A 20 años de la Ley del Parto Humanizado: cinco claves para entender de qué se trata

Todo lo que tenés que saber para hacer cumplir la Ley 25.929 por el Parto Humanizado, que defiende los derechos de las personas gestantes, los recién nacidos y sus familias; antes, durante y después del parto.

Desde hoy hasta el 19 de mayo de 2024, se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado, una iniciativa propuesta hace dos décadas por la Asociación Francesa por el Parto Respetado (AFAR) cuyo objetivo principal es “visibilizar el modo en que se atienden partos en todo el mundo y exigir el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento”, según Unicef.

En la Argentina, este año se cumplen también 20 años de la Ley 25.929 o Ley por el Parto Humanizado, reglamentada casi diez años después, en 2015. La normativa defiende los derechos de las madres o personas gestantes, los recién nacidos y sus familias en todo el proceso: antes, durante y después del parto.

La norma establece que las personas embarazadas tienen derecho a ser informadas sobre las intervenciones médicas y decidir sobre éstas siempre que existan alternativas, que deben tratarse con respeto, de forma individual y personalizada; que tienen derecho a ser acompañadas por una persona de confianza y elección; y también tiene derecho a tener a su lado a su hijo o hija durante la estadía en hospital o clínica, siempre que el recién nacido no requiera cuidados especiales.

1- Qué es el parto respetado o humanizado


La Unicef apunta que el concepto de “parto humanizado” implica generar un espacio familiar donde la madre y el recién nacido sean los protagonistas. Solo de esta forma el nacimiento se desarrollaría de la manera más natural posible.

“Cuando hablamos de parto respetado nos referimos a que la mujer siga su propio pulso de parto, evitando todo tipo de intervenciones innecesarias, así como a decidir la forma de controlar el dolor durante el parto”, se asegura en la letra de Ley.

Una de las intervenciones que ya no se recomienda salvo en casos especiales -y que antes era muy frecuente- es la episiotomía, una incisión en la vulva para facilitar la salida del feto y evitar desgarros en el perineo.

2- Un plan de parto


El plan de parto es un documento que permite comunicar las expectativas, preferencias y necesidades de la persona embarazada. No sustituye a la información que debe proporcionar el equipo profesional que atiende durante el embarazo y, lo más aconsejable, es hacerlo entre las semanas 28 y 32 de gestación.

Según la Ley, las personas gestantes tienen derecho al parto natural, respetuoso de tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y medicación no justificados. Además, a ser informadas sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo, que se le haga parte de las actuaciones de los profesionales.

En él, la embarazada puede manifestar qué prefiere en cuanto a movilidad durante el parto, acompañamiento y participación de una persona de apoyo, corte tardío del cordón umbilical, el uso de bañera o ducha, entre otros items.

Si ocurren circunstancias imprevisibles, “el personal sanitario aconsejará la intervención más oportuna y la realizará tras pedir el consentimiento de la paciente”, indica la guía. En general, disponer de esta información por escrito será de gran ayuda para el equipo profesional.

Todas las personas gestantes tienen derecho por ley a ser informadas sobre las intervenciones médicas para que se pueda optar si hay alternativas y a estar acompañadas por una persona de su elección durante el preparto, parto y postparto.

3- Tipos de partos


Hay distintas formas de dar a luz. Comúnmente, se habla de “parto normal” para referirnos a cualquier parto vaginal, aunque existen algunas distinciones.

El parto eutócico es aquel en el que no hubo intervención instrumental o médica. En cambio, se habla de un parto vaginal distócico cuando implica algún tipo de intervención médica como la aplicación de una anestesia epidural o el uso de oxitocina sintética para inducir el parto.

De acuerdo a la posición que adopte la embarazada también puede hablarse de parto vertical o de parto en cuclillas, que permite el libre movimiento de la persona gestante y no a que se mantenga acostada, lo que se conoce como posición de litotomía o supina, más cómoda para los profesionales que para la madre.

El parto por cesárea es una cirugía que permite el nacimiento del bebé haciendo una incisión en el abdomen de la embarazada. Es una de las intervenciones médicas más comunes y una medida extraordinaria que ha salvado millones de vidas. Según la OMS, el porcentaje ideal de cesáreas debería ubicarse entre el 10% y el 15% de los nacimientos.

En Argentina, el último relevamiento del Sistema Informático Perinatal de 2022, ubica la tasa de cesáreas registradas en el sector público en 43,4% y un informe de la Defensoría del Pueblo en CABA de 2021, en plena pandemia, indica que en el sector privado la tasa de cesáreas fue de un 90%.

4- El copap: contacto piel a piel


Recibe este nombre el primer contacto inmediato al nacimiento que se da piel a piel entre el recién nacido y la madre. Respetar ese acercamiento facilita el reconocimiento temprano del olor materno en el bebé, genera una descarga de oxitocina en la madre, ayuda a generar un vínculo de adaptación entre ambos y favorece la lactancia.

Tener a su lado a su hijo en la permanencia en la institución es un derecho y en general, se deben posponer las actuaciones no urgentes como el peso, talla y otros cuidados en la persona recién nacida para permitir el mantenimiento del contacto precoz en primer lugar.

Además, todas las personas gestantes tienen derecho a ser informadas sobre la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.

5- Violencia ginecobstétrica


La Ley de Protección Integral de las Mujeres establece que la violencia obstétrica es una forma de violencia de género. Se define como: «Aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”.

Bajo el lema “Mi parto, mi decisión”, un movimiento autoconvocado de doulas, abogadas, psicólogas perinatales, parteras y licenciadas en Obstetricia originado en septiembre de 2022; denuncia y busca erradicar este tipo de violencia en centros de salud públicos y privados.

Un proyecto de Ley y una marcha


Este 17 de mayo a nivel nacional habrá marchas convocadas por más de 30 organizaciones. Se trata de la segunda edición de la movilización nacional contra la violencia obstétrica.

En abril de 2024, se presentó presentó por segunda vez en el Congreso de la Nación el proyecto de ley para exigir una capacitación obligatoria en violencia ginecobstétrica para todo el personal de salud. La propuesta sería un equivalente a la llamada “Ley Micaela”, que exige a todos los funcionarios públicos a capacitarse en violencia de género. La presentó la diputada nacional Mónica Macha.

El proyecto establece que el plan de capacitación debe basarse en “las mejores prácticas asistenciales de acuerdo a las recomendaciones nacionales, internacionales y la evidencia científica disponible”, que se profundice en “los aspectos socio culturales que son raíz de la violencia obstétrica” y que, tras su implementación, se elabore un informe anual de acceso público.


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