Mainqué celebra 100 años y se afianza en la producción de vino patagónico
En el centenario de su fundación, la localidad vive un gran impulso productivo. Su terroir, el recurso hídrico y el empuje de nuevos proyectos posicionan a Mainqué como epicentro del Pinot Noir y motor de la economía regional.
Mainqué celebra su centenario con una identidad que se afianza entre los viñedos. Lo que comenzó hace décadas como un pequeño poblado del Alto Valle, hoy se proyecta como un punto fuerte de la vitivinicultura patagónica, reconocido por la calidad de sus suelos, la pureza del clima y la elegancia de sus vinos.
“Río Negro está en el foco de la vitivinicultura nacional, llamando la atención de enólogos y nuevos actores que buscan instalarse en esta actividad”, explica Mariana Cerutti, directora de Vitivinicultura de la provincia. Según la funcionaria, las condiciones naturales y la disponibilidad de agua convierten a la región en un territorio privilegiado dentro del mapa del vino argentino.

Cerutti destaca que Río Negro es una de las provincias más ricas en recurso hídrico, un diferencial que contrasta con el déficit que enfrentan otras zonas productoras del país. A esto se suma una amplitud térmica ideal, con días cálidos y noches frescas, que permite una maduración lenta y equilibrada de la uva.
“Nuestro clima genera una fruta marcada, con vinos elegantes y sutiles, de acidez balanceada. Eso nos distingue del resto del país”, señala. La composición de los suelos y el manejo del riego completan una ecuación que da origen a vinos únicos, especialmente en el caso del Pinot Noir, una cepa exigente y de gran delicadeza. “El Pinot Noir rionegrino no se parece a ningún otro del país. Tiene una suavidad y elegancia particulares, una expresión que solo se logra en estos valles”, remarca.
Bodega Miras: un terroir que late con Mainqué
Con una población pequeña y un perfil productivo en expansión, Mainqué se consolidó como un polo vitivinícola de excelencia. En sus márgenes del río y también sobre la barda norte, productores locales desarrollan viñedos que sorprenden por su calidad.
“En diferentes degustaciones a ciegas, los vinos de Mainqué fueron elegidos como los mejores por el consumidor final. Eso demuestra que la zona tiene un potencial enorme”, comenta Cerutti.
“Río Negro está en el foco de la vitivinicultura nacional, llamando la atención de enólogos y nuevos actores que buscan instalarse en esta actividad.”
Mariana Cerutti. Directora de vitivinicultura.
Desde la Dirección de Vitivinicultura, el gobierno provincial impulsa programas de financiamiento, mejora integral de viñedos y asistencia para la exportación. El objetivo es que cada vez más bodegas pequeñas y medianas puedan acceder a mercados internacionales y fortalecer el enoturismo, una de las actividades que más crece en la región.
“El enoturismo es una unidad de negocio clave: permite vender directo, generar experiencias y fortalecer la economía. Cada visitante que pisa una bodega impulsa todo el entorno: la gastronomía, el alojamiento, los servicios”, sostiene Cerutti.
Otro eje es la sustentabilidad. Se avanza en certificaciones orgánicas, energías renovables y un uso más eficiente del agua. “Trabajamos para que los viñedos y las bodegas sean cada vez más conscientes con los recursos. Tenemos bodegas que ya producen hasta un 80% de su energía con paneles solares”, dijo.
Noemia: identidad, sustentabilidad y orgullo

Fundada sobre una bodega construida en 1952, Bodega Noemía es uno de los proyectos que mejor sintetiza la historia y la evolución de la vitivinicultura en Mainqué. Su viñedo más antiguo data de 1932, y desde entonces la combinación de clima, agua pura y manejo orgánico le otorgan a sus vinos un carácter único.
“Nuestra bodega está profundamente ligada al desarrollo vitivinícola de Mainqué. Después de 24 años de trabajo, alcanzamos un nivel cualitativo alto, pero siempre buscamos mejorar”, destaca el reconocido enólogo Hans Vinding.
“Nuestra bodega está profundamente ligada al desarrollo vitivinícola de Mainqué. Después de 24 años de trabajo, alcanzamos un nivel cualitativo alto, pero siempre buscamos mejorar.”
Hans Vinding.
Desde sus inicios, Noemía exporta gran parte de su producción y hoy sus vinos están presentes en más de 25 países, contribuyendo al posicionamiento del vino patagónico en el mundo. En 2025, la bodega recibió la certificación de sustentabilidad, reflejo de su compromiso con el entorno social, ambiental y económico.
“El centenario de Mainqué nos da orgullo. Nos hace mirar atrás y proyectar el futuro.”
Miras: la esencia de Mainqué en cada vino

En el corazón de Mainqué, la Bodega Miras se convirtió en parte de la identidad del lugar. Desde su llegada, Marcelo Miras y su familia transformaron un viñedo histórico —plantado en 1958— en un proyecto que combina trabajo, comunidad y respeto por la tierra.
“La gente nos recibió muy bien, enseguida sentimos esa cercanía”, recuerda Miras, quien compró la chacra en 2017 y desde entonces impulsa una producción cuidada, casi artesanal. Con apenas ocho hectáreas en producción y un equipo de unas diez personas, elaboran cerca de 90.000 botellas por año, donde el Malbec, el Pinot Noir y el Cabernet conviven con una blanca tradicional del valle: el Torrontés mendocino, con el que producen vinos naranjos de baja graduación alcohólica.
“Nos gusta la tranquilidad del pueblo, el contacto con la naturaleza y su espíritu de comunidad.”
Marcelo Miras.
“El gran desafío de cada año es hacer un vino mejor, sin perder la esencia del pueblo y su espíritu de comunidad”, resume Miras.
Mabellini: un siglo de historia y un futuro en marcha

En una chacra centenaria de Mainqué —donde en 1912 la familia Verdecchia plantó las primeras vides—, Bodega Mabellini Wines continúa una historia que lleva más de cien años de vida productiva. Hoy, el proyecto familiar encabezado por Carlos Alberto Mabellini y Lorena Nicolás Creide combina el legado vitivinícola del Alto Valle con una mirada moderna y comprometida.
Mabellini, junto a su familia recuperó los antiguos viñedos y mantiene en producción una bodega que nunca dejó de elaborar vino desde 1912.
“Llegar a Mainqué fue volver a nuestras raíces. Más que una coincidencia, fue un regreso al lugar donde la historia familiar y la historia del vino se cruzan.”
Lorena Nicolás Creide (Bodega Mabellini Wines).
“El centenario de Mainqué representa una oportunidad para celebrar y proyectar: honramos a quienes nos precedieron y soñamos con que Mainqué siga siendo un referente del vino patagónico”, coinciden.
Finca Aniello: legado familiar y una tierra inigualable

Fundada en 2012, Finca Aniello nació con el propósito de continuar una tradición vitivinícola familiar que comenzó hace más de un siglo en Sorrento. La bodega recuperó una chacra histórica a orillas del río Negro y una construcción de 1927 que conservaba viñedos únicos, entre ellos un Malbec de 1947 y uno de los pocos Trousseau plantados a pie franco en el mundo.
“Mainqué arrancó un camino ascendente en el reconocimiento de sus vinos.”
María Cruz de Finca Aniello.
Hoy la bodega cuenta con 55 hectáreas de viñedos y una capacidad de 650.000 litros, exportando sus vinos a Rusia, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Malta, Perú y Brasil. Su Pinot Noir, emblema de la zona, fue elegido dos veces como el mejor en catas a ciegas, un reconocimiento que enorgullece tanto a la empresa como a la comunidad local.
“El centenario de Mainqué es un motivo de alegría. Esta tierra tiene identidad y potencial para seguir creciendo”, destacan, convencidos de que el futuro del vino patagónico se construye con trabajo, pertenencia y compromiso.
Mainqué celebra su centenario con una identidad que se afianza entre los viñedos. Lo que comenzó hace décadas como un pequeño poblado del Alto Valle, hoy se proyecta como un punto fuerte de la vitivinicultura patagónica, reconocido por la calidad de sus suelos, la pureza del clima y la elegancia de sus vinos.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios