De Neuquén a Curazao en familia: una isla mágica que muestra otra cara del Caribe
Marcelo García, de Viajo con Vos, llegó con sus hijas y su compañera a esta isla increíble recorrieron las mejores playas del Caribe, vivieron experiencias culturales, eventos únicos y te cuenta todo lo que podés hacer y lo que tenés que saber para ir.

¿Qué pasa cuando elegís salir del mapa tradicional y descubrir un paraíso caribeño lleno de color, historia y aventuras para vivir? Hoy, te contamos nuestra aventura por esta colorida y vibrante isla, que alberga algunas de las mejores playas del Caribe, hoteles de primera categoría y excelentes opciones gastronómicas. Prepárense para conocer un destino seguro, diverso y perfecto para disfrutar en familia.
Nuestra aventura comenzó en Buenos Aires, en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Nosotros optamos por volar con Copa Airlines, que ofrece varias frecuencias diarias. La aerolínea hace una breve escala en Panamá, y ofrece el famoso “stopover” que te permite quedarte unos días y conocer dos países por el precio aéreo de uno. El valor del ticket aéreo ida y vuelta ronda los 1.100 dólares. Tip viajero: Haceme caso y aprovecha el stopover, Panamá es un destino maravilloso, del cual te contaremos más adelante.
Al llegar, si hablamos de los atractivos, la respuesta puede generar un libro más que un artículo, pero te contamos que visitamos nosotros en familia y con dos niñas. Eso sí, antes de continuar quiero avisarte algo importante: lleva snorkel.

Arrancamos por Willemstad su capital y una ciudad que parece pintada a mano. Su arquitectura colonial holandesa, con casitas de colores pasteles frente al mar, es hermosa. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y está dividida en dos barrios principales: Punda y Otrobanda, unidos por el puente flotante Reina Emma.
Todos los jueves, el centro histórico de Punda hay música en vivo, fuegos artificiales, arte callejero y una energía festiva que te va a encantar. Te recomendamos llegar temprano, cenar en alguna terraza frente al mar y quedarte a disfrutar del show final. Es gratuito y 100% familiar.
Si vas a Willemstad con niños podés visitar el Museo Kura Hulanda, ideal para explicarles sobre la historia del comercio transatlántico y la esclavitud. Sacarte fotos en los murales y en el cartel de “Dushi Curaçao” (significa “Dulce Curazao”). Dato curioso: El idioma local es el papiamento, una mezcla de portugués, español, holandés y lenguas africanas. Pero todos hablan también inglés y español, así que comunicarse es muy fácil.

Si bien es cierto que no somos amigos de los acuarium, fuimos porque nos dijeron que era diferente, ya que está en aguas abiertas y así es. En el Curazao Sea Aquarium, ubicado en la zona de Mambo Beach, al aire libre y construido sobre el mar, pudimos ver especies marinas en su hábitat natural, gracias a un sistema de circulación directa con el océano.
Pudimos nadar con delfines o ver su show educativo. También se pueden observar tiburones, tortugas marinas, morenas y peces tropicales desde plataformas seguras. Si elegís este paseo, comprá las entradas online con anticipación para evitar filas. Y llevá malla si querés participar de alguna actividad acuática.
Una de las excursiones más impactantes fue la visita a Klein Curazao, una isla deshabitada a 90 minutos en catamarán desde el puerto. Nosotros, reservamos con una empresa que ofrecía almuerzo , bebidas y actividades acuáticas. El precio ronda los 120 dólares por adulto y 60 los niños.

Pudimos nadar en aguas cristalinas. Hacer snorkel y ver tortugas marinas ¡Las vimos a metros de la orilla!. Exploramos el faro abandonado y los restos de naufragios. Disfrutamos de la playa más blanca y extensa de todo Curazao. Un consejo, si los pequeños son propensos al mareo, llevá pastillas de viaje: el trayecto puede ser movido, aunque en nuestro caso las nenas estuvieron de diez.
Después de unos días en Willemstad, decidimos alquilar un auto y recorrer la costa oeste. Ahí se encuentra Westpunt, una zona más salvaje, sin grandes hoteles, pero con playas soñadas y menos concurridas. En esta zona hay menos restaurantes por lo que recomendamos llevar agua, frutas y snacks. Y un plus, en el camino pueden visitar el Parque Nacional Shete Boka, con senderos y cuevas marinas donde rompen las olas o bien el Parque Nacional Christoffel y varias casas de plantaciones.

Una parada que disfrutamos todos (¡sí, también los chicos!) fue la visita a la Landhuis Chobolobo, la fábrica original del famoso licor Blue Curaçao. Pudimos recorrer la destilería artesanal, participar de degustaciones. Dato curioso: el color azul es 100% decorativo, hay versiones transparentes, rojas y verdes del licor.
Y finalmente, si tenés hijos entre cuatro y doce años, no podés dejar de visitar el Children’s Museum Curazao. Es un espacio interactivo e inclusivo, donde aprenden jugando.
Otro rincón inesperado fue el recorrido por las cuevas de Hato, muy cerca del aeropuerto. Con más de 300 mil años de historia geológica, estas cuevas de piedra caliza son accesibles, iluminadas y bien señalizadas.

Durante el tour vimos estalactitas y estalagmitas gigantes, murales naturales formados por la erosión, un “salón del murciélago” donde viven cientos de ellos. ¡No asustan! Aunque Vicky quería salir corriendo. También había petroglifos indígenas. El recorrido es en grupos y dura unos 45 minutos. Llevá calzado cómodo, porque hay algunas escaleras.
Uno de los grandes placeres del viaje, en cada destino, es la comida. La cocina de Curazao es una combinación sabrosa de culturas: africana, holandesa, caribeña y latina. Si bien es cierto que, por ser una isla, las cartas tienen abundante oferta de productos de mar, no se asusten que hay de todo y para todos los gustos. Si quieren algo para salir del paso, están todas las grandes cadenas de comidas rápidas.
Platos que recomendamos: Keshi Yena: queso holandés relleno con carne, pasas y aceitunas. Stoba di kabritu: guiso de cabrito con vegetales. Pastechis: empanaditas fritas con queso o pollo, perfectas para los niños. Tip útil: Si pensás quedarte más de 5 noches, conviene elegir un alojamiento con cocina para abaratar gastos.

Conclusión: ¿Vale la pena viajar a Curazao en familia? Definitivamente sí. Es un destino accesible desde Sudamérica, sin multitudes, con buena infraestructura y muchas actividades para todas las edades.
Requisitos de ingreso al país
Para quienes viajan desde Argentina, sólo se necesita tener el pasaporte al día con una vigencia mínima de seis meses a partir de la fecha de ingreso. En este caso, no es necesaria ningún visado extra y se puede permanecer en el país hasta 90 días.
Todas las personas que viajen deben completar la tarjeta de inmigración digital en línea antes de la salida. Lleven una copia impresa o digital del documento como prueba, por las dudas.
Si viajas desde otro país, te recomendamos que visites su sitio web oficial para saber si aplica en tu caso, tener colocada la vacuna contra la fiebre amarilla. Link útil: https://www.curacao.com/
Como moverte para recorrer sus principales atractivos

Si bien, existe el transporte público y funciona bien. Lo más recomendable es poder alquilar un vehículo particular para moverte con tranquilidad y disponer de tus tiempos. Si optas por esta opción, te sugiero que hagas la reserva, porque la demanda suele ser muy alta. También existe la posibilidad de contratar algunos servicios con una agencia, que pueda llevarlos a realizar las excursiones y así relajarse y solo disfrutar de la experiencia. También podes tomar un taxi.
¿Dónde alojarse?
Curazao ofrece una amplia variedad de alojamientos y para todos los presupuestos, desde hoteles boutique, villas, lodges, bungalows, bed and brakfasts, departamentos a través de aplicaciones como AirBNB hasta hoteles lujosos y los famosos All Inslusive.
Nosotros nos alojamos en dos alternativas diferentes y el precio promedio de la habitación por noche, para 2 adultos y 2 niñas es de 320 dólares.
¿Qué llevar en la valija en Curazao?

Dado que la temperatura en Curazao rara vez cae por debajo de los 27°C, la mayor parte de su ropa puede consistir en ropa de verano. Llevar una camisa de manga larga y pantalones, puede ser útil para prevenir las picaduras de mosquitos. Además, algunos de los restaurantes más elegantes, así como la mayoría de los clubes nocturnos, tienen un código de vestimenta que no permite ojotas, pantalones cortos o ropa deportiva. No olviden un buen par de zapatillas, anteojos de sol, un sombrero, traje de baño, protector solar, repelente de insectos.
Un dato extra pero no menos importante, los tomacorrientes proporcionan 110-130 voltios a 50 Hz. El tipo de enchufe estándar es un enchufe de alimentación “Tipo A” de dos pines como se usa en los EE. UU. Algunos dispositivos están diseñados para operar tanto a 110 V como a 220 V, pero verifiquen con anticipación. Es aconsejable llevar un adaptador universal, siempre, sin importar el destino.
La mejor época para viajar
Dependerá mucho de las preferencias y actividades que se deseen realizar. Aquí el clima es muy constante durante todo el año. Lo cierto es que la temporada alta va de diciembre a marzo. Es decir que en esas fechas tal vez encuentres mucha más gente y por la demanda, sea un poco más caro.

Moneda y formas de pago
La Moneda oficial es el Florín antillano, aunque se aceptan dólares estadounidenses y las principales tarjetas de crédito. Se recomienda cambiar dinero, únicamente en bancos y oficinas de cambio autorizadas. Las transacciones bancarias requieren un pasaporte válido (no se aceptan copia o fotos). Hay cajeros automáticos en todo el país.
Datos útiles para viajar desde Argentina
- No se necesita visa.
- Se puede pagar en dólares y con tarjeta de crédito.
- Todos hablan español o se hacen entender fácilmente.
- Clima estable todo el año (28° promedio).
- Conexión aérea ideal vía Copa Airlines.
Marce García comparte sus viajes en Viajo con vos. (@viajoconvos)
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