Así despide los restos de Vicente Godoy una multitud en Las Ovejas: escenas de dolor popular

El intendente de esta localidad del norte neuquino murió esta mañana.  Diario RÍO NEGRO recogió testimonios en el velorio multitudinario.

El corazón del norte neuquino se estrujó este viernes. De dolor.

Ahora, a las 21, acá en Las Ovejas, el Polideportivo municipal más de 400 vecinos se saludan, abrazan y lloran cerca del ferétro donde reposan los restos del hasta hoy intendente Vicente Godoy, quien tenía 50 años de edad.

Están todos los intendentes de las localidades vecinas, todos. También de Zapala, Picún Leufú, Chos Malal. Más el gobernador de la provincia Omar Gutiérrez; la directora provincial de Turismo, Marisa Focarazzo y más funcionarios.

La tradición indica por estos lares que se lo velará toda la noche. “Todavía hay vecinos en los campos que recién se están enterando y quieren venir a despedirlo”, comenta a Diario RÍO NEGRO una vecina.

Ella, maestra jubilada y amiga de la familia de Godoy, comparte que más allá de las diferencias políticas que tenía con Godoy “era mi gran amigo”.

“Soy amiga de su mujer, le di clases a sus hijos, compartí mil horas hablando de la vida con él. Vivió como quiso y murió en su ley. Como líder no tuvimos nunca a ninguno como él. Deja un vacío que hoy nos sacude hasta la angustia”, dice.

“El pueblo está muy sentido. No lo podemos creer”, expresa Luis Fuente, quien hace seis años que vive acá. Rodolfo Sepúlveda, también presente en este velorio, coincide y agrega que “no sé cómo vamos a superar esta consternación. Va a ser difícil. Él representaba nuestras expectativas”.

Viernes a la noche, en el Polideportivo de Las Lajas

Antolín Muñoz, un muy amigo de Godoy, llora. Hombre ya mayor recuerda que “él siempre me hacía regalos. Bah, no solo a mi me los hacía, se los hacía a todos. Cuando viajaba por el país o afuera siempre nos traía un regalo a cada uno de nosotros. Tenía 50 años pero era como un padre para nosotros”.

“Yo tengo casa gracias a él”, apunta otro presente en este espacio donde muchos se quedan sentados, lagrimeando en soledad.

En el 2019 Godoy tuvo un preinfarto y pudo ser tratado a tiempo. Y en el 2021 murió su amigo Waldo Medel, que según los testimonios de esta noche “lo afectó profundamente”.

Aún así resaltan que se cuidaba, que hacía deportes, que comía sano. Que era imparable. “Estaba en todos los detalles de cada uno de nosotros”, insisten en remarcar. Era un entusiasta de la gestión y de la cuestión pública, acotan.

Este fin de semana iba a liderar el evento Sabores de la Cordillera del Viento, con su pueblo como escenario principal; de este modo aceitar los motores para un gran encuentro gastronómico para octubre próximo de carácter binacional. Ya había ido a Chile a entrevistar a cocineros para traerlos a esta movida.

Al mismo tiempo estaba afinando la búsqueda de financiamiento para levantar un Centro de Cultura y Teatro y de un hotel para los abuelos. No le gustaba la palabra geriátrico y como la soledad y los pesares de la tercera edad le preocupaba estaba empecinado en crear un hotel en un predio de 5 hectáreas, donde los residentes pudieran seguir cultivando y haciendo las cosas que habían hecho toda su vida.

Dora Muñoz fue con la última vecina que Godoy habló este viernes. “Como ayer fue mi cumpleaños y no pudo venir a saludarme, lo hizo hoy a las 8 de la mañana, antes de ir a ver a su madre”, habla como puede con “Río Negro”. Dora es productora de quesos y Godoy la había invitado a participar de “Sabores de la Cordillera del viento”: afinaron detalles para la presentación y de paso le pidió un poco de cilantro para cocinar en el evento.

Charlaron un buen rato y de inmediato el primer mandatario volvió a su despacho.

No se sintió del todo bien y pidió mate cocido a uno de sus asistentes.

Luego pasó lo que ya se sabe.

Si alguna vez me pasa algo te ponés la mejor ropa, sabés”, le dijo a María Luisa, su esposa, quien junto a sus hijos recibía durante todo el día el abrazo de sus vecinos. Y ella cumplió: se puso el tapado más lindo y no se alejó un paso del compañero de su vida.

La noche está fría. La luna ilumina todo. Y si bien el corazón del norte neuquino no da más de lo estrujado que está, la multitud de Las Ovejas reivindicaba que “haremos honor, a partir de mañana, del legado que nos dejó Vicente”.


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