Roca: las emociones desbordan cuando aparecen los artistas de «Tradere»

Músicos, actores y bailarines vienen irrumpiendo en la vida cotidiana de Roca, desde 2015. Sin escenario, sin público establecido, se los puede encontrar en una sala de espera, en un semáforo, en una oficina pública ó junto a las camas de un hospital. Sin presentador y de sorpresa.

“Tradere” es el nombre de este equipo de jóvenes que sostienen un proyecto de Extensión que apoya el IUPA (Instituto Universitario Patagónico de las Artes). Son los acordes de una guitarra los que cortan la tensión de los trámites o la preocupación de la jornada. La dulzura de una flauta, los pañuelos en el aire de una zamba en zapatillas. Esa es la oferta que brindan a quien quiera verlos, disfrutarlos o seguir de largo. No cobran “a la gorra”, ni esperan el dinero de nadie.  

El equipo

Empezó como un proyecto a pulmón entre Florencia Sánchez y Melina Albornoz, ambas dedicadas a enseñar danzas folclóricas y también al cine, en el caso de la primera. En 2017 completaron equipo con Yoel Zúñiga, también estudiante del séptimo arte. Desde entonces organizan y convocan a otros que quieran sumarse en cada nueva salida. Llegaron a tener ocho por mes, con todo el esfuerzo que eso implica. Hoy la expectativa es equilibrar en dos o tres.  

El motor original fue resignificar la cultura argentina en la zona, tras reconocer que “al día de Halloween lo conoce todo el mundo y nadie sabe cuándo es el día de la Tradición”. Desde entonces no sólo apuntaron al folclore, sino también a otros géneros.

La personificación de dos gauchos en disputa, frente al Monumento a la Manzana, formó parte de las primeras pruebas de fuego. Desde ahí, cada nueva cita es un desafío para renovarse, pero siguiendo ese pilar como guía.

Las anécdotas

En diálogo con “Río Negro” y recordando los videos que difunde el IUPA en su cuenta de Facebook, desbordaron los recuerdos. Como la vez que no los autorizaron a interrumpir el tránsito en Av. Roca y Tucumán. Entonces “cronometraron” las coreografías, para bailar en lo que duraban los cortes de semáforos.

O la emoción de una mujer en ANSES, que lagrimeó al ponerse la escarapela, para una fecha patria. En el Ministerio de Trabajo les agradecieron, porque solo los visitan las protestas. La música o la danza movilizan, disparan la memoria emotiva, y eso se valora, con aplausos, con sonrisas, con palabras de aliento.

Organizados

A pesar de lo que se puede sospechar, ninguna de las intervenciones de “Tradere” es improvisada. Silenciosos, disimulados, cada uno va apareciendo “en escena” según el guión establecido, incluidos los camarógrafos que registrarán cada detalle de lo que fluya cuando comience la acción. El apoyo de las familias de cada uno es fundamental para dedicarle horas a la organización.

Permisos

Cada intervención tiene un trasfondo de cobertura legal, pedido de permisos, seguro y hasta aviso a la comisaría más cercana. El apoyo del IUPA también facilitó que las puertas se abrieran. “Advertimos a su vez que vamos a grabar y que va a ser expuesto en redes sociales”, aclaran, sobretodo para espacios de privacidad, como la internación del hospital.

“Otros pacientes piden que los saquen al pasillo en la camilla, porque escuchan la música, pero quieren ver”, acotó Melina. El material final es editado y preparado por Yoel, para subir a la página.

“El arte es de la calle”

El desafío de mostrarse sin las reglas establecidas descoloca a los transeúntes y a los propios artistas – estudiantes, que muchas veces guardaron su talento sólo para el momento de rendir los exámenes. Que sea un proyecto de Extensión ayuda en ese sentido, para romper la barrera que separa al IUPA del resto de los exponentes y la comunidad.

A futuro la idea es fusionar con academias de danzas o grupos de teatro y que tampoco quede sólo en Roca. Consultados sobre el tiempo que esperan sostener a Tradere, se miran entre ellos y se sonrojan. Ni siquiera se les cruza por la cabeza dejarlo.