Quién es el ingeniero nuclear amante de la montaña que conduce el Club Andino Bariloche

Juan Pablo Ordoñez es miembro del INVAP y asumió recientemente la presidencia del Club Andino. La institución cumplió 92 años.

La pasión de Juan Pablo Ordoñez por las caminatas en la montaña nació cuando era chico y solía transcurrir sus veranos en las sierras de Córdoba. Pocos después, este porteño conoció Bariloche y en el momento en que surgió la posibilidad de estudiar en el Instituto Balseiro no lo dudó por un momento.

Se volvió un visitante asiduo a los refugios de montaña y aprendió a esquiar. Más adelante, surgió la posibilidad de escalar las llamadas “agujas» del Frey y varias montañas de El Chaltén.

Este ingeniero nuclear de 66 años trabaja en Invap y acaba de asumir la presidencia del Club Andino Bariloche.

Se sumó como socio a la institución en los años 80 y solo se ausentó los cinco años que debió radicarse en Australia a raíz de su cargo como jefe de Proyecto del reactor que Invap vendió a ese país. Fue subgerente del área nuclear, subgerente general y ahora se desempeña como asesor de la gerencia general y está abocado al proyecto el reactor nuclear en Holanda.

Cuando volví de Australia me integré a la comisión directiva del Club Andino hasta ahora. Sólo renuncié al club cuando asumí la responsabilidad como subsecretario de Planeamiento Energético en el gobierno nacional en 2020. Fue un año», aseguró.

Asumió como vicepresidente del Club Andino y en junio, llegó a la presidencia de la institución que acaba de cumplir 92 años. “La institución funciona con el aporte de tiempo, ideas y la pasión de una cantidad de voluntarios a quien nos une la pasión por la montaña«, resumió.

El dato

2000
socios tiene el Club Andino Bariloche. Y, 400 chicos participan en la escuela de esquí y unos 200 se suman a las actividades de verano.

Ordoñez destacó que la estructura del club es amplia y diversa, con las escuelas de esquí, los refugios, la comisión de auxilio y la administración de dos campings y, por ende, su mantenimiento.

Por otro lado, resaltó el proyecto de un polo deportivo a largo plazo, a través de la firma de un acuerdo con la Asociación de Atletismo con la mirada puesta en el predio del kilómetro 6 al oeste de Bariloche.

“El muro de escalada tendría características olímpicas y para el invierno próximo debería estar terminado. Recibimos un subsidio de provincia. Sería el único muro de estas características en Latinoamérica. También se plantea hacer un gimnasio para los deportistas. La idea es desarrollar un polo deportivo», puntualizó.

El club, advirtió, vendió un terreno destinado, en un principio, a expandir la sede y decidió reinvertir ese dinero en mejoras en los refugios de montaña (el costo de mantenimiento es muy elevado y constantemente se requiere un mejor manejo de los efluentes y mejoras en las condiciones de habitabilidad), el mantenimiento de los campings de Pampa Linda y Los Rápidos y el proyecto de la palestra.

Ordoñez se mostró entusiasmado por la actividad de la escuela de esquí, roller esquí y la escuela de montaña en verano. “Son subsidiadas. En Catedral tenemos algunos locales que nos dan una renta por alquiler. Ese monto permite subsidiar a las escuelas de esquí de montaña«, sostuvo.

“¿Cómo se combina la actividad científica con la naturaleza?», preguntó este diario. Ordoñez consideró que la ciencia es compatible con la naturaleza. “El amor por la ciencia y la naturaleza son complementarios. Cuantitativamente, en lo que hace a tiempo, el trabajo de presidente exige mayor dedicación y ahora lo puedo compatibilizar. Me apasionan las dos cosas», admitió.


Ordoñez fue disc jockey de la discoteca El Electrón los viernes por la noche, en el predio del Centro Atómico, durante su época de estudiante del Instituto Balseiro.


El ingeniero nuclear amante de la montaña que conduce el Club Andino Bariloche: la tragedia

El 27 de abril del año pasado, el refugiero Manuel Benítez quedó atrapado en una tormenta de nieve mientras intentaba llegar al refugio Frey en el Catedral. El episodio generó denuncias por parte de los refugieros respecto a la precarización laboral que padecen.

“Fue un golpe muy duro para todos los que estamos en la montaña. Lo que hicimos inmediatamente fue concentrarnos en cómo evitar que esto vuelva a pasar. Llamamos a una junta de evaluación no para deslindar responsabilidades -eso le corresponde a la justicia- sino para ver qué había que modificar para que no vuelva a pasar», señaló Ordoñez.

Con las conclusiones, se armaron dos protocolos con buenas prácticas de montaña. Por un lado, se establecieron pautas en relación al recambio de los grupos de refugieros. Se dispuso que deben circular de a dos en cada reemplazo (no pueden circular solos). Además, deben tener el equipo y el sistema de comunicación apropiado. Otra condición es que el equipo que sube la montaña debe cruzarse necesariamente con el que baja, en cualquier parte del camino.

El segundo protocolo contempla la operación de los refugios Jakob, Frey y Laguna Ilón en condiciones invernales. “Cambia mucho la montaña de verano a invierno. En verano hay temperaturas más altas, los días son más largos y no hay que transitar por nieve. En invierno es más complejo transitar; por eso, le pedimos a los refugios que tengan protocolos especiales», afirmó Ordoñez.


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