Sin turistas, Bariloche estima pérdidas por 9.000 millones de pesos

La cifra es una estimación para el sector privado si no hay temporada de esquí. También se verán afectadas las arcas públicas.

La temporada turística de invierno 2019 en Bariloche tuvo en su epicentro un pico de 41 vuelos diarios en el aeropuerto local, niveles de ocupación hotelera que en algunas jornadas rozaron el 90% y un gasto promedio que alcanzó los 4.700 pesos diarios por visitante.

Esos datos revelan por sí solos el impacto de la actividad en la economía barilochense, que este año sentirá como nunca la parálisis del turismo provocado por la pandemia del coronavirus y por la cual esta ciudad sufrirá una caída de ingresos que se mide en miles de millones.

Desde el 20 de marzo y hasta hoy toda la hotelería permanece cerrada, lo mismo que el aeropuerto, y el impacto no fue mayor porque la cuarentena sanitaria afectó hasta ahora un período de baja temporada. Aun así Bariloche entre abril y mayo podría haber recibido 65.900 turistas, solo con repetir las cifras de 2019.

El volumen de las pérdidas se multiplicará en cifras de vértigo si la actual situación se prolonga durante todo el invierno. El año pasado el turismo dejó en la ciudad entre los meses de julio y septiembre 6.472 millones de pesos. Si se le aplica la inflación acumulada en los últimos 12 meses (al cierre de abril, 45,6%) hubiera sido realista esperar para este año ingresos por 9.384 millones de pesos.

Esos datos surgen de cruzar distintos indicadores aportados por la secretaría de Turismo municipal y por el observatorio estadístico del ministerio de Turismo de Río Negro.

Bariloche cuenta con 30.693 plazas de alojamiento habilitadas, en hotelería de distintas categorías, cabañas, hosterías y hostels. El año pasado en julio el registro indica que la ciudad recibió 112.209 turistas, en agosto fueron 96.975 y en septiembre la cifra alcanzó los 71.895. Es decir, 281.029 en el trimestre pico.

Los hoteles de Bariloche están cerrados desde el 20 de marzo. Archivo

La estadía promedio fue de 4,9 días por persona, de modo que el acumulado para esos tres meses da 1.377.000 pernoctes. Y el gasto promedio diario fue 4.700 pesos, según cálculo del observatorio provincial. De modo que el turismo dejó el año pasado en Bariloche 6.472.097.870 pesos.

El economista Joaquín Escardó dijo que de ese total entre un 35 y 40% corresponden a gastos de alojamiento; unos 2.400 millones. El resto se distribuye en lo invertido por los turistas en restoranes, supermercados (en especial el público de bungalows y cabañas), servicios vinculados al esquí (clases, medios de elevación, alquiler de equipos), excursiones, chocolates, regalos y otros servicios.

Afectación del empleo

La pérdida global abarcará, en consecuencia, a una gran cantidad de comerciantes y prestadores, con el consecuente impacto en el empleo.

Turismo sólo informa sobre personal ocupado en establecimientos alojativos, que en julio de 2019 emplearon en forma directa a 4.038 personas. Una lista que encabezan los hoteles de 4 y 5 estrellas (con 968 trabajadores), los apart y cabañas de 1 a 3 estrellas (675), los hostels y hosterías (660) y los hoteles estudiantiles (596).

A esa cantidad hay que agregar un número difícil de determinar que se desempeña en agencias de excursiones, transporte interno y un amplio abanico de servicios que en invierno dependen casi exclusivamente del turismo.

Escardó dijo que el empleo directo de todo el sector turístico en Bariloche es de 15.000 personas y según un estudio realizado para el “plan estratégico” de la actividad, cada empleo redunda en 2,25 empleos indirectos. De modo que se benefician con el flujo turístico, de una forma u otra, unas 35.000 personas.

Cifras corregidas

El cálculo sobre la cantidad de turistas y su volumen de gasto que publica el municipio “es de mínima”, dijo Escardó, porque una cantidad importante de gente no se aloja en establecimientos habilitados, sino en departamentos o casas que están fuera del circuito, e incluso en casas de parientes. Dijo que ese subgrupo es voluminoso y contribuye con otro 35%, de modo que el dinero ingresado en una temporada invernal a pleno superaría largamente los 10 mil millones de pesos.

Espacios vacíos, la postal en el aeropuerto internacional Teniente Luis Candelaria, desde mediados de marzo. Archivo

Escardó dijo que para intuir el cuántum de ese plus basta con revisar los números de arribos aéreos. Mientras Turismo declara en forma oficial que Bariloche recibió en julio de 2019 112.000 turistas, ese mismo mes ingresaron sólo por el aeropuerto (sin contar traslados terrestres) 240 mil personas. De allí hay que restar los barilochenses que vuelan de regreso y turistas de paso a otros destinos como La Angostura y El Bolsón, pero aun así la diferencia es mucha y permite deducir que el cálculo oficial del municipio se queda corto.

Escardó advirtió sin embargo que la pérdida en la comparación interanual puede ser algo menor porque la expectativa del sector es no tener un invierno de “cero” arribos. “Estamos trabajando sobre una hipótesis del 20%” dijo el economista, que asesora a la Asociación Hotelero Gastronómica.

Sería en base a un público “de proximidad” y con transporte en vehículo propio. El aeropuerto, según todos los vaticinios, permanecerá cerrado por lo menos hasta septiembre.

La presidenta de la Cámara de Turismo, Belén García Bertone, confirmó que esperan algún movimiento que rompa la inercia actual a partir de junio/julio, en muy baja escala y con la garantía de que Bariloche tenga el cerro Catedral y sus principales servicios a disposición. “Nuestros esfuerzos y gestiones van en ese sentido -afirmó-. Y será por pasos. Primero lograr la circulación interna en Río Negro, después acordar rutas abiertas con Neuquén, La Pampa y Chubut”.

Señaló que la mayor atención está puesta en elaborar y cumplir estrictos protocolos de seguridad y “no caer en ningún descuido (que pueda generar contagios), porque sería muy problemático”.


Una mala temporada también afecta la cuestión fiscal


El golpe para las arcas públicas también será “demoledor”, al decir de un empresario del sector. El municipio ya tuvo una muestra en marzo, con una recaudación por tasa de Inspección, Seguridad e Higiene de sólo 20,7 millones de pesos, con una caída interanual del 45%, Esto sin aplicar el aumento del costo de vida, con lo cual el impacto casi se duplica.

Esa referencia es para toda la actividad económica, de la cual el turismo representa un 49%. Es decir que en el período julio/septiembre, la caída esperable de ingresos para el municipio sólo por esa tasa podría superar los 80 millones de pesos.

En la provincia el peso relativo del turismo es inferior y aporta alrededor de un 30% de lo recaudado por Ingresos Brutos, Automotor e Inmobiliario. Si se toma una alícuota promedio del 3,5% (que varía según el rubro y categoría), una estimación cauta ubica la reducción de ingresos provinciales por la facturación turística en el período julio/septiembre por encima de los 300 millones de pesos.

También a nivel nacional el fisco sentirá el freno en seco que sufre el sector, con caída de aportes por IVA, Ganancias, Cheques y otros impuestos.

Escardó dijo que el colapso que experimenta el turismo en Bariloche es “monstruoso” y calculó que, en cifras anualizadas, la pérdida ronda los 25.000 millones de pesos. Un número que pone en rídiculo el programa de ayuda por 3.900 millones anunciado por el ministro Matías Lammens para los destinos turísticos de todo el país. “No todos alcanzan a tomar conciencia de lo que sucede. El gran problema son las magnitudes -señaló Escardó-. El daño es inmenso y no hay ayuda posible”.


Expectativa de mover la aguja con el público regional


Aun con la carga de vaticinios sombríos que reinan en el mundo del turismo, la Cámara empresaria local busca organizarse para aprovechar cada oportunidad y reducir los perjuicios. La presidente, Belén García Bertone, dijo que mantienen “contacto permanente” con Nación para articular paliativos, en especial para los pequeños prestadores.

“El panorama es muy complejo, pero ya hay ciertas ayudas que están en marcha -aseguró-. Y la idea también es aprovechar al máximo el movimiento que pueda generarse en invierno, con un público familiar y de localidades cercanas”, aseguró.

La empresaria subrayó que los alcances de la crisis actual permiten comprobar “lo transversal que es el turismo para Bariloche y el derrame que genera”.

El problema actual, dijo Escardó, pone en evidencia también que la ciudad entera sufre la falta de visitantes, incluso los comercios de relación más indirecta con el turismo, dado que toda la infraestructura y la oferta comercial están delineadas no sólo para los 150 mil residentes, sino para una ciudad que recibe poco menos de un millón de turistas por año.


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