La paridad de género, lejos de ser una realidad en la política regional

En Río Negro y Neuquén hay leyes pioneras, sin embargo el “50 y 50” sigue quedando en los papeles.

Pasaron siete meses desde que el Senado dio media sanción al proyecto de ley de paridad en las listas electorales. Y falta menos de un mes para que deban presentarse las precandidaturas para el Congreso de la Nación. Sin embargo, el “50 y 50” todavía enfrenta una montaña de excusas, que se repiten desde hace años y que convierten en ficción la declamada igualdad de género en la Argentina.

Tener ley es un paso. Importante. Pero el desafío es mucho más amplio y profundo, porque implica cambiar la mentalidad de la política en el país.

Río Negro puede dar fe de las dificultades para que mujeres y varones asuman desde un pie de igualdad los espacios de representación institucional que se logran a través del voto popular.

La provincia tiene ley de paridad desde hace 15 años, pero las mujeres nunca fueron mayoría en la Legislatura. Actualmente son 20 sobre 46 integrantes del parlamento provincial, es decir un 43,4 por ciento.

La historia no oficial de esa norma habla por sí sola sobre el abismo que separan las declaraciones de las convicciones a la hora de abrir las puertas de la política a las mujeres.

Una dirigente radical dice que escribirá en sus memorias los entretelones de ese debate, en el que las mismas integrantes del bloque radical tuvieron que apelar a una “mentira piadosa” para que el entonces gobernador, Pablo Verani, no vetara la ley 3.717, sancionada el 17 de diciembre del 2002 y promulgada el 31 de enero del año siguiente. Antes de eso, ni siquiera los correligionarios de su propio bloque aceptaron acompañarlas para aprobar la iniciativa (ver aparte).

Neuquén avanzó recientemente con una ordenanza para que los próximos concejales de la capital surjan de listas integradas en partes iguales por mujeres y varones.

Sin embargo, el primer precedente lo marcó el Deliberante de Zapala, ya que desde 2006 tiene una ordenanza promulgada de esas características, que fue incluida en su carta orgánica.

A nivel provincial las limitaciones se mantienen idénticas a las nacionales, pero el escenario cambiará en el 2019, cuando entre en vigencia la paridad aprobada en el nuevo Código Electoral (Ley 3.053)

Situación nacional

“La voz de una mujer tiene el mismo valor que la de un hombre. La política avanza, las mujeres no” es el eslogan de la campaña nacional #MujeresALaPolítica, que desde septiembre del año pasado articula acciones entre Amnistía Argentina y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género.

“El objeto de la campaña es desnaturalizar la idea de que los varones están más calificados que las mujeres para ocupar cargos legislativos”, explican desde la cuenta de Twitter @MujeresALaPol.

Allí recuerdan que “nuestro país fue precursor en la sanción de una ley de cupo femenino”, pero advierten que “25 años después es un techo de cemento para las mujeres”. Sin embargo, en el último informe hecho por Amnistía, denominado “Agenda para Argentina en Derechos Humanos”, se reflejan todas las desigualdades.

Es que en el ámbito del Poder Ejecutivo las mujeres en cargos jerárquicos dentro del Ejecutivo nacional (entre ministerios, secretarías y subsecretarías) no superan el 22 por ciento. Eso se repite en el Congreso de la Nación, con menos del 40 por ciento de los puestos.

A raíz de estos resultados, la organización recomendó “promover los mecanismos, efectivos y transversales, que garanticen la representación paritaria de las mujeres en los cargos jerárquicos”, además de “avanzar en la efectiva aprobación de una ley que promueva la paridad en la composición de los órganos legislativos”.

Milesi: “Sin ley

no existiríamos”

“No siempre llega la más militante, sino la esposa de… la hermana de…”

“La primavera de la participación ya pasó, tal vez porque la experiencia demostró que las que llegan no son las mujeres más representativas o las más luchadoras”.

María Inés García, legisladora provincial por la UCR, entre 1999 y 2011.

de los 24 distritos argentinos tienen ley de Paridad para las elecciones de cargos legislativos. A nivel nacional aún no hay ley.

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gobernadoras hay en la Argentina desde fines del 2015. Se trata de un dato inédito en la historia política del país.

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Datos

La legisladora y exdiputada nacional Marta Milesi –radical y actualmente en el bloque de Juntos– celebra la existencia de una ley provincial de paridad de género. “Hay que agradecer que está la ley y que somos 20. Porque si recorrés los circuitos, en casi ninguno las listas son encabezadas por mujeres. En la sábana sí o sí lo tienen que poner, pero en los circuitos ocurre que ponen a dos varones titulares y dos mujeres suplentes, y nunca se llega a cumplir que esté equiparado”, describió.
Milesi cree que el próximo desafío está en los municipios. “Habría que avanzar con la paridad, sobre todo en aquellos que están reformando sus cartas orgánicas”, propuso.
María Inés García fue una de las impulsoras de la paridad de género electoral en Río Negro.
Casi 15 años después de ese logro, reconoce que la ley provincial tiene varios problemas.
“Se logró el objetivo, pero la política sigue siendo un terreno masculino, por lo cual los hombres se las ingenian para seguir siendo mayoría. Principalmente, no siempre poniendo a las mujeres más militantes de los circuitos o las ciudades, sino poner a aquellas mujeres que terminan siendo la esposa de… la prima de… o la hermana de…”
“Después, el tema es que en la constitución de las cámaras suelen quedar mayoría de varones, porque en las listas de los circuitos casi siempre son dos varones y una mujer como titulares. Entonces, si los tres que entran son del mismo partido se da el 2 y 1, pero si entra uno de la oposición también casi siempre es varón, así que ese desequilibrio se mantiene”, evaluó la dirigente roquense.
Y coincidió con Milesi en la necesidad de tener ordenanzas municipales y leyes nacionales en igual sentido.
“Yo valoro y defiendo estas leyes, porque en este contexto, si no hubiera sido por esto, las cámaras serían absolutamente masculinas”, concluyó.
“La primavera de la participación ya pasó, tal vez porque la experiencia demostró que las que llegan no son las mujeres más representativas o las más luchadoras”.

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