Hace cuánto comenzamos a darnos besos románticos (y cómo el herpes labial nos está ayudando a entenderlo)
La evidencia científica parece indicar que los besos entre amigos y de padres a hijos han estado presentes en distintas épocas y lugares del mundo, pero ¿qué pasa con el beso romántico-sexual? Ahora, investigadores proponen una respuesta ligada al virus.
¿Aprendemos que besar es una muestra de afecto a medida que crecemos y observamos, o es un comportamiento instintivo? Los investigadores creen que rastrear el origen histórico de esta práctica puede ayudar a resolver el enigma.
Hasta el momento, la evidencia científica ha indicado que el beso entre amigos y de padres a hijos ha sido algo recurrente desde hace mucho tiempo en distintos lugares del mundo, pero el origen del beso romántico-sexual ha sido más complejo de rastrear.
Durante mucho tiempo se ha aceptado que el registro escrito más antiguo de besos románticos proviene de los textos sánscritos védicos hindúes de hace unos 3.500 años.
Sin embargo, los primeros besos se registraron en la Mesopotamia hace 4.500 años, según acaban de demostrar el asiriólogo Troels Pank Arbøll de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la bióloga Sophie Lund Rasmussen de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
“Este comportamiento (el beso en la pareja) no surgió de manera abrupta o en una sociedad específica, sino que parece haber sido practicado en múltiples culturas antiguas durante varios milenios», señaló Arbøll en un artículo de Science. Como bien observa Science Alert, la inmersión en la historia de los besos románticos de la humanidad revela que los labios cruzados tienen una historia más compleja de lo que se ha propuesto.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver el herpes labial en todo esto? El artículo de los investigadores considera que el aumento del virus del herpes simple 1 (HSV-1), el patógeno responsable de esta llaga molesta, podría ayudar a rastrear la transmisión cultural de los besos en contextos románticos. “El acto de besar puede haber jugado un papel secundario e involuntario a lo largo de la historia al facilitar la transferencia de microorganismos transmitidos por vía oral”, dijo Arbøll.
En particular, los autores vieron un cambio en los linajes dominantes del HSV-1 en la Edad del Bronce (3.300-1.200 antes de Cristo), probablemente debido a una ruta adicional de transmisión del HSV-1: la introducción de nuevas prácticas culturales, a saber, los besos romántico-sexuales.
De hecho, se cree que bu’shanu, una enfermedad descrita en textos médicos antiguos de alrededor del 1.775 antes de Cristo, podría ser la infección por HSV-1 porque se encontró dentro y alrededor de la boca, que es uno de los principales signos del virus del herpes, explicó The Guardian.
«Aunque algunas sociedades pueden no haber practicado el beso romántico-sexual, debe haber sido conocido en la mayoría de las culturas antiguas, lo que podría ser indicativo de una casi universalidad (…) Por tanto, parece poco probable que los besos hayan surgido como una adaptación conductual inmediata en otras sociedades contemporáneas, lo que aceleró inadvertidamente la transmisión de enfermedades», escribieron Arbøll y Rasmussen.
Dos cosas quedan en claro gracias a los nuevos estudios. En principio, a medida que retrocedemos en el tiempo, las referencias a los besos en los textos están apareciendo antes, acercándose cada vez más a la invención de la escritura misma, apunta Scientific American. Por otro lado, agrega, “un beso puede dejar atrás algo más que la magia del momento. Los recuerdos pueden complementarse con el herpes oral”.
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