También es ideal para sembrar hortalizas de primavera temprana: tomates, pimientos, albahaca

7. Mantenimiento general

• Rastrillá hojas secas y malezas.

• Limpiá herramientas y macetas.

Tip extra

Limpiar el polvo de las hojas: se trata de un gesto clave para preservar la salud de tus plantas, ya que, con el paso del tiempo, el polvo se acumula sobre las hojas, especialmente en plantas de interior o aquellas que están en zonas poco ventiladas. Aunque no lo notemos a simple vista, esa capa impide que las hojas absorban correctamente la luz solar y hagan bien la fotosíntesis.