Sin juicio contra la mujer que aplicaba siliconas

Inyectaba un producto de uso industrial a prostitutas y travestis. Una clienta sufrió una grave intoxicación. A pedido del defensor y con acuerdo del fiscal le dieron una "probation".

NEUQUÉN (AN).- «A mí no me deja conforme que vaya presa ni que me pague, porque yo convivo con esto, el daño que me hizo es… ni siquiera sé si voy a poder amamantar a mi bebé».

E. L. prefiere que su nombre no se publique. En junio del 2007 le pagó 600 pesos a María Cecilia Vera (37) para que le aplicara inyecciones de siliconas en los pechos. El producto no era el utilizado para las cirugías plásticas sino del tipo industrial y le provocó una intoxicación que puso en riesgo su vida. Ahora está embarazada de 7 meses y aún teme a las secuelas.

Ayer la Justicia dispuso, con acuerdo de la fiscalía, que Vera cumpla tareas gratuitas comunitarias durante 3 años, 8 horas por mes. Así, suspendió a prueba el juicio en su contra (la también llamada probation).

E. L., la víctima de 28 años, tomó la resolución con cierta indiferencia y rechazó los 100 pesos que Vera le ofreció como reparación económica, más simbólica que real. Así dejó abierta la posibilidad de hacerle un juicio civil por daños, aunque la idea no parece entusiasmarla.

«Yo confié porque ella también se lo había hecho. Traía esa silicona en un frasco desde Córdoba, decía que allá era todo legal», contó E. L. a «Río Negro» en la vereda de Tribunales, tras la audiencia.

Mientras hablaba, Vera pasó a su lado sin mirarla. Los ojos de la víctima se movieron veloces tras sus anteojos oscuros, pero no hizo el menor gesto para seguirla ni hablarle.

Vera era conocida en el ambiente de la prostitución; mujeres y travestis requerían sus servicios. «A otras chicas se la aplicaba en la cola, en las mamas, a la única que le pasó algo fue a mí», dijo E. L.

Una fuente judicial que conoce el caso deslizó que «acá también tiene algo de responsabilidad la persona que se deja hacer esto por 600 pesos cuando sabe que cuesta 5.000».

El implante se realizaba en domicilios particulares. Según E.L., Vera «te hacía comprar la anestesia y te inyectaba sobre la piel con una aguja gruesa y jeringas grandes». Un mes después del tratamiento, en julio del 2007, sufrió «una intoxicación en la piel y estuvieron a punto de cortarme los dos pechos. Pasé 15 días internada, trataron de aspirarme todo lo que pudieron del líquido porque se había desparramado».

Para entonces Vera había regresado a Córdoba y recién volvió a Neuquén cuando una comisión policial la detuvo. Fue liberada a los pocos días.

Mientras la justicia penal hacía lo suyo, E. L. trataba de recuperar su salud pero se atravesó la crisis hospitalaria, la falta de anestesistas, y ahora sufre incertidumbre por el futuro.

«Esto es algo que con el tiempo se me puede agravar. Han detectado que se me corrió, por ejemplo la zona del páncreas no la pueden visualizar porque hay siliconas. No sé si voy a poder amamantar a mi bebé», dijo.

Al hospital no quiere volver. «Los médicos me levantaban y no me dejaban caer, me retaron mucho. No voy más porque me da pánico lo que tengo».


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