A 50 años de una aventura épica: cómo fue navegar el Colorado de punta a punta

Alfredo Barragán, Rubén Tablar, José Luis Godoy y Jorge Iriberri recordaron las anécdotas de la primera navegación completa sobre el río. Recibieron homenajes en Río Colorado, La Adela y ayer en Fortín Mercedes, donde hicieron “remadas simbólicas”.


Son “veteranos”, tienen menos pelos y más canas, pero la misma vitalidad que hace medio siglo. “Llegamos hasta acá todos vivos y volver a revivir esto nos hace privilegiados. Volver a navegar este río, aunque sea por un tramo corto y con mucho menos caudal, nos hace sentir vivos”, afirma el capitán del equipo, Alfredo Barragán, antes de iniciar su última expedición al Río Colorado, para conmemorar la histórica travesía que hizo junto a Rubén Tablar, José Luis Godoy y Jorge Iriberri, en 1973, la primera vez en la historia que se navegó de manera completa este curso de agua.

“Fue un viaje de descubrimiento en pleno siglo XX”, una odisea que demandó 27 días remando un promedio de 10 horas diarias. Cada extensa y dura jornada les dejaba huellas de dolor en los cuerpos, al igual que en las embarcaciones, que soportaron los más de 1.100 kilómetros hasta llegar a Pedro Luro.

La expedición fue realizada sin carta náutica y en dos gomones que les prestó la Armada. Cinco décadas después, los aventureros se reunieron en Río Colorado y en La Adela, para recibir merecidos homenajes, junto al cauce del río, que les abrió las puertas al mundo expedicionario. Como la inolvidable “Atlantis”, el cruce en balsa por el océano Atlántico, y otras 30 travesías que los unieron en sueño y aventuras en cinco continentes.

José, Alfredo, Rubén y Jorge por la comarca del Colorado reviviendo aquella epopeya cargada de profunda emoción. Se descubrieron enormes placas alegóricas con la leyenda “Expedición del Río Colorado 1973”.

“Navegar nos hace sentir vivos”, señalaron los aventureros.

Las láminas tienen una foto de los cuatro hombres en aquella época y en los próximos días se les incorporará una similar de la actualidad. Quedaron plasmadas en una de las columnas del puente carretero de hierro une La Adela y Río Colorado desde hace más de 100 años y en el camping municipal de la localidad rionegrina a la vera de la ruta 22, para que pueda ser revivida por las generaciones futuras.

Recordar la victoria sobre el río Colorado, que en 1973 tenía sectores desconocidos y peligrosos.

Durante dos jornadas los cuatro hombres mantuvieron contactos con la comunidad, donde exhibieron un video con imágenes de la época, que mostraban el esfuerzo que debieron soportar para llegar al objetivo final, proyectado años antes en distintas planificaciones.

Cada participante tenía un claro rol, respetado a rajatabla.

“Yo era el encargado de la comida, tenía la responsabilidad de mantenerlos bien alimentados. Eso nos permitía recuperar energía después de un esforzado día de navegación y recuperar la alegría que nos permitía salir al día siguiente sin problemas, en un río totalmente peligroso”, señaló Rubén. “Hubo una vivencia como grupo y una vivencia individual. Cada uno llevamos un diario particular donde al final de cada día plasmaba lo que nos estaba pasando. Cuadernos que aún hoy no hemos compartido entre nosotros. Ahí está escrito como vivimos el recorrido por el río. Además, en cada parada alguna autoridad nos visaba los cuadernos, para autentificar que habíamos pasado por allí ” agregó.

Por su parte, Jorge recuerda que en la Facultad de Derecho de Mar del Plata conoció a Alfredo, con quien compartía el deporte y el espíritu aventurero que moldearon en las olimpíadas estudiantiles. “Casi siempre nos encontrábamos remando, jugando al vóley o compitiendo en atletismo y eso nos hizo amigos.”

«¡Éramos nosotros!» El hito en Río Colorado que recuerda la hazaña realizada.

“Charlando surgió la idea de recorrer por dentro al río Colorado, al que nadie lo había recorrido en su totalidad. Dos años antes hubo algún intento, pero nadie lo había podido terminar. Porque el río, como se conoce ahora, es una sombra de lo que era en aquella época. Tenía más caudal, curvas y sectores peligrosos que nos llegaron a poner en riesgo, porque todo era desconocido.”

Y agregó: “para entender lo que vivimos hay que ubicarse en el tiempo, era otro mundo, todo era desconocido, no había ningún tipo de información del río, no existía Google, imágenes satelitales, menos internet, celulares o GPS. Nos llevó casi un año planificar el viaje y armar el equipo necesario para la expedición.”

«Un triunfo de la vida» definen al remo los aventureros.

Sin poder ocultar las distintas emociones vividas, José Luis repasó los sentimientos de volver a navegar el río, aunque sea por un tramo más corto. “Esto es un triunfo de la vida que seguimos disfrutando. Yo y otros dos amigos habíamos intentado en 1971 hacer esta misma expedición, pero por falta de información y de botes adecuados solo lo pudimos hacer unos pocos kilómetros, porque los sectores rápidos lo destruyeron enseguida” recuerda. “A pesar de todo, algunos medios rescataron el intento y esa fue la motivación para Alfredo de formar al equipo y trabajar en cada detalle para no fracasar en el nuevo intento.” Señaló

Por su parte, Alfredo, quien llevó la voz cantante en cada contacto con la gente, mostró que sigue siendo el capitán del grupo. “Estamos celebrando la vida, el conocimiento geográfico, el atrevimiento, la convicción, la alegría del esfuerzo, de festejar al saber que se cumplió con el objetivo planificado. Atreverse a soñar, a perseguir y conquistar los sueños, con capacitación, dedicación y las responsabilidades que nos pone la vida cotidiana”, concluyó antes de subirse a unos de los kayaks y remar algunos kilómetros por el río, como hace 50 años.


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