Crecida: El río Neuquén bajará levemente hacia fin de mes

El Neuquén bajará los caudales con los que llega a los valles pero el Limay se mantendrá como hasta ahora, dijo la AIC.

Los niveles con lo que llega el río Neuquén a las ciudades de la Confluencia y el Alto Valle disminuirán levemente hacia finales de este mes, según las estimaciones de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC).

El otro gran río de la cuenca, el Limay, mantendrá los caudales que hoy deja pasar Arroyito mientras el despacho eléctrico así lo requiera.

Según le dijo el secretario de Fiscalización de la AIC, Julio Porrino al diario RÍO NEGRO, los embalses Los Barreales y Mari Menuco, en el río Neuquén, se mantienen en la operación de lo que llaman la “franja de atenuación de crecidas” luego de recibir aportes extraordinarios hace un mes como consecuencia de un temporal de lluvias en el norte neuquino, acompañado por temperaturas altas que precipitaron un deshielo. “Desde el dique El Chañar van a ir bajando lentamente los caudales acompañando el descenso del embalse”, apuntó Porrino.

“El próximo escalón de descenso será antes de fin de mes”, añadió.


La crecida afecta barrios ribereños

Aunque los caudales podrían ser mucho mayores, de acuerdo con el diseño de operación que se pensó hace 25 años, cuando se disolvió la empresa estatal Hidronor y se concesionaron las hidroeléctricas, este esquema de erogaciones hacia los valles ya provocó serios trastornos en los barrios ribereños.
Más de 15 años de sequía hizo que las poblaciones avanzaran sobre orillas que eran del río y que se consolidaron como tierra firme.

No es la primera vez que ocurre algo así. Aunque las llamadas “líneas de ribera” estén delimitadas, es preciso que el Estado trabaje activamente sobre las poblaciones en riesgo para evitar que contingencias como la actual pongan en peligro poblaciones que, en general, de por sí son vulnerables.


Crecida en el Limay: cambiaría su bajara la generación de electricidad



Desde el sur, donde las precipitaciones son mayores que en el norte de la cuenca, hay cinco presas para administrar el paso del agua sobre el río Limay.

La última, Arroyito, de la que depende el caudal que llega a los valles, continuará con los niveles actuales. “Allí no hay una situación de atenuación de crecidas: si baja el requerimiento de energía bajaría el caudal”, apuntó Porrino.


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