Cerró el Congreso de Poscosecha en Río Negro: el desafío de mejorar calidad, reducir pérdidas y sumar valor

El Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha reunió en el Alto Valle a especialistas nacionales e internacionales para debatir sobre los desafíos de la fruticultura y horticultura. Investigadores del INTA destacaron tres ejes centrales: fomentar el consumo de frutas, reducir las pérdidas y mejorar la calidad para sostener la rentabilidad y la sostenibilidad del sistema.

Cipolletti fue sede del V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha, un encuentro que reunió durante cuatro días a investigadores, técnicos y productores de todo el país y de distintos puntos del mundo. Desde Tucumán, Concordia, La Plata y Córdoba, hasta Chile, Uruguay, Brasil, España y Estados Unidos, los participantes y disertantes debatieron sobre los nuevos rumbos de la poscosecha, con foco en la eficiencia, la sostenibilidad y los mercados.

Tuvimos una muy buena concurrencia y un intercambio muy rico. Cada día se abordó una temática distinta: tecnología de poscosecha, medio ambiente y comercialización”, resumió Adrián Colodner, investigador de Poscosecha del INTA Alto Valle y uno de los organizadores. El congreso, que cerró con una gira técnica en una chacra de la empresa Global Fresh y un galpón de empaque, dejó como saldo una serie de conclusiones que marcan el pulso de la fruticultura actual: incentivar el consumo de frutas, reducir las pérdidas y mejorar la calidad para hacer más rentable el sistema.

Para Gabriela Calvo, también organizadora e investigadora de Poscosecha del INTA Alto Valle, el evento permitió contrastar la situación de esa región con la de otras regiones productivas. “Por una cuestión de rentabilidad, no se tiene tanto acceso a las últimas tecnologías disponibles. Por ejemplo, el uso de modelos para predecir comportamientos o el desarrollo de nuevas variedades adaptadas al clima. Son aspectos en los que todavía tenemos limitaciones”, señaló.

Aun así, Colodner destacó que existen empresas locales que trabajan con niveles tecnológicos comparables a los de países más desarrollados, logrando muy buena calidad de fruta. “La tecnología está disponible; el desafío es tener acceso y usarla bien”, afirmó.

Nutrida concurrencia en el Congreso realizado en Cipolletti.
Nutrida concurrencia en el Congreso realizado en Cipolletti.

Uno de los temas del congreso fue la IV gama, es decir, los productos frutihortícolas listos para consumir directamente. “Ahí estamos verdes totalmente. En peras y manzanas hay todo un mundo por descubrir”, reconoció Colodner. Calvo explicó que esta categoría implica un desarrollo tecnológico específico, desde la elección de variedades hasta los métodos de conservación, y que, además, ayuda a reducir pérdidas, ya que el consumidor aprovecha toda la fruta que compra.

Pero el diagnóstico no se limitó a la tecnología. Hubo coincidencia en que el consumo de algunas frutas en Argentina está en retroceso, y que el desafío es cultural. “Las frutas no se consideran un alimento esencial como el pan o la carne. Hay gente que no come nunca fruta y no es una cuestión de precio. Deberíamos hacer campañas para que se las reconozca como un alimento esencial”, planteó Calvo, aludiendo a una de las conferencias más debatidas del tercer día del congreso.

Colodner coincidió y fue más allá: “En todas las presentaciones se habla de fomentar el consumo, pero no se ve mucho movimiento ni acciones para lograrlo. Del dicho al hecho hay un largo trecho”.

El otro gran eje fue la reducción de pérdidas poscosecha, que según distintos estudios ronda entre el 30% y el 40% de la producción. “Si reducimos esas pérdidas, compensamos parte de la necesidad de aumentar la producción para alimentar a la población futura”, explicó Colodner. Calvo agregó que las pérdidas no son solo económicas: “También implican un daño ambiental. Si usaste energía y recursos para producir algo que termina en la basura, estás generando huella de carbono en vano”.

El mensaje del congreso dejó un mensaje claro: eficiencia, creatividad y calidad como pilares para sostener la fruticultura del Alto Valle y de todo el país. “La pérdida es ineficiencia, y la calidad es la clave de la rentabilidad (concluyó Colodner). Tenemos que ser creativos, desarrollar nuevos packagings, variedades y formas de consumo que hagan más atractiva la fruta.”


Cipolletti fue sede del V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha, un encuentro que reunió durante cuatro días a investigadores, técnicos y productores de todo el país y de distintos puntos del mundo. Desde Tucumán, Concordia, La Plata y Córdoba, hasta Chile, Uruguay, Brasil, España y Estados Unidos, los participantes y disertantes debatieron sobre los nuevos rumbos de la poscosecha, con foco en la eficiencia, la sostenibilidad y los mercados.

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