Alertan sobre el riesgo que imponen las carreras de montaña en los ecosistemas de altura

Los investigadores aseguran que el “pisoteo” descontrolado y repetido de personas que corren causa daños que pueden resultar muy severos para especies vegetales frágiles y de distribución muy reducida.

El auge de las carreras de aventura y de los llamados “ultra trail”, con recorridos que transitan por la alta montaña, empezó a generar preocupación entre los científicos que estudian esos ambientes, quienes advirtieron sobre la necesidad de establecer regulaciones más estrictas.

Hay carreras que tienen una historia de más de 20 años y renombre internacional, como el Cruce de los Andes, que este año tendrá epicentro en Bariloche y se realizará entre el 1 y el 6 de diciembre. Está previsto que reúna a alrededor de 4.500 competidores.

A nivel local el clásico más importante es la carrera “Cuatro Refugios”, que nació en 2004, con la organización del Club Andino Bariloche, y suele convocar a unos 700 corredores. La próxima edición se realizará a fines de febrero próximo.

Con menos tradición, también genera atractivo enter los amantes de la disciplina el llamado “Trail de los filos”, programado para el 14 de enero, cuya ruta comprende la picada Jakob y la subida al cerro Bella Vista.

La bióloga Marcela Ferreyra ya había alertado sobre el riesgo que representan las carreras para la flora de altura durante una mesa redonda realizada un mes atrás en la biblioteca Sarmiento. Dijo que el “pisoteo” descontrolado y repetido de personas que corren (más que caminar) causa daños que pueden resultar muy severos para especies vegetales frágiles y de distribución muy reducida.

Explicó que los mallines demandan un especial cuidado, y señaló que “correr por pedreros”, cuando el material suelto se desliza “arranca y desentierra plantas” que mueren y no se recuperan.

“En la alta montaña lo he visto con mis propios ojos, por ejemplo con una carrera que se hacía antes y ya no se hace más, en el cerro Challhuaco”, afirmó la especialista. Dijo que correr por zonas donde no hay un sendero, sino un uso disperso del espacio, agrava el perjuicio.

También llamó la atención sobre la actividad de los escaladores”, porque usan grietas en la piedra que son las mismas en las que arraigan especies vegetales únicas. Ferreyra repitió además un reclamo que sostiene desde hace años para que Parques Nacionales evite la irrupción de motos en el cerro Carbón, donde habita el senecio carbonensis, una planta de flor que sólo se puede hallar allí y en el cerro Estrato.

La carrera de los 4 Refugios tiene cuatro pruebas diferentes por los senderos de montaña de Bariloche. Archivo

Aportes “bienvenidos”

La afición por correr en la montaña se intensificó en los últimos años y los cupos para las carreras suelen agotarse con rapidez, a pesar de que las inscripciones no son baratas. El Cruce, por ejemplo, tiene un tarifario variado que puede demandar desembolsos de hasta 400 mil pesos. La Cuatro Refugios modalidad “non stop” tiene derechos de inscripción de hasta 97.000 pesos.

Andrés Martínez Infante es guía de montaña, corredor y uno de los impulsores de la Cuatro Refugios. Dijo que el interés tiene que ver con una manera distinta de experimentar la montaña. “Cuando nosotros éramos chicos en general no se corría y el incentivo estaba en llegar a una cumbre nueva, pero ahora lo que buscan muchos es ir cada vez más rápido”, observó.

Opinó que las carreras no suelen causar gran impacto porque “en general van todos por un sendero y se cuidan los espacios de altura”. Dijo que al definir la traza de la Cuatro Refugios evitan el cruce de mallines como los que se emplazan junto al refugio Frey y en el cerro Navidad.

Pero señaló que le parece “entendible y muy digna la preocupación de las especialistas”. Martínez Infante dijo que desde el Club Andino mantienen “contacto permanente con Parques Nacionales” para evitar daños ambientales y “determinar las zonas en las que hay que poner especial atención”.

El presidente del Club, Juan Pablo Ordóñez, también dijo que al organizar las carreras “se tiene en cuenta el aspecto ambiental y cuáles son los lugares frágiles o delicados que hay que evitar”. Dijo que “es bienvenida toda propuesta para trabajar en conjunto” si proviene de quienes realizan estudios sistemáticos de la flora y fauna de montaña.

Opinó que la mayor afectación está dada por “la carga continuada” de visitantes en temporada turística que reciben las picadas y los refugios, “y no tanto por las carreras”.

Aclaró que a su entender la carga “no es un valor fijo” sino que tiene que ver también con las medidas de mitigación que se implementen. Por ejemplo hasta hace unos años los refugios no se planteaban la necesidad de tener sistemas de tratamiento de efluentes y hoy los tienen, lo cual permite absorber otro número de visitantes y minimizar el daño.

Control, pero no prohibiciones

Ordóñez dijo que las carreras “están mundialmente en crecimiento” y lo esperable es que Bariloche y toda la región tengan una oferta cada vez mayor. De hecho, por su densidad poblacional, el desarrollo en esta ciudad es menos notorio del que registran La Angostura y San Martin de los Andes que en esta ciudad.

Señaló que él no para de sorprenderse por la capacidad de los atletas y lo lleva a preguntarse cuál es el límite. Admitió que las competencias deben tener cupos, “relacionado más que nada con motivos de seguridad”, y no solo con el foco puesto en lo ambiental.

El intendente del parque Nacional Nahuel Huapi, Horacio Paradela, dijo que ese organismo tiene claro que las carreras se instalaron “con una lógica comercial” y que son también “importantes para las ciudades y para el turismo”. Señaló que Parques busca regular desde la cantidad de participantes y el monitoreo, en la búsqueda de un equilibrio “entre impactos que podrían ser remediados y otros que son irreversibles”.

Dijo sin embargo que no hay un protocolo ni una fórmula específica. “No somos prohibicionistas de antemano”, advirtió Paradela. Dijo también que con los organizadores de las carreras trabajan “con varios meses de anticipacion”, que existen controles y que “no se han identificado daños puntuales en flora, salvo con el senecio del Carbón”, que está especialmente protegido.

Para Ferreyra el problema va más allá de las carreras y de las áreas naturales protegidas. Dijo que por sus trabajos de investigación suele recorrer lugares como el cerro La Atravesada, en cercanías de Zapala, “que no es parque nacional, y que se ha puesto de moda para los entrenamientos” de quienes se preparan para las carreras. Señaló que allí existen “plantas microendémicas, con una población que tal vez no pase de los 100 ó 200 individuos” y que en una situación así “no tienen mucho futuro”.

Martínez Infante opinó que Parques debería fijar un estándar de informes ambientales dirigido a garantizar “la sustentabilidad del lugar”. Pero entendió que las carreras deben mantenerse, porque “son un recurso muy importante para Bariloche, y también para mucha gente que tiene conciencia, que no rompe, que junta la basura, y que ha conocido la montaña de este modo”.

Las pisadas que no pasan de largo

Un estudio realizado hace tres años en montañas de la región por un equipo de investigadoras del Conicet fue el primero en documentar qué ocurre con las comunidades vegetales altoandinas cuando son afectadas por el tránsito y el pisoteo. La conclusión recomienda a los caminantes que miren con más atención los senderos que recorren, que respeten las señalizaciones, que eviten salirse de las huellas y a la vez “descubran un mundo de bellas y diminutas plantas a sus pies”.

El trabajo demostró que las comunidades “de cojín” en las formaciones de estepa, y las de “borde de mallín” son las más sensibles al pisoteo repetido. También que la reversión del daño es más rápida en ambientes de estepa y que los resultados demuestran que en los sitios que reciben un tránsito regular, por ejemplo las inmediaciones del refugio Frey, “es fundamental el manejo adecuado de los senderos”.

Las expertas subrayaron que las plantas altoandinas crecen en ambientes de montaña adaptadas a condiciones extremas, como grandes variaciones de temperatura, alta radiación solar, fuertes vientos, nevadas y suelo congelado durante gran parte del año”. Muchas logran crecer “con poco o nulo desarrollo de mantillo fértil”. En las observaciones comprobaron que “los arbutos son los más afectados, porque “redujeron su cobertura con solo 15 pasos” de pisoteo. Las pruebas se realizaron con impactos de 13 a 230 pasos.


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