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Federico Silin, el guardián de las 23.000 fotos que grafican la historia de Bariloche
Creó el Archivo Visual Patagónico y las imágenes se pueden encontrar en la web. Hay registros desde 1895 y postales de una ciudad en sus orígenes rurales.
Juan Hegoas, sostiene la bicicleta en los años '50 en la tradicional calle Mitre de Bariloche. Colección Pizzuti en Archivo Visual Patagónico.
Cada fotografía que llegaba a sus manos implicaba rastrear esa historia que tenía detrás. La búsqueda minuciosa de algún detalle, una charla con los propietarios de la imagen para obtener algún otro dato.
Cada vez que Federico Silin pasaba frente al restaurante Jauja veía un objeto exhibido sobre una de las paredes que le llamaba la atención. Un día, mientras escaneaba fotografías en el Museo de la Patagonia, se topó con imagen del viejo Hotel San Carlos. «Como toda construcción pionera de madera, tenía terminaciones en decorados y unas cerchas curvilíneas en sus laterales. En ese momento, quedé helado al recordar la pieza de madera de Jauja. Era la misma», relató.
Sin perder un segundo, consultó a los dueños del restaurante. Le comentaron que cuando el local comenzó a funcionar en la calle Moreno, casi Villegas, en el fondo del lote encontraron una montaña de basura y descarte de cosas. «Entre ellas, encontraron esa pieza que les pareció simpática y decidieron colocarla. Ellos no sabían que, en ese lugar, había funcionado el Hotel San Carlos que, a comienzos de 1900, era por su impronta constructiva el más hermoso y céntrico de la ciudad», mencionó.
Tenía tan solo 22 años cuando inició un trabajo arduo que hoy lleva el nombre de Archivo Visual Patagónico y reúne 23.000 fotografías de Bariloche y la región. Silin no solo logró armar uno de los archivos históricos más completo sino que además, sociabiliza el acceso al material.
La fotografía más antigua es de fines de 1895 cuando Carlos Wiederhold se estableció a 100 metros del Centro Cívico a donde no había nada. «Las casas estaban para el lado del Limay o para la cordillera. La planificación urbana inicial de Bariloche se hizo desde la puerta del almacén Ramos Generales de Wiederhold y lo padecemos aún hoy. A donde terminaba la cuadrícula urbana, empezaban los lotes pastoriles. Del Nahuel Huapi al sur había quintas y chacras. Hacia el este, las estancias», describió Silin que hoy tiene 41 años.
Su atracción por la fotografía histórica surgió cuando preparaba la tesis para la carrera de Animación en el Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda. «Necesitaba la fotografía como soporte visual para recrear los entornos en los que iba a desarrollarse la historia de animación. Pero solo había algún que otro libro. En mi casa, estaba el libro Bariloche, mi pueblo, de Ricardo Vallmitjana. Esas imágenes fueron el puntapié para armar un rompecabezas e ir siempre un poco más allá», confió.
Esa búsqueda coincidió con el centenario de Bariloche en 2002. «Plena crisis. Me acuerdo que en algunos locales que estaban cerrados habían puesto fotos históricas del archivo de Vallmitjana en las vidrieras», recordó.
Silin fue rastreando a las familias tradicionales que habían aportado fotografías para consultarles si tenían más material documental. Escaneaba el material y lo devolvía. «Me empezaron a abrir las puertas viendo mi interés por indagar no solo en la historia familiar sino en el desarrollo urbano de Bariloche, en el inicio de su fundación», acotó.
Justo González junto al colectivo rodeado de nieve. Foto: Archivo Visual Patagónico
Destrezas en la nieve del cerro Otto. Foto: Archivo Visual Patagónico
Limpieza del terreno para crear la cancha de golf del hotel Llao LLao. Foto: Archivo Visual Patagónico
Otro gran aporte provino del archivo documental del Museo de la Patagonia. En una recorrida por una muestra en 1998, al pasar por el sector de Bariloche, Silin quedó impresionado por la réplica de las primeras construcciones de tejuela. En esa ocasión, el museo recién iniciaba la digitalización de documentos. Por eso, se ofreció ante la exdirectora de la institución, Cecilia Girgenti, para escanear lo que fuera necesario, dejándole una copia al museo y otra para él.
«La foto prevalece o desaparece dependiendo en manos de quien cae. Eso intento rescatar. Por más insignificante que pueda parecer una foto, ayuda reconstruir un cuadro de situación. Es como lo que le pasa a un arqueólogo, con una mínima porción de pieza que reconstruye todo un concepto».
Federico Silin
¿Por qué el foco siempre estuvo principalmente en la arquitectura y el Bariloche de madera? Silin consideró que permite evaluar la evolución social a través de la construcción y de la materialidad, incluso a partir de la llegada de Parques Nacionales «que impuso sus propios modos de construir en la ciudad y en el parque».
Ya en los primeros años, Silin accedió a un gran volumen de información y supo que, más allá de recopilar, el desafío era difundir el material para facilitar el acceso y evitar lo que le había sucedido a él.
«El proyecto nació como una forma de subsanar lo que hasta ahí era un problema grande: la accesibilidad a las imágenes. Pensé en la digitalización como la manera de difundirlo. En poner a disposición un sitio donde estuviera el material. Y eso hice», aseguró este hombre que hoy trabaja como empleado administrativo en el parque nacional Lago Puelo.
La mayor cantidad de pedidos está vinculada al aniversario de Bariloche cada 3 de mayo, por parte de maestros o profesores. También surgen consultas de material que no tiene y en esos casos, hace de nexo con las personas que conocen del tema o los libros donde pueden hallar esa información.
«No todo está subido a la red porque voy haciendo un filtro. Lo que voy compartiendo tiene que ver siempre con un tema específico ya sea de navegación, de Parques Nacionales o la colonia Nahuel Huapi. Hay temas muy específicos necesarios para entender de dónde venimos y a dónde vamos», explicó.
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