Cómo es transitar el verano en la meseta de Neuquén

Son familias que viven a 12 kilómetros del río en Neuquén. Se las rebuscan para sobrellevar la ola de calor. Por los chicos, se organizará una guerra de bombitas de agua para pelearla.

El calor intenso ya no se soporta. No quedan recursos para evitarlo, excepto para quienes pueden llegar hasta el río para remojar los pies o tirarse en una lona bajo la sombra de un árbol, luego de un buen chapuzón. Pero no todos tienen esa oportunidad. En la meseta de la ciudad de Neuquén el suelo arde y es literal. Las calles, todas de tierra, son recorridos de carbón encendido.

Un día en lo más alto de la ciudad no es fácil. El agua de red llega a cuenta gotas porque las bombas que la impulsan desde el canal Mari Menuco no siempre funcionan. Y la que les manda el municipio con los camiones aguateros, hablamos de la potable, no alcanza para cubrir la demanda de las más de 2.000 familias que allí residen, y solo es un sector en el límite entre Neuquén y Centenario. Se trata del asentamiento San Antonio 1, de El Trébol 2, ubicado atrás de Colonia Nueva Esperanza, en cercanías del famoso “Choconcito”, una laguna que se formó con el sobrante de agua que derrama la toma del Ente Provincial de Agua y Saneamiento de Neuquén que abastece a la zona de la meseta.

Pero los vecinos la pasan mal. Todo el año por diferentes razones, pero en verano con la ola de calor, mucho más. No tienen piletas en sus casas, ni siquiera una pelopincho. El mango apenas les da para la comida diaria. Están ubicados a más de 12 kilómetros de Las Perlas y a más de 13 de los balnearios de la ciudad de Neuquén. Pero la cuestión acá es el alto costo que le significa a las familias trasladarse hacia un curso de agua para resistir a la ola de calor. Quien mejor lo explica es Daniel González, referente del comedor y merendero “Unidos” del barrio.

El aguatero pasaba todos los días pero ahora pasa cada tanto. Los vecinos tenemos que suministrarla de a poco para que nos alcance. Nos manejamos con agua de red pero no es potable. Encima ahora no esta funcionando y con esta ola de calor la verdad la pasamos muy mal”, aseguró.

Frente a esta situación, el río ¿es una alternativa? Para muchos sí, para los vecinos de la meseta, no. Es que llegar desde la meseta hasta el río significa un gasto diario de 560 pesos en pasajes de ida y vuelta por persona. Una familia de 4 integrantes gastaría 2.240 pesos por día para ir a refrescarse al Limay. Pero el presupuesto no lo aguanta.

Con ese dinero una familia en Neuquén puede comprar un litro de yogut bebible en supermercados locales, y le quedaría un resto. O comprar tres litros de leche en el mismo lugar, siempre aprovechando las ofertas. También podrían comprar un kilo de carne de cerdo de segunda calidad.

¿El viaje al río o comer? Sin duda no hay discusión. Comer y luego pensar cómo pasar la ola de calor. “Los vecinos se la rebuscan. La mayoría de la gente de acá no tiene movilidad. Para ir al río tengo que tomar el cole 24 desde la Colonia hasta Parque Norte. Ahí me tengo que tomar otro cole hasta el centro y de ahí tomar otro hasta el río. Otra cosa: las colonias de vacaciones. Estamos muy alejados de las colonias, son 6 kilómetros caminando. En cole también son tres coles. Se re complica”, aseguró el referente barrio.

Y así, los vecinos hacen malabares para resistir al calor. Y a la gente del merendero se le ocurrió una linda idea. Mientras tanto, allí en la meseta se resiste la ola de calor con fuentones que se pueden llenar cuando el agua de red es generosa. La “maguereada” es otra posibilidad, pero no siempre.
“No es fácil, pero los vecinos se las ingenian”, dijo Daniel.


Un bombazo para que los más chicos se diviertan a pesar del calor


Las cosas no son fáciles en la meseta, pero siempre hay gente dispuesta a dar una mano para que la realidad sea más tolerable. El merendero “Unidos” es un ejemplo de eso. Sobre todo pensaron en los más pequeños de la familia. Para el próximo 13 de febrero, para la celebración de Carnaval, organizaron un “Bombazo” comunitario.

¿De qué se trata? Algo sencillo un encuentro en el predio merendero para llevar adelante lo que se conoce como guerra de bombitas de agua. Y luego compartir un refrigerio bien fresco.

“Pretendemos que los chicos y chicas se olviden por un rato de la falta de agua. Para estas familias es muy difícil llegar a parar la olla. Pero no queremos que a los chicos les falte el agua”, explicó Daniel González, coordinador de “Unidos” y promotor de la propuesta.

Quienes quieran colaborar pueden acercar el merendero bombitas de agua, gaseosas, agua mineral y productos de snack para sumar a la merienda que los pequeños compartirán después del juego de agua.


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