Dibujos al paso: Germán, el retratista que sobresale en la ruta y anhela exponer en Neuquén

Conductores y pasajeros de colectivo lo ven cada semana en la banquina, en el acceso a Allen por Ruta 65. Conversó con RÍO NEGRO para contar su historia y sus objetivos.

Balvín, Eva y Domingo Perón, Alfonsín, Bochini, Maradona, Gatti, Fillol, Kempes, Federico Lupi, Ulises Dumont, Paul Newman, Telly Sabala, David Carradine, Nippur de Lagash, Gilgamesh El inmortal, Cabo Sabino… Un mar de rostros pasaba por el lápiz y las hojas de ese jovencito en los años ‘80, el mismo que había nacido en Avellaneda, Buenos Aires. Tantos nombres, emblemas de la política, el deporte, el cine y hasta la historieta, conformaban su mundo, como le pasaba a otros tantos que hoy ya pisan los 50. Pero la diferencia era el talento para dibujarlos, sumada a la perseverancia de la prueba y el error, porque sólo con los dones no alcanza.

Desde 1984 la historia de Germán Braschi se siguió escribiendo en la Patagonia. Primero en Neuquén y a partir de 2005 en Allen. Gracias a eso, hoy lo podemos encontrar “al paso”, en el acceso a la ciudad, por Ruta 65 viniendo desde Fernández Oro, donde ofrece para la venta algunos trabajos que hizo por gusto y donde también recibe pedidos más personalizados. Vive de eso. Se trata del dibujante que se instala junto a la esquina del Motel “Cucú”, acompañado por su atril, sus tesoros y un Citroen modelo ‘75. Seguro muchos lo vieron, al pasar desde el auto, el colectivo o la moto, cuando frenan en el lomo de burro de la calzada.

“Yo aprendí a dibujar caras con mi viejo, que también lo hacía muy bien. Yo era muy chico y veía cómo trazaba líneas de la boca, los ojos, la nariz y le quedaba re armonioso. Eso me maravillaba”, contó en diálogo con RÍO NEGRO. Desde esa infancia observando en el hogar, fue “agudizando el ojo” y mejorando la destreza de sus manos, aunque las maestras creyeran que sus papás le hacían los dibujos del cuaderno. Ya con 22 años, su paso por la Escuela de Bellas Artes de Neuquén le dio las herramientas y técnicas básicas para traducir esa experiencia y curiosidad en las expresiones y rasgos que necesitaba plasmar sobre el papel. “Una línea más fuerte o de más te cambia la actitud de la cara, pero en Bellas Artes te enseñan a hacerlo mejor y más rápido”, valoró.

A pesar de su capacidad, el dibujo no pudo ser su oficio principal por mucho tiempo. De hecho por más de 20 años estuvo directamente sin ejercitarlo, a causa de otros empleos que tuvo que aceptar. “Uno trabaja de lo que puede”, reconoció. Por eso, esta experiencia de exponer, tomar pedidos y vender como “retratista y dibujante” (así dice su cartel de presentación) representa la primera vez en la vida que puede hacer algo que le gusta.

Se animó a vivirlo después de quedarse sin trabajo en los meses de pandemia, cuando se fundió el emprendimiento de una cancha de fútbol familiar que sostenía en calle Collón Curá, en la capital neuquina. Un problema de salud terminó por complicar su panorama de cara al futuro. “Con la edad que tengo nadie me iba a emplear, pero por otro lado quería independizarme y empezar a hacer lo que me gustó toda la vida. Aparte de dibujar, también estoy haciendo pintura, algunas obras ya las terminé y otras las estoy haciendo”, contó.

Foto: Flor Salto.

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Foto: Flor Salto.

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Entusiasmado por los pasos que va dando en esta nueva etapa de su vida, anticipó que junto a otro amigo artista, artesano de la madera, estaban en tratativas para organizar una muestra en Neuquén, aspirando a que la sede sea la Legislatura provincial. Ambos con trabajos en proceso, aún no tenían fecha definida, pero ya trabajaban con ese objetivo en mente.

Satisfecho, Germán aprovechó la charla para compartir y mostrar las obras de figuras regionales que estuvo realizando. El poeta y compositor Marcelo Berbel y el exgobernador Felipe Sapag son algunas, inconfundibles, fruto de su enorme capacidad para rescatar rasgos, muecas y miradas. Pero él, algo esquivo a la idea de sobresalir, reconoció que jamás las compartió con allegados a esos personajes. A pesar de los halagos de sus clientes y los conductores que pasan por la ruta, afirma que ningún retrato es tan lindo como su hija, de 19 años, “que es su mejor obra de arte”.


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