El meticuloso monitoreo de orcas que llegan a la costa de Río Negro para cazar: «Siempre se llevan algo»
Cuando comienza junio, las orcas llegan a distintos puntos de La Loberia con un objetivo: los lobos marinos. El coordinador del cuerpo de Guardas Ambientales contó sobre la vigilancia que realizan día a día durante la época y cómo fue la primera visita de los cetáceos.
Este lunes llegaron cinco orcas a la costa de Río Negro en busca de alimento: los juveniles y curiosos lobos marinos. La escena se repite cada invierno en las aguas del Área Natural Protegida Punta Bermeja, en el balneario La Lobería a 63 kilómetros de Viedma, donde un pequeño equipo de guardas ambientales y colaboradores vigila, observa y registra cada movimiento de los visitantes más poderosos del mar.
Cuando las orcas aparecen en Punta Bermeja, no hay margen para la distracción. Los ojos de los guardas y colaboradores se afinan, las cámaras se alistan y el mar se vuelve un campo de batalla de la fauna marítima, sobre todo en esta época del año, donde su atención se concentra especialmente en las orcas.
Estos animales suelen verse con más frecuencia entre junio y agosto, aunque los registros no responden a un patrón exacto. “La naturaleza no funciona con cronogramas”, dice el coordinador del equipo de Guardas Ambientales de La Lobería, Neri Maidana. Sin embargo, los registros históricos permiten trazar ciertos márgenes: “Julio es el mes donde mayor concentración de orcas tenemos. Aunque ya desde mayo empezamos a estar atentos”.
Fue así que el lunes pasado a las 17 se avistaron los primeros visitantes. «Era una familia compuesta por un macho llamado Pao, su hermana Shekei y su sobrina Konke. A su vez, esta trajo a sus cachorros que nacieron en 2021 y 2024«, cuenta el guarda ambiental, casi con la familiaridad de quien habla de sus vecinas.
Es que es así. Su recurrente visita ha causado que sean reconocibles. Con fotos, el equipo las identificó: sus manchas y cicatrices las delatan, y dan el primer paso para el proceso de estudio, seguimiento de su trayectoria y registro año tras año.
La fotografía es clave. «Es una de las herramientas que usamos para identificarlos», explica Maidana. Con cada avistaje, el equipo toma nota de los horarios, las mareas, las zonas donde las orcas ingresan para cazar y las estrategias que usan.
Así han identificado puntos de ataque frecuentes, como la propia lobería de Bermeja o sitios más al sur. “Sabemos que no vienen exclusivamente acá. Hay varios lugares en el camino costero donde paran a alimentarse”.
Si hay algo que las atrae especialmente, son los juveniles lobos marinos. “En invierno se ve mucho la actividad de los lobos jóvenes, que empiezan a meterse al mar a alimentarse. Son inexpertos, se mueven en grupo y se confían», detalla sobre la especie Maidana. «No siempre reconocen el peligro. Incluso los hemos visto acercarse a las orcas, sin saber el riesgo que eso implica”, agrega.
Las orcas que llegan a la costa rionegrina lo hacen en grupos familiares. No solo cazan los machos; las hembras también participan y tienen un rol clave en la enseñanza. “Se sabe que estos animales tienen comportamientos sociales muy complejos. Las hembras son más familiares, enseñan a los jóvenes, y los machos son más errantes, más solitarios o se vinculan con otros grupos”.

Durante el último avisaje, lograron observar con claridad cómo las orcas capturaron al menos cuatro lobos marinos. “Hubo otros intentos fallidos también. Pero siempre se llevan algo. Siempre se alimentan”, afirma el guarda ambiental a cargo.
Determinar cuántas presas consumen en cada visita es difícil. El mar es amplio, los ojos no alcanzan, los animales se sumergen y aparecen en distintos lugares. «Uno interpreta lo que ve, más que tener un conteo exacto”.
Las orcas seleccionan cuidadosamente las condiciones de marea (alta o baja) para ejecutar sus ataques. Según contó Maidana, aprovechan la rompiente de las olas como aliada estratégica. «Esconden su aleta dorsal detrás de la rompiente de la ola y cuando se va formando y crece en altura, genera como una barrera de división para el lobo marino que está en otro lado», narra. Desde ahí, la orca toma impulso, usa la espuma como camuflaje y ataca.
También se desenvuelven con comportamientos más complejos, como cuando se internan en zonas geográficas muy particulares del mar, que los investigadores llaman “herraduras”. «Se genera como una especie de ollas. Hemos visto cómo se meten ahí dentro de a dos o tres ejemplares arriando a los lobos marinos«, relata el observador.
Desde la dirección de Fauna señalaron que luego del lunes no se volvió a ver a las orcas. Es que tal como explicó Maidana, los depredadores marinos visitan distintos puntos de la playa rionegrina. Por eso, quienes alguna vez quieran realizar el avistaje «deben tener suerte y saber interpretar las condiciones del ambiente para decir ‘hoy es un buen día como para que aparezcan las orcas'».

Las pistas pueden ayudar a estimar cuándo estarán en Punta Bermeja. El clima es una de ellas. ¿Por qué el invierno trae más orcas a la zona? La respuesta está en la cadena trófica. “En esta época ingresan grandes cardúmenes de peces, lo que atrae a los depredadores y activa la base alimenticia del mar. Eso genera un mayor movimiento de especies que buscan alimento”, explica el especialista. Las orcas forman parte de ese ciclo.
A pesar de esto, el monitoreo no se limita a los meses de invierno, aunque sí se intensifica. «Hacemos registros todo el año. Ya sabemos en qué periodos pueden venir ciertos animales, así que nos preparamos para eso”, dice el encargado del equipo de Guarda Ambiental. «Las ballenas, por ejemplo, comienzan a ingresar al Golfo San Matías en mayo, buscando lugares propicios donde tener a sus crías. Y se las empieza a ver en Bermeja entre mayo y octubre”.
Las orcas, en cambio, son menos previsibles. “Sus apariciones son esporádicas. No tienen un horario, ni un punto fijo. Por eso es tan importante recorrer el camino de la costa, estar atentos, observar”.
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