Sobre los penes de madera

Carta de Lector

Por Carta de lector

La cuestión atinente a la información sexual de los adolescentes, ha dado mucho que hablar, que discutir, y también bastante para disentir.

Personalmente intervengo en un tema que siempre me preocupó, como madre, como abuela, como docente y tanto y de tal manera que durante mi actuación frente al aula de la materia Lengua y Literatura, tuve lo que consideraba nutritivas y necesarias charlas con mis alumnos adolescentes que dieron lugar a cinco libros sobre cuestión tan esencial, al ser humano. La sexualidad.

Destaco “Charlas con los adolescentes 2, ¿y si hablamos de la humana sexualidad?”, que, junto a “Educar la humana sexualidad”, agotaron, cada uno, más de cinco ediciones.

Al poner el acento en la palabra “humana” del título señalé mi interés en darle al tema su carácter humanizante, es decir formativo y no sólo instructivo de la sexualidad.

Partía de la idea, que aún defiendo, de que formar en materia tan vital es absolutamente necesario. Alguien, una persona mayor, conocedora del amor y de la sexualidad, alguien con la adecuada experiencia y el necesario y básico amor al ser que crece, debía atreverse a dialogar sobre este tema tan tabú en los tiempos de nuestras abuelas y de cuya ignorancia han derivado graves sufrimientos, malentendidos. Males.

¿Cómo estamos en la actualidad con respecto a asunto tan esencial? ¿Se ha terminado de comprender su alcance, su dimensión? ¿Se le ha dado al tratamiento de la materia en cuestión la posición preeminente que tiene en la formación del alumnado?

Creo que no. Los vaivenes de la política argentina, la falta de acuerdos y continuidad, la mala disposición del gobierno de ubicar en cargos a gente no idónea y sobre todo la ausencia de méritos en su formación, han mantenido en vilo el dictado de una materia que nunca pasó del rango de Instrucciones sobre el Manejo de la Sexualidad. Solamente eso, un instructivo.

Y esta mala orientación, llegó a su colmo ahora con esto del empleo de penes de madera para… ¿para qué?, ¿para autorizar una posición adelantada en las lides del sexo a puro placer y presentarse, de esa manera ante los alumnos, como adultos comprensivos, “piolas”, actualizados? ¿Para qué?

Respondidas estas preguntas, ¿puede considerarse disposición menos que acertada ésta de utilizar la madera, símbolo de la transformación de lo vital en inerte y muerto, cuando hay que hablar de la mayor vitalidad, de las llaves de la vida, del poder humano de llegar, ya maduro y consciente, a la cumbre del placer, y posiblemente por él continuarse en la descendencia?

La educación sexual debiera acentuar las conversaciones y lecturas que ubiquen al adolescente (cuánto más al niño) en las limitaciones de su edad, de tránsito y preparación hacia una fuerte madurez. Debiera hablar de los ciclos de la vida, de su profundo sentido y de la importancia fundamental a su crecimiento de vivir cada etapa acorde a su significado. De no adelantarse. Y también, por cierto, de los peligros y consecuencias de la sexualidad inmadura.

Por eso, para dictar tan prominente materia, Educación Sexual, para transmitirla en su total y copiosa fertilidad, es necesaria la presencia viva de maestros, padres o docentes que tengan autoridad, que amen, realmente, la vida.

Gladys Seppi Fernández

Educadora y escritora

NEUQUÉN


Temas

Argentina

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios