Exclusivo Suscriptores

La ley de etiquetado de alimentos genera dudas y preocupación entre los productores regionales

La nueva norma rige para las pymes a partir de agosto y, la fiscalización y las eventuales multas estarán a cargo de Nación.

La obligación de cumplir con la nueva ley de etiquetado de alimentos regirá para las pymes a partir de agosto, pero ya desató una ola de interrogantes entre los productores locales, que señalaron la “falta de claridad” de la normativa y la dificultad para cumplir con todos los requisitos.

La adaptación será particularmente compleja para las empresas de chocolate artesanal, ya que no solo deberán incluir en el packaging los ya populares octógonos negros con advertencias sobre el exceso de azúcar, grasas y calorías, sino que además tendrán que eliminar figuras con motivos infantiles. Algunos logos reconocibles y los tradicionales ositos y conejos pasarán a la historia porque la ley los prohíbe.

Dudas similares -y expresiones de malestar en algún caso- surgieron entre empresas que fabrican dulces regionales, escabeches y también ahumados envasados al vacío. Uno de los cuestionamientos tiene que ver con el tamaño y la ubicación de los octógonos exigidos por la norma, aunque esa nueva gráfica no reemplaza la información legal de valores nutricionales “que tiene que estar sí o sí”.

Leonardo Otheguy, ingeniero en alimentos y responsable de calidad de la chocolateria Mamuschka, dijo que uno de los objeciones que pesa contra la ley es que “no haya contemplado ninguna diferenciación” para las pymes que producen en pequeña escala y no apuntan a un público masivo, ni comercializan en quioscos o supermercados.

Una de las titulares de la dulcería Cabaña Micó, Gabriela Milohanich, también afirmó que la regulación le parece distorsiva, porque para productos de envases muy chicos, el espacio y las medidas de los sellos obligatorios “son una exageración”.

La adecuación del packaging a los nuevos requisitos no es sencilla de resolver, porque el diseño e impresión demora tres meses en promedio. Las grandes firmas alimenticias ya deben cumplir con la ley desde febrero, pero las pequeñas, solicitud mediante pudieron acceder a prórrogas “para agostar stock”, con agosto como último plazo.

Muchas de ellas ya están en pleno ajuste y a punto de lanzar las nuevas cajas y envases con las etiquetas negras, algo que insume costos extra, no solo de rediseño, sino de descarte del material que tenían acopiado y ya no sirve más.

Carina Weiss, una de las titulares de la firma de ese nombre que produce ahumados, dijo que contaban con un stock de bolsas para envasado al vacío ya compradas, con proyección a un año, “para ganarle a la inflación”. Pero deberán tirarlas y “hacer todo de nuevo”.

Dijo que además de los interrogantes todavía sin respuesta sobre la forma de aplicarlas, las nuevas reglas representan para ellos “un golpe al bolsillo”. Explicó que los insumos para el envasado e impresión “son todos a precio dólar”.

Weiss dijo que “la gente en general no lee las etiquetas” y por eso coincidió en el espíritu de la ley, que busca alertar con referencias “bien visibles” sobre el riesgo para la salud de consumir productos excedidos en grasas, calorías, sodio o azúcares. Pero consideró que “los productos autóctonos o regionales tienen el mismo tratamiento en la ley que otros de producción masiva y deberían estar diferenciados”.

Refirió que en el caso del ciervo, la trucha y el salmón que ellos elaboran “no tiene conservantes, solo sal y humo”, lo cual los distingue de otros productos estandarizados y producidos en grandes volúmenes.

Las posibles reacciones

Aun así, no todos los fabricantes tienen la misma mirada. El titular de chocolates Frantom, Gabriel Di Tullio, dijo que en su empresa ya avanzaron en el proceso para cambiar todo el packaging y está “convencido” de que los nuevos sellos no influirán en los consumidores. “Somos animales de costumbre y con el tiempo dejarán de llamar la atención”, consideró.

Sí manifestó alguna objeción sobre la rigidez de la regla en cuanto al tamaño de los octógonos, porque “en envases chicos ocupan la mitad o más” del espacio disponible.

Leticia Fenoglio, de chocolates Rapa Nui, dijo que a esta altura no hay nada que discutir. “La ley ya está y es así -afirmó-. Lo que a uno le parezca no es el tema”. Pronosticó también que “no va a afectar para nada las ventas” y que en el caso de los chocolates y alfajores Rapa Nui “el cliente sabe de la calidad que tienen” y no va a generarse un rechazo por la inclusión de los sellos negros.

Desorientación ante los “grises” de la ley

La ley 26.742, aprobada en octubre de 2021, apunta como objetivo principal a “prevenir la malnutrición” y evitar enfermedades crónicas “no transmisibles”. El trámite para incorporar en el packaging los sellos de advertencia debe comenzar por presentar los rótulos en una declaración jurada ante la autoridad de aplicación, que para los barilochenses es la oficina de Salud Ambiental de Río Negro.

Pero los elaboradores subrayaron su preocupación por algunos “grises” que advierten en la normativa. “Para los envases de ciertas características, es complicado”, señaló Otheguy.

Anelise Wenk, también de chocolates Mamuschka, observó que la ley “no es clara y genera conflicto”, por ejemplo en lo relacionado con la prohibición de “imágenes y animaciones”, que puedan inducir el sobreconsumo infantil.

La identificación de esa fábrica se caracteriza por las tradicionales muñecas asociadas con la tradición rusa que se colocan una dentro de otra. Hasta ahora no han renunciado a mantenerlas, pero podrían resultar impugnadas por efecto de la nueva ley.

Wenk dijo que no saben todavía qué va a pasar con la muñeca, que es parte de la “imagen de marca” de la firma en la que trabaja, pero sí han decidido ya eliminar algunos envases con dibujos infantiles y también los que incluyen juegos, con letras y números, y que favorecen la reutilización del cartón. Ese recurso quedará fuera de juego.

La ley sostiene que la publicidad en los envoltorios no puede incluir “personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas, mascotas o elementos interactivos”. También quedó prohibida “la promesa de entrega de obsequios, premios, regalos, accesorios, adhsivos, juegos y descargas digitales”.

Una de las responsables de Salud Ambiental de la provincia, Victoria Signoli, dijo que “todas las nuevas impresiones deben estar adecuadas a la normativa” y que los parámetros establecen con claridad “lo que el rótulo puede tener y lo que no”. Aseguró que lo “charlan” desde hace tiempo con las empresas, que se contestan consultas, y que agosto “es el último plazo”.

Sostuvo que la fiscalización y las eventuales multas no son responsabilidad del área a su cargo y “dependen de Nación”.

Consultar y comparar

Las empresas productoras de chocolate artesanal y otros alimentos de impronta regional -varios de ellos autodefinidos como “gourmet”- están a la defensiva y no tienen certezas sobre qué consecuencias les deparará la ley de etiquetado en el mediano plazo.

Algunos subrayaron falencias como la imposición de exigencias indiscriminadas. El ingeniero en alimentos Leonardo Otheguy observó como un déficit que la ley “no tenga gradualidad” y dijo que “en Ecuador, por ejemplo, se aplica un semáforo, que es verde, amarillo o rojo según el nivel de sodio”. La ley argentina solo obliga, cuando se supera cierto valor, a rotular con el sello “exceso de sodio”, sin importar de cuánto se trate.

Otros señalaron ejemplos de Chile y Uruguay, donde existe menos rigor para la ubicación frontal de los sellos de advertencia.

Gabriela Milohanich, de Cabañas Micó, dijo que la aplicación de la ley es “súper complicada” y los obligó a “rediseñar todo” lo relacionado con el diseño y las etiquetas. En esa empresa todo se complicó, dijo, porque tienen 120 artículos, den su mayoría dulces y jugos, con distintas presentaciones. “Hace tres meses que me estoy agarrando la cabeza”, aseguró.

Milohanich sostuvo que la ley impone pautas difíciles de cumplir para los “envases cilíndricos”, por ejemplo las botellas o los frascos de dulces, porque los octógonos negros deben ir “arriba y al frente” cuando lo habitual es que en ese lugar figure la marca. El rediseño completo insume, entonces, más tiempo y más costos.

Es correcta la idea de informar mejor al consumidor, pero me parece excesivo el etiquetado que piden. Por ejemplo en los frascos chicos cuando son tres octógonos, el espacio casi no da”, explicó.

Una de los propósitos tácitos de la ley es que algunas marcas terminen por modificar la fórmula de sus productos para hacerlos más sanos y evitarse la colocación de octógonos. La responsable de la dulcería de El Bolsón dijo que hicieron pruebas para eliminar azúcar, pero “el cambio de sabor es muy notorio”.

Anelise Wenk, de Mamuschka, afirmó que la adaptación llevará tiempo y en definitiva avanzará a pura “prueba y error”. Dijo que “las autoridades tampoco tienen todo tan claro”, especialmente en el capítulo de imágenes y dibujos permitidos. Por eso la conducta que se han dado algunos productores es “probar” con una etiqueta, un logo o una presentación “y ver si pasa”.

Su testimonio y el de varios colegas demuestra que la reconversión recién empieza y todavía dará mucho que hablar.


Comentarios