Kurt, un nene de Neuquén padece epilepsia y su familia busca una opción médica fuera del país
Guillermo Tiscornia, su papá, pide ayuda solidaria para costear un tratamiento experimental que podría mejorar la calidad de vida de su hijo. Tiene cuatro años y no puede caminar ni hablar. Esperan una oportunidad.
«Tenemos un vikinguito que es muy fuerte, pero necesita la mano de todos». Lejos de casa, desde el corazón de la de Vaca Muerta, las palabras de un padre y trabajador petrolero de Neuquén, conmueven.
Guillermo Tiscornia habla de su hijo Kurt, un niño de cuatro años quien padece epilepsia y otros trastornos derivados de un Accidente Cerebrovascular (ACV) perinatal, en la ciudad de Neuquén. Kurt vive con su papá, su mamá, médica; y dos hermanas de 16 y ocho años.
«Al nacer y luego de salvarle la vida, los médicos nos contaron que esta lesión cerebral por el lado en que se encuentra, podía desarrollar en él una hemiparesia del lado derecho de su cuerpo y trastornos en el habla, cosa que sucedió. Por eso hoy Kurtsito no camina y tampoco habla», relató Guillermo.
Sus primeras horas en este mundo fueron con respiración mécanica asistida y pasó 20 días en terapia intensiva. «Kurtsito», como le dicen amorosamente, logró sobrevivir. Salió adelante, pero dos veces por día había que inyectarle anticoagulantes. A los nueve meses, el bebé comenzó con mioplanías leves que terminaron evolucionando hacia una epilepsia.

Hoy Kurt asiste a un jardín de infantes en una escuela especial y tiene múltiples terapias. Su día a día transcurre entre el amor de sus hermanas, el cuidado incondicional de su madre, las visitas al neurólogo y las cinco medicaciones diarias que lo ayudan a convulsionar con menos frecuencia.
«Él debería tener unas 50 convulsiones por día aproximadamente y está teniendo ocho», contó su papá. La situación ideal sería mitigar totalmente esos episodios, pero hasta el momento no lo pudieron resolver.
A pesar de sus condiciones, «él sonríe por su mamá», contó Guillermo. Sus hermanas lo aman y lo llenan de un amor que sana. «Cuando yo abro la puerta, escucha mi voz, se rie y me empieza a buscar. Con las hermanas lo mismo. Es impresionante la conexión que hay a partir de ese amor tan fuerte», dijo.
Una luz de esperanza
Tras horas, días, meses y años de cuidado minucioso e intentos de mejorar su calidad de vida; una luz de esperanza se encendió para esta familia cuando el pequeño cumplió cuatro años. Se enteraron de la existencia de un tratamiento médico en México en etapa experimiental, cuyos resultados pueden variar y no cuentan con garantías.

«Hace unos meses vimos una película que se llama Los dos hemisferios de Luca, una historia real sobre la mamá de un hijo con parálisis cerebral y un poquito de epilepsia que conoce este tratamiento que se daba en la India y obtiene muchísimos resultados», relata Guillermo.
«Al conocer esta historia, imagínense lo esperanzados que estamos. Presentamos todos los papeles, hicimos las entrevistas y por fin nos dieron el OK para que Kurt sea paciente de este tratamiento», comentó Guillermo. Previamente, se contactaron con una mamá que había pasado por la misma experiencia.
Luego de insistir, desde la clínica («Neurocytonix») en Monterrey, México, les dieron fecha para abril 2026, pero hay que depositar 35.000 dolares dos meses antes. «Eso nos puso en aprietos y por eso comenzamos con una colecta para pedir ayuda porque es mucho dinero y no llegamos».
El tratamiento es no invasivo conlleva un mes de sesiones. Para la familia, este viaje representa una alternativa posible para mejorar la calidad de vida de Kurt. «Es experimental», recalcó Guillermo. Aún así, decidieron avanzar con esta opción a pesar del alto costo.
Si bien pudieron acostumbrarse a los cuidados, el papá admite que a veces es muy dificil y se vive con miedo. «Es doloroso, no vamos a decir que todo es felicidad porque es mucho trabajo», comentó.
Cómo colaborar con Kurt y su familia
Toda la familia espera con ansias que la solidaridad los abrace para que el más chiquito de los cinco pueda acceder a esta opción en el exterior.
Las personas que quieran colaborar con la colecta de la familia pueden contactarse con Guillermo Tiscornia a través del celular 299-5296092 o al Instagram @guille_de_cobre.
Mientras tanto, la familia entera continúa con los cuidados diarios y las terapias que forman parte de la vida cotidiana de Kurt.
"Tenemos un vikinguito que es muy fuerte, pero necesita la mano de todos". Lejos de casa, desde el corazón de la de Vaca Muerta, las palabras de un padre y trabajador petrolero de Neuquén, conmueven.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios