Comprar ropa de segunda mano, una moda que crece en Bariloche

Las ferias son una tendencia en tiempos de crisis, pero también hay un aumento de la conciencia ecológica que alienta a reciclar lo que ya no se usa. Dos casos de éxito que se habilitaron como comercio en el centro de la ciudad. Las modalidades son distintas, una paga el 40% y otra toma a consignación.

La ropa usada no es descartable. La crisis económica y la necesidad de ahorrar en distintos rubros no prescindibles hacen que las familias busquen cada vez más alternativas que se ajusten al bolsillo, pero además se suma la conciencia ecológica que aumenta con la idea de reutilizar lo que antes se creía desechable. Y con ese combo crecieron en Bariloche en los últimos años, la moda de la feria.

Esta tendencia en tiempos de crisis tiene varias aristas. Están las tradicionales ferias callejeras donde cada uno instala su puesto con lo que tiene para ofrecer, como ocurre en la concurrida feria que se ubica detrás de la iglesia Santo Cristo. También las ferias de “garage” que se realizan de manera eventual, cuando se reúnen productos generalmente entre distintas amigas, para que sea nutrido y variado. Y también quienes ofrecen por redes sociales y la compra es “a ciegas”, sin probar, aunque con opción de devolver.

También hay quienes hicieron de la feria su negocio y sustento de vida, afrontando una habilitación comercial y alquiler de local, con lo que ello implica, pero que al mismo tiempo ayuda a otras personas, que ofician de “proveedores” de la ropa, y la cadena se completa con otorgarle precios accesibles a quien necesita la prenda. Y en este segmento, el crecimiento es notorio y ya llegaron al centro de Bariloche locales exclusivos de indumentaria se segunda mano.


Analía empezó hace 3 años y ya llega a 200 «proveedores»


Analía Muntaner es una pionera en el rubro. En el 2020, un mes antes de las medidas de aislamiento por la pandemia del coronavirus, se reunió con otras dos amigas, Anabel y Carolina, para abrir su primer local con modalidad de feria. El punto de partida fue que una de ellas remataba todo su placard y artículos del hogar porque se mudaba a España.

Analía Muntaner empezó antes de la pandemia y se expandió. Exhibe ropa por temporada en Dulces magnolias. Foto: Chino Leiva

El negocio fue en expansión. “Funcionó todo el tiempo, la gente busca precios y también reutilizar. El concepto de que lo que ya no usás, tal vez otro lo necesita” relató Analía que hoy, junto a Carolina Luque, lleva adelante Dulces Magnolias, una feria ubicada en un pequeño local de Vicealmirante O’Connor 820 (frente al comercio original) donde se puede encontrar desde indumentaria, calzado, accesorios, artículos de decoración, esquíes, ropa técnica para la nieve, entre otros productos.

“Hacemos un gran trabajo de selección, que las cosas estén en buenas condiciones, limpias, sin manchas y por poco dinero te podés vestir con ropa de marca, de calidad y en buen estado”, destacó Analía quien remarcó que la clientela abarca todos los estratos sociales y muchas mujeres llegan en busca de su “outfit” para un evento puntual, con la idea de no gastar demasiado para una indumentaria que solo servirá para una vez.

La modalidad de Dulces Magnolias es tomar la ropa a consignación, el precio se acuerda y se aplica comisión. Foto: Chino Leiva

La modalidad de Dulces Magnolias es a consignación. Se toman las prendas todos los días (de 10 a 20) y estiman que unas 200 personas son las “proveedoras” que habitualmente llevan indumentaria para poner a la venta en la feria. “Damos la posibilidad de ver juntas el precio, sugerimos qué puede andar o si la persona quiere cierto monto por su prenda, lo respetamos. Sobre ese valor se fija la comisión para el local”, señaló Carolina.


Liss y el concepto de «moda circular»


Liss Sierra es otra joven emprendedora que pone el foco en la “moda circular” y en seis meses abrió su segundo local de Eco Moda en pleno centro de Bariloche (Palacios 187) con propuestas para mujeres, hombres y niños.

Tenemos el concepto de moda circular, que la gente saque del placard lo que no usa y que puede reutilizar otra persona, de segunda mano”, destacó Liss quien lleva contabilizado que en su corta experiencia en el rubro lleva “recicladas 19.000 prendas”.

Liss Sierra creció en solo seis meses y abrió su segundo local de «moda circular». Foto: Chino Leiva

Liss tomó el modelo de negocio de experiencias de otros países que conoció a través de internet. “Fomentamos la concientización ecológica, reciclar,  porque la industria textil es de las más contaminantes del mundo”, señaló la cordobesa emprendedora que admite que entre la clientela hay quienes analizan la oferta del lado de la sustentabilidad y otros por una cuestión económica en la que “todos ganan”, el que vende y el que compra a precio accesible.

La modalidad de Eco Moda es mediante el pago del 40% del valor al que se exhibirá en el local y solo se trabaja a consignación las camperas, que son productos más caros. “Ofrecemos todo un 80% más económico que lo que cuesta nuevo”, remarcó Liss, que ante la cantidad de personas que se acercaban a vender sus prendas usadas, debió establecer ahora un sistema de turnos para seleccionar los artículos con los que se quedará.

El segundo local de Liss está ubicado en la calle Palacios casi Mitre. Fija turnos para recibir ropa para la venta. Foto: Chino Leiva

En sus orígenes, Liss analizó el mercado y notó un nicho a explorar. Comenzó en octubre del año pasado con un stock mínimo de unas 1.200 prendas y colocó un cartel escrito a mano en el local de Gallardo 436 que decía: “compro ropa” y la respuesta fue sorprendente. En febrero abrió el segundo local, luego de varias puertas cerradas por tratarse de una tienda de segunda mano.

Para renovar los percheros, Liss fijó un plazo de 90 días y si la ropa que no circula, se dona al hogar Betania, donde se alojan mujeres en situación de calle, donde una vez al mes realizan feria para reunir fondos.


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