Roca: ideas puntuales para mejorar la ciudad en el post Covid

Urge adecuarnos a la nueva normalidad. Darle mayor importancia a las veredas, crear más centros en la ciudad, presencia de más verde con zonas de descanso y encuentro, embellecer la Tucumán... propuestas que plantea Mijal Orihuela, arquitecta urbanista.

Por Mijal Orihuela, arquitecta urbanista

Durante el siglo XX fue el auto el que estructuró las calles comerciales. Pero en los últimos años la tendencia es hacerlas cómodas y seguras para los peatones y ciclistas. A su vez, el Covid 19 nos recuerda la importancia de los centros barriales como lugares de vida fundamentales para las ciudades y su gente. En ese contexto, nos preguntamos ¿cómo podemos mejorar el sistema de centralidades roquenses?

«El Covid 19 nos ha hecho tomar consciencia de la necesidad de que las personas podamos realizar gran parte de nuestras actividades diarias cerca de casa», subraya la arquitecta roquense Mijal Orihuela.

Hace veinte años que en Argentina comenzaron a aparecer centros comerciales a cielo abierto (CCCA), esas calles convertidas en atractivos paseos de compras. Por lo general tienen veredas parejas y al mismo nivel que la calle, no tienen cableado aéreo, los carteles de los comercios se encuentran a una misma altura, la altura de las luces está pensada en relación a la escala humana, cuentan con conductos pluviales gracias a los cuales las cunetas no se inundan, están equipadas con asientos, cestos de basura, bicicleteros y, en el mejor de los casos, poseen abundante vegetación.

Si a algo nos ha incentivado la pandemia es a mirar con mayor atención a los pequeños centros comerciales de nuestros barrios y preguntarnos, ¿por qué no? Roca está llena de lugares donde en una o dos cuadras podés encontrar todo tipo de comercios. Por ejemplo, la calle Misiones entre Alsina y Tres Arroyos: en 100 metros tenés un supermercado, una panadería, una verdulería, una pollería y varios negocios más. ¿Qué pasa si embellecemos esas dos cuadras? ¿Si las hacemos más seguras para las personas que van a pie? ¿Si nivelamos las veredas? ¿Si agregamos vegetación para que sea un espacio bonito, que en verano tenga sombra y que en primavera se llene de lindos aromas? ¿Si nos aseguramos de que no te empapes los pies cada vez que te bajás del auto a comprar algo en un día de lluvia?

Las veredas se ensancha, incorporan áreas de descanso y encuentro, suman más verdes… es la tendencia en las planificaciones urbanas post Covid 19.

El Covid 19 nos ha hecho tomar consciencia de la importancia de los centros barriales, de que las personas podamos realizar gran parte de nuestras actividades diarias cerca de casa y de lo diferente que es la calidad de vida en una u otra zona de la ciudad. Ocuparnos de construir pequeños paseos comerciales en toda la ciudad puede ayudarnos a mejorar la rentabilidad de los comercios de minoría en estas zonas, crear espacios de calidad por toda la ciudad, hacer los lugares de compras más seguros para las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas con movilidad reducida, hacer de Roca una ciudad más atractiva en su conjunto y, en definitiva, hacerla una ciudad más equilibrada y justa para todas las personas que vivimos en ella.

Aplicar la misma estrategia en la Tucumán sería genial; esto implica una obra pública mucho más grande y en un momento de crisis como este es muy importante pensar estrategias económicamente viables. Es en ese marco que pensamos en los barrios periféricos como el nodo de la propuesta. Sin embargo es una realidad que el centro es la cara más visible de Roca y un lugar al que todos vamos en algún momento u otro. Entonces, ¿qué podríamos hacer para que sus calles sean más seguras y el tránsito más ordenado? ¿Qué podemos hacer para poco a poco empezar a embellecer nuestra querida Tucumán? ¿Qué podemos hacer para disfrutar de ella aunque no queramos comprar? ¿Cómo podemos hacerla menos ruidosa? ¿Y cómo podemos lograr todo eso a un costo razonable?

Los parklets (áreas de descanso, sombra y en encuentro) hacen de las calles comerciales lugares más cómodos y seguros para todas las personas. Pero también benefician a los comerciantes; en múltiples lugares se ha comprobado que peatonalizar las calles comerciales redunda en un incremento de las ventas. A más peatones, mejor negocio.

Mijal Orihuela, arquitecta urbanista

A modo de posible solución se nos ocurrió una triple estrategia.

Primero, mejorar la seguridad vial de las esquinas en que no hay semáforos, agrandando las ochavas para prevenir que haya autos estacionados demasiado cerca de las esquinas (como se ha hecho en algunos sectores de Damas Patricias) y pintando las sendas peatonales. Esto beneficia tanto a los automovilistas y motociclistas como a los peatones y ciclistas, al aumentar su rango de visión (ves mejor si hay alguien cruzando), reducir el espacio de calzada que el peatón debe atravesar (por el ensanche de la vereda en el sector) e instar a los conductores motorizados a reducir la velocidad inconscientemente (porque la calzada se hace más angosta y hay elementos diferentes a los del resto de la cuadra).

El rediseño de las esquinas permite hacerlas más segura para automovilistas y peatones.

La idea es simple, muy simple, ¡tan simple como marcar las ochavas y sendas con pintura, y, poner macetones para los distraídos! Esta estrategia se ha usado en muchos lugares del mundo: es barata, efectiva, bonita y permite a la gente probar cómo se siente y decidir si quieren que siga siendo así o que vuelva a ser como antes. Si colocar semáforos cuesta como mínimo unos U$S 8.000 (alrededor de $ 1.050.000), ¿qué perdemos con probar alternativas más económicas?

Ni bien surgió esta idea, apareció también la pregunta: ¿y las plantas quién las riega? Esto es un desafío, pero también tiene una solución sencilla: hay plantas nativas de la zona y de otras áreas áridas que necesitan poco riego y pueden sobrevivir con el agua de lluvia o con un riego semanal. Ciudades como Los Ángeles tienen muchísimos espacios públicos y veredas particulares parquizadas con vegetación de este tipo. Además, los macetones y la plantación pueden ser una excusa para invitar a distintos grupos a participar de la iniciativa, por ejemplo, ¿qué tal si alguna de las escuelas o redes de artistas y artesanos se suma a decorarlas?

El segundo punto es invitar a los frentistas a hacer parklets, pequeños espacios recreativos instalados delante de sus locales u organismos, ocupando el espacio para estacionar uno o más autos. Esto también se ha hecho en muchas ciudades y sirve para crear lugares donde la gente pueda sentarse, descansar, disfrutar un rato, tocar la guitarra y ver la gente pasar ¡sin necesidad de ensanchar la vereda en toda la cuadra!

En muchas partes del mundo arman «parklets» que pueden tener una presencia incluso efímera. Puede cambiar de ubicación o de diseño. En zona de centros comerciales estos espacios incluso ayudan a aumentar las ventas en negocios del lugar.

Quizás podríamos empezar con una prueba piloto, con tres de estos módulos, que sean móviles o efímeros y ubicarlos en diferentes puntos de la Tucumán. Tal vez convendría hacer esta prueba en un sector limitado, como por ejemplo, entre Avenida Roca y Buenos Aires. O quizás podríamos crear nuestro propio Park(ing) Day. Una celebración que ya se hace cada año en más de 200 ciudades de todo el mundo. Se trata de colocar durante un día parklets efímeros, que luego son retirados, y que sirven de excusa para pensar juntos sobre cómo usamos el espacio público, cómo nos gustaría que sea, la importancia de la vegetación urbana, distintas formas de reciclar materiales y muchos otros temas.

Como hace mucho tiempo ya que los parklets dejaron de ser una forma de urbanismo subversivo, y, múltiples municipios los adoptaron como una figura legal mediante la cual proveer a los frentistas la posibilidad de contar con un mayor espacio de uso para realizar sus actividades, los hay de todos los diseños y características, incluso permanentes.

¿Quién riega las plantas en los parklets que se instalen? La arquitecta Mijal Orihuela, en esta nota, plantea soluciones sencillas y posibles.

Estas instalaciones hacen más lindas las ciudades, generan espacio para incorporar vegetación y crear filtros entre los autos y los peatones, ayudan a descomprimir zonas de las veredas que están congestionadas, permiten colocar bicicleteros, invitan a realizar todo tipo de actividades, como tomar café, exponer obras de arte, jugar o reunirse con amigos. En definitiva, los parklets hacen de las calles comerciales lugares más cómodos y seguros para todas las personas. Pero también benefician a los comerciantes porque, por contrario a lo que el sentido común nos dice, en múltiples lugares se ha comprobado que peatonalizar las calles comerciales redunda en un incremento de las ventas: a más peatones, mejor negocio.

En tercer lugar pensamos que podríamos idear un plan de conservación e incorporación de vegetación. Uno de los grandes problemas observados en los CCCA argentinos es la copia de modelos extranjeros, lo que conlleva a la adopción de una imagen similar, que no logra diferenciar a la ciudad de las demás. Dotar a nuestro sistema de centralidades de una “identidad verde” podría diferenciarnos de otras localidades. A su vez, las plantas en la calle son muy útiles: retienen el agua de lluvia, de modo que la calle se inunda menos; absorben parte de la contaminación sonora; purifican el aire; emanan aromas agradables. Esto es especialmente importante para los no-videntes, porque ellos tienen el sentido del olfato más desarrollado que otras personas y el perfume de la vegetación puede ayudarles a saber dónde se encuentran; pero es también valioso para los videntes, quienes recordamos un 5% de lo que vemos pero un 35% de lo que olemos. Bien combinadas, las distintas especies vegetales ayudan a conservar o regenerar la biodiversidad urbana, brindan sombra y reducen la temperatura en los meses de calor, cuando tienen follaje, dejando pasar el sol en los meses fríos; y, además, por su color verde tienen un efecto relajante sobre las personas. En definitiva, las plantas y los árboles son tan favorables para la salud de la ciudad como de las personas que la habitan.

Muchos centros comerciales en distintos barrios de la ciudad, una propuesta que muchas ciudades del mundo ya están implementando tras la pandemia del coronavirus. Esta tendencia tiene varias explicaciones, todas tendientes a preservar la buena salud de la población.

Este texto pretende ser un disparador, una invitación. Una invitación de Prioridad Peatonal y la asociación civil Casa de la Cultura a los vecinos, comerciantes, asociaciones de empresarios, colegios profesionales, escuelas de arte, comunicación, diseño y arquitectura, centros de jubilados, organizaciones de derechos humanos, asociaciones civiles, movimientos sociales, y, a todos aquellos individuos y colectivos que se sientan motivados a compartir sus saberes, proponer ideas y pensar en conjunto, porque unidos somos más fuertes, juntos somos más creativos, y porque a Roca la hacemos entre todos.

Producción: Horacio Lara, hlara@rionegro.com.ar


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