“Río Negro”, la trata y los avisos de oferta sexual

En una reciente carta de lectores, el concejal roquense Luis Di Giacomo aludió a un tema que han puesto en el centro de los debates los organismos que luchan contra el detestable negocio de la trata de personas con fines de obligarlas a ejercer la prostitución. En el contexto de su malestar por la desvinculación de un blog, Di Giacomo cuestiona la decisión de “Río Negro” de sostener avisos de oferta sexual paga. Probablemente el edil desconozca que este diario nunca ha sido ajeno a esa preocupación y que ha puesto en marcha hace ya un tiempo medidas tendientes a evitar que redes delictivas se valgan de avisos clasificados engañosos para captar personas con falsas promesas de empleo o para obtener clientes para sus organizaciones. Al resolverlo, “Río Negro” tomó en cuenta que en Argentina no está penado que una persona -hombre o mujer adulto- reciba dinero de otra por mantener relaciones sexuales. En virtud del artículo 18 de la Constitución Nacional, esta actividad ejercida voluntariamente no podría de modo alguno ser obstruida, como tampoco el derecho a comunicarlo a través de avisos publicitarios como cualquier otro trabajo lícito. En nuestro país, y en muchas partes del mundo, las y los trabajadores del sexo bregan por el reconocimiento de sus derechos. Pelean contra el estigma social, el prejuicio y la criminalización de la prostitución. Defienden un abordaje sanitario, psicológico, jurídico y social de su profesión. Sí son delito las conductas consistentes en forzar a alguien a prostituirse. La injerencia de un intermediario -proxeneta, “cafisho” o “fiolo”- , o directamente una organización criminal que explote a la persona es lo que todos, incluidos los medios de comunicación, debemos combatir sin medias tintas. “Río Negro” -en sus crónicas y espacios de opinión, al revelar escuchas secretas y complicidades policiales- ha hecho tal vez más que ningún otro medio en la región para describir y señalar con determinación a las mafias que fuerzan, engañan y hacen trabajar a jóvenes mujeres en un régimen de virtual esclavitud. Y viene demandando de las autoridades del Ejecutivo y la Justicia valentía para cercarlas en lugar de apañamiento, del mismo modo que reclama garantías de protección a las pocas mujeres que se animan a denunciar tales hechos. En consonancia con esa línea editorial, al recibir avisos clasificados se tiene particular cuidado. Ciertamente no es fácil determinar qué avisos provienen de una persona que ejerce la prostitución en forma autónoma o de un tercero decidido a explotarla. Pero no imposible, aun cuando sería impensable que el diario violara la intimidad individual de las personas para investigarlo. “Río Negro”, en este aspecto, ha tomado recaudos para impedir la publicación de demanda de empleo destinado a mujeres para actividades sospechosas de encubrir proxenetismo, tales como ofertas para trabajar en agencias VIP, pubs o bares a porcentaje, en ciudades distantes o con pernocte incluido. También rechaza toda publicidad que incluya alusiones a menores de edad o terminología infantil. Y exige como condición ineludible documento que acredite la identidad del emisor. Entendemos que de este modo no se discrimina y se concilia el respeto a la libertad individual con la inexcusable prevención de conductas ilícitas deplorables.

A NUESTROS LECTORES

ÍTALO PISANI Editor responsable de “Río Negro”


En una reciente carta de lectores, el concejal roquense Luis Di Giacomo aludió a un tema que han puesto en el centro de los debates los organismos que luchan contra el detestable negocio de la trata de personas con fines de obligarlas a ejercer la prostitución. En el contexto de su malestar por la desvinculación de un blog, Di Giacomo cuestiona la decisión de “Río Negro” de sostener avisos de oferta sexual paga. Probablemente el edil desconozca que este diario nunca ha sido ajeno a esa preocupación y que ha puesto en marcha hace ya un tiempo medidas tendientes a evitar que redes delictivas se valgan de avisos clasificados engañosos para captar personas con falsas promesas de empleo o para obtener clientes para sus organizaciones. Al resolverlo, “Río Negro” tomó en cuenta que en Argentina no está penado que una persona -hombre o mujer adulto- reciba dinero de otra por mantener relaciones sexuales. En virtud del artículo 18 de la Constitución Nacional, esta actividad ejercida voluntariamente no podría de modo alguno ser obstruida, como tampoco el derecho a comunicarlo a través de avisos publicitarios como cualquier otro trabajo lícito. En nuestro país, y en muchas partes del mundo, las y los trabajadores del sexo bregan por el reconocimiento de sus derechos. Pelean contra el estigma social, el prejuicio y la criminalización de la prostitución. Defienden un abordaje sanitario, psicológico, jurídico y social de su profesión. Sí son delito las conductas consistentes en forzar a alguien a prostituirse. La injerencia de un intermediario -proxeneta, “cafisho” o “fiolo”- , o directamente una organización criminal que explote a la persona es lo que todos, incluidos los medios de comunicación, debemos combatir sin medias tintas. “Río Negro” -en sus crónicas y espacios de opinión, al revelar escuchas secretas y complicidades policiales- ha hecho tal vez más que ningún otro medio en la región para describir y señalar con determinación a las mafias que fuerzan, engañan y hacen trabajar a jóvenes mujeres en un régimen de virtual esclavitud. Y viene demandando de las autoridades del Ejecutivo y la Justicia valentía para cercarlas en lugar de apañamiento, del mismo modo que reclama garantías de protección a las pocas mujeres que se animan a denunciar tales hechos. En consonancia con esa línea editorial, al recibir avisos clasificados se tiene particular cuidado. Ciertamente no es fácil determinar qué avisos provienen de una persona que ejerce la prostitución en forma autónoma o de un tercero decidido a explotarla. Pero no imposible, aun cuando sería impensable que el diario violara la intimidad individual de las personas para investigarlo. “Río Negro”, en este aspecto, ha tomado recaudos para impedir la publicación de demanda de empleo destinado a mujeres para actividades sospechosas de encubrir proxenetismo, tales como ofertas para trabajar en agencias VIP, pubs o bares a porcentaje, en ciudades distantes o con pernocte incluido. También rechaza toda publicidad que incluya alusiones a menores de edad o terminología infantil. Y exige como condición ineludible documento que acredite la identidad del emisor. Entendemos que de este modo no se discrimina y se concilia el respeto a la libertad individual con la inexcusable prevención de conductas ilícitas deplorables.

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