Aluvión de pedidos para reactivar las obras particulares en Bariloche

En pocos días el municipio recibió 500 solicitudes y la mayoría de las construcciones chicas se autorizaron.

El municipio de Bariloche recibió un aluvión de pedidos para reactivar obras particulares de pequeña escala, que estuvieron paradas durante casi dos meses y habían sido identificadas como un factor clave para superar la parálisis económica. Se trata de una actividad que garantiza alternativas laborales a una multitud de cuentapropistas de la construcción y otros oficios afines.

La flexibilización de ese rubro fue aprobada por resolución hace solo diez días y en ese lapso la subsecretaría de Gestión Urbana recibió ya alrededor de 500 solicitudes de propietarios o encargados de obra, que deben firmar una declaración jurada y obtener el permiso habilitante para ponerlas en marcha.

El secretario de Ambiente y Desarrollo Urbano, Pablo Bullaude, dijo que la gran mayoría fueron habilitados y sólo hubo rechazos en los que se presentaron con expedientes que todavía están en trámite y no tenían el permiso de inicio de obra antes de la cuarentena. Aclaró que esos trámites también fueron reasctivados, dado que Obras particulares volvió a trabajar al ritmo habitual, con el fin de otorgar nuevas licencias.

Según Bullaude, las obras de hasta cinco trabajadores ya están en plena reactivación y son casi medio millar. Las obras privadas de mayor envergadura deben cumplir otros requisitos. El municipio recibe las presentaciones y las traslada a la provincia, que debe otorgar el aval definitivo. Desde el descongelamiento ya fue remitida una primera planilla con 65 obras (algunas corresponden por ejemplo a edificios del centro de varias plantas) y otra similar será enviada esta semana.

Bullaude dijo que el equipo a su cargo que trabaja en la recuperación de la economía post cuarentena tenía identificada a la construcción como una actividad fuertemente dinamizadora del empleo y por eso se apuraron a fijar las reglas para su reactivación, en conjunto con la Uocra, las empresas constructoras y los colegios profesionales.

El secretario general de Uocra Bariloche, Nicanor Espinosa, admitió que hay un mayor movimiento y recordó que, al comienzo de las medidas restrictivas, cuando las obras se frenaron por completo, llegó a haber 2.000 obreros de la construcción sin trabajo. Sólo se mantuvieron activos los que se desempeñaban en algunas obras públicas.

Bullaude dijo que la reanudación de las obras en condiciones tan especiales también obliga a un atento seguimiento por parte de los inspectores del municipio, pero aclaró que “es imposible controlar a todos”, especialmente a las obras chicas, por lo cual apeló a “la responsabilidad de cada uno”.

Dijo que los proyectos encuadrados en la categoría “hasta cinco obreros”, comprenden en general pequeñas ampliaciones, colocación de pisos, techados y otras obras menores. Durante marzo y abril fue constante el pedido de los propietarios al municipio para que permita la continuidad de los trabajos. “Alegaban, con razón, que era importante aprovechar las semanas de clima apto antes del invierno -dijo Bullaude-, y también a muchos les preocupaba la pérdida de tener material ya comprado y acopiado, sin poder utilizarlo”.

Protocolo estricto

El funcionario explicó que el compromiso que asumen los firmantes de las declaraciones juradas tiene que ver con la nómina del personal y su traslado (para evitar el uso del transporte público), y con el cumplimiento del protocolo ya pactado con Uocra a nivel nacional, y que incluye la provisión de barbijos y alcohol, el distanciamiento y la limpieza sistemática de todos los espacios y herramientas.

Dijo que algunas empresas grandes como Hiza, que tiene a su cargo el gimnasio de la UNC y varios proyectos privados de envergadura, organizó a los obreros en grupos de trabajo cerrados, con turnos sucesivos y limpieza intermedia. Esa y otras firmas habrían avanzado también en la contratación de transporte propio.

Bullaude insistió en que la recuperación del ritmo constructivo “contribuye muchísimo a una gran cantidad de pequeños sectores, jornaleros, oficio de todo tipo, corralones, ferreterías de barrio” y otros comercios.

Nicanor Espinosa dijo que la gestión “llevó tiempo”, pero las obras privadas “se comenzaron a mover”, si bien no tienen todavía el volumen esperado porque “es una prueba piloto”. Señaló que las empresas o responsables de obra “deben proveer todos los elementos de seguridad”. Aseguró también que acordaron la prohibición del mate en las obras, “la distancia” entre los trabajadores y la limpieza constante. “Hace pocos días (que están permitidas) y hay que esperar un poco para evaluar, pero va bien”, aseguró el sindicalista.


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