Bariloche ya experimenta el «derrame» económico del auge turístico

Las cifras de la temporada de verano exitosa se reflejan en todos los rubros comerciales, incluso los que no están directamente ligados a la afluencia de visitantes. El sector empresario advierte indicadores clave.

Los ingresos que aporta la actividad turística generan un efecto multiplicador sobre la economía de Bariloche que ya empezó a dejar rastros notorios en los rubros comerciales más variados, incluso aquellos que tienen clientela exclusivamente local.

La experiencia señala que el efecto “dinero en la calle” es casi inmediato y así lo reconoció el presidente de la Cámara de Comercio e Industria, Leonardo Marcasciano. Pero también hay quienes aseguran que el derrame no es parejo para todos y subrayan que en algunas actividades las secuelas de la pandemia todavía están lejos de revertirse.

Marcasciano aseguró que el circulante generado por el turismo funciona “como una cadena” y puso como ejemplo hipotético al mozo “que trabaja en un bar o restorán y lleva varias semanas ‘a full’, recibe propina todos los días, la da dinero a la hija para que vaya a comprarse algo al kiosco, o los útiles para el comienzo de clases, y eso motoriza otras cosas”.

Que la rueda comenzó a moverse lo notan las despensas que trabajan con público residente, las remiserías, las heladerías y rotiserías de barrio y los prestadores de servicios en general.

Otros deberán esperar más, por ejemplo los corralones de materiales. Algunas de las fuentes consultadas refirieron que hoy los trabajadores directos del turismo están abocados cien por cien a la temporada, sin respiro, muchos sin francos y recién cuando afloje un poco (y cobren los sueldos de estos meses) empezarán a proyectar alguna ampliación en la casa u otro tipo de inversiones.

La venta de indumentaria es un indicador de los buenos tiempos del turismo en Bariloche. Foto: Chino Leiva

“Es un hecho que el almacén de barrio se nutre del que tiene dinero en el bolsillo. Cifras concretas no hay y es difícil medir esto, pero lo sabemos y se percibe. Es el comentario en la ciudad. -afirmó Marcasciano-. Lo mismo cuando pasa lo contrario, cuando en lo peor de la pandemia no venía gente a Bariloche y las ventas se cayeron para todos”.

Señaló que la economía en general de Bariloche “se mueve en paralelo con la divisa que genera el turismo” y citó el caso de las alquiladoras de autos, que en estos días registran altísima demanda “y son muchas familias que viven de esto, en forma directa o indirecta, porque dan trabajo a decenas de talleres y lavaderos”.

Marcasciano dijo ese efecto es común a todas las ciudades turísticas “pero no fue fácil hacerlo entender en el gobierno nacional”, cuando se implementaron ayudas durante la cuarentena enfocada en los prestadores directos que cerrados y no recibían huéspedes, pero “dejaban afuera al comercio” que dependía de los mismos ingresos.

Marcasciano destacó los beneficios de algunos cambios cualitativos como la recepción de un turismo de mayor poder de compra, que antes viajaba al exterior. “Se nota por ejemplo en el ticket promedio, y en la venta de indumentaria”, señaló.

Otro dirigente que presidió la Cámara de Comercio en períodos anteriores, Eduardo Caspani, refirió también que una temporada turística exitosa como la que transita hoy la ciudad “inmediatamente se empieza a sentir” en el circuito de dinero que permea hacia toda la economía.

Los chocolates son uno de los productos que más llevan los turistas. Foto: Chino Leiva

Observó sin embargo que no es un fenómeno exclusivo del verano “sino que se ve venir desde noviembre, que fue un mes bisagra. Porque tradicionalmente noviembre era una ‘baja’ que te ahogaba, pero esta vez no lo fue. Probablemente por efecto del Pre Viaje”.

Señaló que si bien las ventas florecen en esta época para el comercio en general, también deben lidiar con otros factores que las condicionan, como “la alta inflación y los problemas puntuales de abastencimiento que existe con muchos productos porque las plantas tienen mucho personal con Covid”.

Según Marcasciano, hay datos típicos que suelen pintar las épocas de crisis o bonanza. Entre los primeros mencionó la proliferación de pequeñas verdulerías, que fue visible en la pandemia, como salida para muchos emprendedores que buscaron concentrarse en un producto de primera necesidad. Y como señales de la prosperidad emergente citó “la desaparición de los locales vacíos” que abundaban durante la crisis “y el aumento de los alquileres”.

Impacto fiscal

Bariloche cuenta con unas 5.200 habilitaciones comerciales. Para disponer de una referencia sobre el auge de facturación desde el punto de las cuentas públicas habrá que esperar también un par de meses, cuando empiece a reflejarse en la recaudación de la tasa de Inspección, Seguridad e Higiene.

El año pasado -por caso- el municipio registró ingresos por Tish de 45 millones de pesos en enero. En febrero la recaudación fue de 111 millones y en marzo saltó a 191 millones.

Un indicio de lo que significa la inyección económica del turismo ya la aportó el gobierno provincial en su informe de la primera quincena del año, según el cual Bariloche recibió en ese período 61.323 visitantes, que habrían dejado como gasto general en la ciudad unos 1.330 millones de pesos.

Los restaurantes tienen una activa temporada gracias a la alta afluencia de turistas en Bariloche. Foto: Chino Leiva

El titular de la cadena de supermercados Todo y la distribuidora Puelche, Roberto Gilio, también mencionó otro indicador sensible: “hay productos cuya venta en las crisis se cae enseguida, por ejemplo el agua mineral o las aguas saborizadas, porque tienen una competencia directa que es la canilla. Si no hay dinero la gente deja de comprar. Pero ahora se vende otra vez mucha agua y es una referencia de que la rueda se empezó a mover”.

Lo mismo ocurre con la elección de marcas, porque el comprador empieza a buscar las más prestigiosas y de mayor costo. Ocurre por ejemplo con las yerbas.

Gilio dijo que se nota un aumento de las ventas motorizadas por el público local y en su caso lo comprueba con los locales ubicados en la periferia, donde no hay clientela turística. Distinto es el “boom” que viven los supermercados del centro o del oeste, que en estos días están abarrotados de visitantes.

Según el empresario, hay dos grandes indicadores: la cantidad de tickets y el ticket promedio. Los dos aumentan visiblemente, pero hay que ser cuidadoso en las comparaciones interanuales, porque “en pandemia cambiaron las modalidades y la tendencia de la gente fue a hacer menos compras pero más grandes”.

Señaló que el buen momento turístico se nota en los supermercados, “pero ya había ocurrido el verano pasado, con la diferencia de que no se lo esperaba”.

Gilio dijo que aun así el momento comercial tiene sus rarezas, porque “hay mucha desorientación, precios semicongelados y otros que no. Proveedores que trabajan con cuotas de compra. Se van perdiendo referencias”.

Igual anticipó, por experiencias anteriores, que el efecto multiplicador del turismo se consolida “con 30 ó 60 días” de demora. Estimó qe la progresión de las ventas será creciente y que “febrero va a ser mejor que enero”. Dijo en definitiva que “cuando hay una buena temporada se nota verdaderamente en la baja que le sigue”.


Expectativas en todos los rubros comerciales


El adjetivo “histórico” es uno de los más repetidos entre funcionarios y prestadores turísticos cuando se refieren al verano 2021/2022 que vive Bariloche, con índices de ocupación hotelera que superó el 90% desde las fiestas en adelante.

El esperado “derrame” ya se nota en algunos segmentos comerciales y en otros se hace esperar. Emanuel Sones, titular de la fiambrería y vinoteca La Finca del 13, en la zona oeste, dijo que “se nota muchísimo” el mayor poder de compra del público residente, por el tipo de producto que eligen y también porque “no hay tantas quejas y no preguntan precios”.

También tiene medido que el “cambio de clima” se da porque “la gente se junta más los fines de semana, está otra vez la picada, la cervecita, que un poco se había perdido”.

El taller Siglo XXI de mecánica general también se beneficia del buen momento, ya que empezaron a fluir los clientes que tenían “reparaciones pendientes” y que recién las encaran ahora, con dinero fresco. “A veces no hay nada de trabajo y de pronto aparece todo junto -se quejó el mecánico Gustavo Pozzi-. Tanto es así que empecé a derivar a colegas, porque no puedo con todo. Y tampoco está para tomar un empleado más, porque no sabemos lo que se va a venir. Esto empezó en enero y claramente tiene que ver con el turismo, pero sabemos que son un mes o dos y después se paraliza”.

Una mirada distinta fue la que transmitió Abel Cañumil, de Corralón Andino. Aseguró que en esa actividad el impulso de la temporada turística no se ve reflejada, al menos todavía. La venta de materiales se mueve solo “por las grandes constructoras” -aseguró- y no tanto por la pequeña obra del particular, que ahora contaría con el recurso. “Es raro pero no se nota mucho, por ahora. Lo que sí se ve reflejado es cuando cobran los planes sociales”.

La venta de neumáticos, el rubro de Bari Service, sí reaccionó ante la buena temporada. Germán Roggero, encargado del local, dijo que el mayor gasto del barilochense “ya se notó un montón en noviembre y diciembre”. Observó que “hay mayor movimiento” y la gente tiene menos reparos para endeudarse. Pero no relacionó la reactivación solo con el verano en curso, sino que “comenzó el año pasado y se mantiene”.


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