El deshielo genera turbiedad en el agua y lagos crecidos en Bariloche

El fenómeno natural provoca graves problemas con la potabilización del recurso que se capta del arroyo Ñireco y miles de usuarios llevan varios días afectados. En las costas lacustres, se redujo drásticamente el espacio para disfrutar de las playas.

La mayor concentración de sedimentos que presenta en esta época el arroyo Ñireco debido al deshielo de primavera complica la provisión de agua potable en algunos de los barrios más poblados del Alto de Bariloche, donde los usuarios sufren desde el mes pasado periódicas interrupciones del servicio.

La empresa Aguas Rionegrinas (Arsa) aconsejó racionar el recurso y reconocieron que no hay solución a la vista porque se trata de un fenómeno natural. Solo parcialmente en algunos sectores garantizan una provisión de refuerzo mediante bombeos desde el el lago Gutiérrez. Para el resto, no cabe más que esperar una normalización del caudal del arroyo.

La presidente de la junta vecinal del barrio Pilar I, Natalia San Martín, dijo que tienen problemas “casi todos los días”, que les avisan de los cortes que suelen durar “10 horas o más” y que generan graves tastornos para quienes no tienen tanque de reserva.

“Acá somos unas 300 familias y lo que más me preocupa es que hay muchos adultos mayores, que no pueden ir a comprarse un bidón de agua. Además, cuesta 700 pesos el más barato, y no es para cualquiera”, explicó la dirigente.

El arroyo Ñireco tiene un fuerte caudal en esta época y un tono poco transparente, por el deshielo. Foto: Marcelo Martinez

Dijo por ejemplo que el agua se cortó a las 17 del domingo y volvió a las 8.30 del lunes. Otras veces solo reciben agua de noche y tienen que estar atentos para cargar y guardar, para adelantarse al sigueinte corte que puede durar varias horas y hasta días. En otros momentos el agua “vuelve” pero con muy baja presión y no alcanza para abastecer los tanques.

San Martín señaló que el mismo problema sufren el barrio El Pilar II, la escuela que allí funciona (la 32), los barrios Entre Cerros, 645 Viviendas y 29 de Septiembre, Dos Valles, Reina Mora y Lomas del Cauquén.
En Dos Valles, un barrio cerrado ubicado al pie del cerro Ventana, ayer hubo una protesta vecinal para denunciar que llevan cuatro días sin agua.

La jefa operativa de Arsa en Bariloche, Ruth Quilodrán, explicó que el problema en Pampa de Huenuleo se debe a la turbiedad del agua del Ñireco, causada por el deshielo, que se aceleró en los últimos días debido a las altas temperaturas. Dijo que el arroyo debe ser monitoreado en forma constante y cuando la turbiedad supera cierto límite deben frenar la operación de la planta potabilizadora ubicada en la zona alta de El Pilar.

El agua se comió la costa en algunos sectores del Nahuel Huapi. Foto: Marcelo Martinez

Dijo que “parte de las 645 Viviendas y del barrio Entre Cerros se abastecen con bombeo”, pero ese paliativo no alcanza para todos.

“Tuvimos un buen invierno, con mucha nieve, pero ahora el deshielo nos causa este problema”, señaló Quilodrán. No existe una fecha estimada para garantizar la normalización del servicio.


Una obra complica un barrio



En el barrio Vivero Municipal, también hay problemas con el agua potable porque el servicio es muy precario y no alcanza para todos, por eso la escuela primaria Cailén debió suspender las clases el lunes por la falta del servicio.

Sobre la situación en el Vivero la funcionaria dijo que no es un problema de Arsa, sino que “allí existe una red en etapa de construcción, que depende del municipio y que tuvo problemas y retrasos por hechos de vandalismo”.

En el barrio Vivero de Bariloche también escasea el agua potable pero está vinculado a una obra inconclusa. Foto: Marcelo Martinez

Quilodrán explicó que esa zona de la ciudad, lo mismo que el barrio Arrayanes, se abastace desde los Manantiales y desde la red general con cabecera en la planta de avenida Pioneros, pero no alcanza para todos porque “hay muchas conexiones clandestinas”. Dijo que resolverlas es complejo porque “no son fáciles de detectar”.

La presidente de la junta vecinal de Vivero, Laura Cifuentes, dijo que hay faltante de agua desde siempre en el barrio porque la red original era para una población mucho menor que la actual. “La zona con más problema son los alrededores de la escuela” sostuvo.

El barrio está abarcado por el programa nacional Renabap y con aportes de ese origen varias familias lograron regularizar sus tenencias y les construyeron tanques de reserva, pero “fue algo que se pidió hace 8 años y salió hace 3”, de modo que “todo cuesta y no es posible anticipar ahora cuándo estarán las obras que faltan”.

Según Cifuentes, el panorama es complejo porque “algo de agua hay de noche, pero muchos no llegan a juntar” y en verano, por experiencia, “va a ser peor”. Señaló que la iniciativa para extender la red a todo el barrio debería tomarla el municipio.


Otra escuela en problemas



En el barrio El Pilar II la turbiedad tiene a mal traer a los vecinos y también alteró más de una vez el dictado de clases en la escuela 329, a donde concurren 69 alumnos en jornada extendida.

La directora, Karina Visceglie, aseguró que a veces el problema es la falta de presión y otras el agua sale turbia de las canillas y por eso no la pueden tomar. Pidieron ayuda el Consejo de Educación, que empezó a mandar agua en bidones para el consumo. La higiene tratan de mantenerla con el agua de red, cuando hay, pero a veces no llega a abastecer los tanques y por eso han debido suspender las clases o disponer un ingreso tardío, como ocurrió el lunes.

Visceglie entendió que la turbiedad no puede ser un problema insoluble. “Se tiene que resolver, con las obras de infraestructura que hagan falta. Por la realidad de los barrios, más que de la escuela”, consideró.

En la zona de Pampa de Huenuleo, la solución de fondo llegaría con una mega obra de captación y bombeo, con cisterna de distribución, que proyectó el DPA hace ya un par de años, cuando la crisis del servicio fue provocada por una aguda sequía, pero que no tenía recursos. Recién ahora la Nación comprometió el financiamiento para esos trabajos, a un costo de 1.500 millones de pesos, pero no estarían listos antes de 2025.

San Martín dijo que “hace siete años el arroyo traía menos agua pero no había ningún problema”. Dedujo entonces que el colapso del servicio de agua estaría originado no tanto en las limitaciones del arroyo Ñireco sino en la explosión demográfica de toda esa zona, que se extiende a lo largo de avenida Herman y ruta 40.

Dijo que hace unos días decidieron denunciar públicamente la situación que atraviesan y trataron de tomar contacto con el ministro de Obras Públicas Carlos Valeri, quien públicamente les prometió una reunión. “Yo le mandé mensajes después de eso, pero nunca me contestó”, dijo la vecinalista.

Señaló que la obra grande desde el Gutiérrez sería un beneficio, pero llevará años y los vecinos necesitan una solución inmediata a la falta de agua. No descartó que en algún momento decidan salir a la ruta, como empezaron a hacerlo todos los viernes por el perjuicio que les causa el basural.


Las playas lacustres, limitadas por la crecida


La importante cantidad de nieve que se mantiene todavía en las cotas altas de los cerros de Bariloche comenzó a fusionarse con rapidez debido al calor de los últimos días, y los efectos se notan en la hinchazón de los arroyos y el achicamiento de las playas lacustres.

La delegada municipal de Lago Moreno, Bárbara Vilosio, dijo que comenzaron ya a realizar tareas de limpieza y desmalezamiento en las zonas ribereñas entre Bahía Serena y Don Orione, y también en el lago Moreno. En los próximos días extenderán los trabajos a las bajadas de Península San Pedro.

Vilosio reconoció que el nivel del agua está muy alto y hay poco lugar para el uso recreativo, pero que no ocurre tanto en las playas “consolidadas” sino en las “pequeñas y más vecinales”. Igual señaló que “no hay inconvenientes mayores” y la estrechez de las playas es algo común en esta época, hasta que los caudales bajan entre diciembre y enero, cuando “el paisaje ya es otro”.

La fuerte correntada en los arroyos obliga a tener más cuidado que nunca con los vadeos y a veces ha jugado malas pasadas a algún automovilista, como ocurrió la semana pasada en el arroyo Ñireco a la altura de la calle Miramar, donde un vehículo que quiso cruzar por un paso de uso habitual fue arrastrado por el agua y su dueño debió rescatarlo con el auxilio de una grúa.


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