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El boom del turismo no generó inversiones ni empleo en Bariloche

Pasó la pandemia y el verano fue un éxito. De todos modos, los empresarios hoteleros sostienen que aún no se recuperan del quebranto de 2020 y 2021.

Casi todos los reportes sobre la actividad turística local en el último semestre hicieron eje en las cifras récord de ocupación y el alto poder de compra de los visitantes promedio, pero esa bonanza no se tradujo hasta ahora en anuncios de nuevas inversiones hoteleras.

Según afirmaron empresarios del sector, las secuelas de la pandemia todavía están latentes y un impulso de ese tipo solo ocurrirá si el auge actual se consolida con una sucesión de buenas temporadas y la vuelta del turismo extranjero.

El presidente de la Cámara de Turismo local, Ezequiel Barberis, reconoció que el último proyecto de envergadura que recibió Bariloche fue el nuevo hotel Hampton (inaugurado en noviembre de 2019), al que se debería agregar el hotel boutique de alta gama Villa Belluno, inaugurado en julio de ese año en la península San Pedro.

El directivo dijo que “hoy no hay nada proyectado en esa línea”. Estimó que las limitaciones para el acceso al crédito son determinantes y que para ver en Bariloche la irrupción de nuevas cadenas deberán pasar “tres o cuatro temporadas exitosas”.

También el empresario hotelero Hugo de Barba (titular del hotel Inacayal, entre otros) afirmó que no ve grandes inversiones en el horizonte. Dijo que él mismo tiene proyectado y aprobado el hotel Cordillera, en uno de los predios libres más cotizados de la ciudad, sobre la avenida Costanera, pero decidió no avanzar, a la espera de “mejores tiempos”.

Uno de los tantos hoteles que espera mejores tiempos para construirse en la Costanera. Foto: Chino Leiva

La cantidad de turistas que recibió Bariloche en la reactivación post pandemia fue ponderada sin descanso por funcionarios y operadores en los últimos meses. “Desde fines de octubre, cuando arrancó el Bariloche a la Carta, hasta Semana Santa, la ocupación no bajó del 65%, con picos del 100% en enero y febrero”, dijo uno de ellos. Las palabras “récord histórico” estuvieron en boca de todos y tampoco faltaron referencias sobre el poder adquisitivo “medio y alto” del público captado en esta etapa.

Sin embargo, el buen momento del sector no tiene por ahora un correlato en la ampliación de la capacidad alojativa y todo indica que las nuevas inversiones privadas, si llegan, deberán esperar.

Más y menos

29.239
plazas conforma la oferta de Bariloche en materia hotelera, sumando todo el tipo de oferta que hay.

65%
fue el piso de ocupación de plazas desde la primavera hasta la Semana Santa, con picos de 100%.

Barberis aceptó que las cadenas hoteleras internacionales han tomado iniciativas para instalarse en otras ciudades del país, pero “Bariloche tiene una oferta hotelera muy importante y de todos los tipos”, de modo que no existen condiciones de saturación que abran oportunidades a proyectos nuevos.

Según la estadística oficial del municipio, antes de la pandemia la ciudad tenía 30.529 plazas disponibles. Ese número corresponde a marzo de 2020 y es el último publicado. Este medio pidió una actualización y desde Turismo aportaron -como datos informales- que la oferta de camas habilitadas había caído a 28.783 en agosto de 2021 y en enero pasado se recompuso parcialmente para llegar a 29.239.

Costo laboral

De Barba dijo que hay capitales nuevos que se suman, en baja escala, pero orientados a cabañas y bungalows, que en general “son atendidos por sus dueños o se arreglan con uno o dos empleados”. Su opinión es que el costo laboral en Bariloche es un factor clave que desalienta inversiones en hotelería de cuatro o cinco estrellas, porque requiere planteles numerosos (no menos de 50 empleados para 80 habitaciones) y “los sueldos son más altos que en otros destinos competidores, como Mendoza, Córdoba o El Calafate. Eso es lo primero que mira el inversor”.

El empresario se quejó de que los trabajadores gastronómicos en Bariloche perciben un plus de temporada del 25% en enero, febrero, julio y agosto, que se suma a la zona fría y “que no existe en otros lados”. Aseguró que los sueldos y cargas sociales en un hotel promedio de cuatro estrellas “representa el 52% del costo operativo”.

Sus afirmaciones fueron desmentidas de plano por el secretario general del sindicato gastronómico, Nelson Rasini, quien dijo que Bariloche viene de atravesar “una temporada muy buena y muy exitosa, pero los más favorecidos son como siempre los empresarios y no los trabajadores”.

Aseguró que los momentos de zozobra que vivieron especialmente los temporarios durante la parálisis turística de la pandemia ya quedó atrás, pero la recomposición del empleo todavía es parcial. “Hay gente que en la crisis, con los hoteles cerrados, salió a buscar otro trabajo y muchos no volvieron. Los sueldos tienen mucho que ver”, afirmó el dirigente. Calculó la merma en un 20% y dijo que “los propios empresarios reconocen esta situación, porque les cuesta conseguir mano de obra calificada”.

También criticó a muchos hoteles importantes que casi no toman trabajadores permanentes, y para abaratar costos cubren los puestos con temporarios y “eventuales”, en violación del convenio colectivo.
Sobre el freno de inversiones por la disparidad salarial que beneficia a Bariloche, Rasini dijo que no le parece un excusa válida. “Siempre salen con eso, pero los sueldos gastronómicos están lamentablemente entre los más bajos y no reflejan en nada el alto costo de vida que tenemos”, aseguró.

Los departamentos de lujo son la nueva oferta de la ciudad, con servicios acotados. Foto: Chino Leiva

Cuentas sin saldar

La vicepresidenta de la Cámara de Turismo, Belén García Bertone, dijo que la anemia de inversiones importantes que arrastra el sector también tiene que ver con la recuperación de las pérdidas acumuladas durante la pandemia. Dijo que una buena parte de los hoteles y otros prestadores “están todavía enfocados en sacarse la carga de deudas acumuladas”. Aseguró que “el invierno 2021 fue aceptable, y el boom del verano ayudó. Pero todavía no alcanza”.

También De Barba anotó que la mayoría de las empresas locales de actividad turística “vienen de estar paradas un año y medio, con un quebranto económico importante” y que ese contexto “influye”.
Barberis dijo que aun así las inversiones no están paralizadas por completo, y hay varios proyectos de remodelación y reequipamiento de hoteles ya existentes, que en general son encarados “con capital propio”, por la imposibilidad de acceder al crédito.

Sobre ese punto De Barba subrayó que “hoy los bancos prestan a un 65 ó 70% de interés. Y sin saber qué va a pasar a futuro, cuánto va a haber de inflación, entrar en algo sí es una timba. Mientras que en dólares la tasa ronda el 8% y podría ser viable, en una inversión a recuperar en 8 ó 10 años. Pero el problema es que el banco no entrega los dólares, sino pesos, a un cambio de 115”, lo cual le quita todo atractivo.

Las nuevas modalidades dan menos trabajo

Aunque no han trascendido planes para construir nuevos hoteles, hay una corriente de inversiones privadas que se mueve de todos modos y los empresarios lo hicieron notar.

Barberis dijo que existe un cambio en las preferencias del turista que también es atendida por los nuevos emprendedores y subrayó la existencia de “al menos tres grandes edificios de departamentos construidos últimamente en la calle San Martín con destino específico de alquiler turístico”.

Señaló que es un tipo de alojamiento que se comercializa “por redes” y capta un público variado y de número creciente, que le escapa al hotel tradicional. Admitió que se trata de una modalidad que genera muy escasos puestos de trabajo, “porque no incluye gastronomía ni servicio de mucama”.

El dato de Barberis se suma a lo señalado por De Barba sobre el impulso continuado que registran las inversiones en nuevos complejos de cabañas.

El dueño del hotel Inacayal destacó que en Bariloche “la inversión más destacable por lejos en este momento es la que lleva adelante Capsa en el cerro Catedral” para instalar nuevos medios de elevación y un importante sistema de innivación artificial. La obra está presupuestada en 22 millones de dólares y debería estar completada en 2025. Según De Barba, “es increíble lo que va a cambiar a Bariloche con las mejoras en Catedral. Es futuro y ya es presente”.

Valoró también la decisión del intendente Gennuso de “jugarse” por ese proyecto a pesar del rechazo que generó en un sector amplio de la sociedad local. “Gennuso tuvo un cambio. Al principio fue chocante y no tenía un buen concepto del sector hotelero, pero después entendió la potencialidad que tiene el turismo”, sostuvo De Barba.

Belén García Bertone también dijo que hay inversiones pequeñas pero permanentes.

Sostuvo que si bien no existen proyectos innovadores para arrancar desde cero, sí le llegaron consultas y sondeos de inversores “interesados en comprar hoteles viejos o cerrados para reciclarlos”. Tuvo que decirles que los hubo en algún momento, “pero ya no quedan”.


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