Ley Constanza: una década de persistencia y amor transformada en política pública
Después de nueve años de insistencia, la cardióloga infantil Carolina Ramallo logró que la Legislatura de Neuquén aprobara la Ley Constanza, una norma que obliga a realizar estudios prenatales y neonatales para detectar cardiopatías congénitas. Inspirada en la historia de una bebé que murió por falta de diagnóstico, la ley busca garantizar que ninguna familia vuelva a atravesar ese dolor evitable.
El 18 de septiembre marcó un punto de inflexión en la historia sanitaria de la provincia. Ese día, la Legislatura aprobó por unanimidad la Ley Provincial 3529, conocida como Ley Constanza, una norma que garantiza la detección temprana de cardiopatías congénitas en el embarazo y en el recién nacido.
La iniciativa fue impulsada por la cardióloga infantil Carolina Ramallo, quien trabajó durante nueve años para convertir una experiencia personal y una pérdida ajena en un acto de reparación colectiva.
La nueva legislación establece la obligatoriedad de dos estudios clave: la ecografía fetal dirigida al corazón durante la gestación y la saturometría de pulso en las primeras 48 horas de vida. Ambos controles son gratuitos y buscan evitar muertes evitables por diagnósticos tardíos. Con esta medida, Neuquén se sumó a la Ley Nacional 27.713, que promueve la atención integral de las cardiopatías congénitas en todo el país.
El día que todo cambió
La historia de la ley comenzó el 29 de noviembre de 2016. Ese día, Carolina Ramallo esperaba con su hijo en la sala de un centro médico cuando una mujer ingresó con un bebé en brazos y una niña de ocho años. “Le avisó al recepcionista que tenía turno con el cardiólogo porque la habían derivado desde Regina. Su hija tenía un soplo en el corazón. En ese momento sentí algo extraño, una inquietud que no supe explicar”, recordó la profesional.
Esa niña se llamaba Constanza Marín. Pocos días después, fue internada en el hospital de Cipolletti y derivada a General Roca para una cirugía correctiva. Falleció el 7 de diciembre, a menos de un mes de nacer. “Cuando me avisaron que había muerto, me quedé pensando que, si alguien hubiera estudiado su corazón mientras estaba en el útero, tal vez habría sobrevivido”, explicó Ramallo. Esa imagen —la de una madre volviendo a casa con los brazos vacíos— se transformó en el motor de una cruzada.
La madre que encendió la vocación
El dolor de Constanza se unió a un recuerdo personal. Años antes, Ramallo vivió la angustia de ver a su propio hijo recién nacido internado por una bronquiolitis severa. “Llegué a mi casa y no tenía bebé en la cuna ni en la panza. Esa sensación la entendí después, con el tiempo”, dijo. Esa vivencia la conectó con el sufrimiento ajeno y la convenció de que su trabajo debía ir más allá del consultorio.
Tras la muerte de Constanza, la médica comenzó a recorrer hospitales y centros de salud de Cinco Saltos, Catriel y Cipolletti. Colocó carteles informativos sobre las cardiopatías congénitas en las salas de espera, con el objetivo de alertar a las embarazadas. Pero comprendió que el cambio no llegaría solo con afiches. “Me di cuenta de que no alcanzaba. Había que hacer algo más”, señaló.
La búsqueda de una ley
En 2017, Ramallo decidió transformar su iniciativa en una política pública. Inspirada en la experiencia de Santa Fe, la primera provincia en sancionar una norma sobre diagnóstico prenatal de cardiopatías, comenzó a redactar su propio proyecto. Lo presentó ante la Legislatura neuquina, acompañada por un pequeño grupo de colegas a instancia del diputado Damián Canuto. Sin embargo, el texto no logró avanzar en las comisiones y perdió estado parlamentario.
“Sentía que la Legislatura era un edificio impenetrable. Cada vez que subía esas escaleras, eran 32 peldaños de esfuerzo y esperanza”, comentó. Pese a los rechazos y los cambios de gestiones, insistió. Golpeó puertas, buscó apoyo en funcionarios locales y provinciales, y sostuvo la propuesta en soledad durante años.
En 2020, con la llegada de una nueva ministra de Salud, retomó el contacto institucional. La pandemia volvió a frenar los trámites, pero su convicción no se debilitó. Finalmente, en agosto de 2025, el proyecto fue tratado en la Comisión C de la Legislatura, donde Ramallo expuso junto a los padres de Constanza y de otra niña, Lila, cuyo diagnóstico durante el embarazo reforzó la necesidad de la ley. Fue otra vez gracias al legislator Canuto.
“Quiero que esta norma se llame Constanza, porque ella fue la que me impulsó. No la conocí, solo la vi en brazos de su madre, pero me cambió la vida”, declaró la médica durante la audiencia.
El acompañamiento de las familias
Antes de presentar oficialmente el proyecto, Ramallo buscó a los padres de Constanza en los registros del hospital. “No sabía su apellido. Fui al archivo, revisé las actas y encontré la historia clínica. Los llamé y nos reunimos en Cipolletti un domingo. Les pedí permiso para usar el nombre de su hija en la ley. Les dije: esto lo voy a hacer porque algo de ella me impulsó a seguir”, relató. Desde entonces, los padres acompañaron el proceso y participaron del debate legislativo.
El 14 de agosto, la Comisión C aprobó la iniciativa por unanimidad. Un mes después, el 18 de septiembre, la ley fue sancionada en el recinto con los 29 votos afirmativos. “Fueron nueve años de lucha, nueve años de espera. Mi psicóloga me dijo: pariste una hija nueva, se llama Constanza”, contó Ramallo.
Una ley para prevenir y educar
La Ley Constanza establece la obligatoriedad del diagnóstico prenatal y posnatal de cardiopatías congénitas. Durante el embarazo, las ecografías deberán incluir la evaluación del corazón fetal. Tras el nacimiento, se realizará la oximetría de pulso para detectar alteraciones en la saturación de oxígeno que puedan indicar una cardiopatía.
“Este estudio no tiene costo. Si una médica como yo pudo comprar su propio equipo, el Estado también puede garantizarlo. Lo que necesitamos son más profesionales obstetras capacitados”, afirmó la cardióloga.
El objetivo es que los médicos generalistas y obstetras adquieran formación específica para reconocer imágenes cardíacas anómalas y derivar a tiempo. “No se trata de que las madres tomen conciencia, sino de que los médicos nos formemos. Los pacientes no tienen por qué saber de medicina”, subrayó.
Más que una norma, un cambio cultural
Ramallo propone además que la provincia promueva diplomaturas y capacitaciones oficiales para profesionales de la salud. “Estoy dispuesta a colaborar ad honorem para difundir la ley y formar colegas. Esto no se trata de heroísmo, se trata de responsabilidad”, explicó.
La cardióloga insiste en que el diagnóstico temprano salva vidas y cambia destinos. Recordó el caso de Paloma, una bebé con una enfermedad cardíaca detectada tardíamente. “Cuando la vi en la semana 26, su corazón estaba bien. Después la patología se manifestó y la niña murió. Si el diagnóstico hubiera sido antes, habría tenido otra oportunidad”, expresó.
Pese a la tristeza, rescató una enseñanza. “Sus padres me dijeron: si lo hubiésemos sabido antes, no habríamos disfrutado el embarazo. Eso también me marcó. Entendí que el diagnóstico no solo salva vidas, también prepara emocionalmente a las familias.”
El legado de Constanza
Cada 13 de febrero se conmemora el Día de las Cardiopatías Congénitas, una fecha que ahora en Neuquén adquiere un sentido especial. La Ley Constanza busca que ningún recién nacido pierda la vida por falta de diagnóstico y que cada embarazo sea controlado con la tecnología y la sensibilidad necesarias.
“Que se vuelva natural revisar el corazón del bebé, como se toma la presión arterial. Que nadie diga no le vieron el corazón sin que eso cause alarma”, remarcó Ramallo.
Hoy, a casi una década de aquel 29 de noviembre en una sala de espera, la historia se cierra de un modo simbólico. La imagen de aquella madre con su hija en brazos se transformó en política pública. La pequeña Constanza no sobrevivió, pero su nombre quedó inscrito en una ley que salvará otras vidas.
El 18 de septiembre marcó un punto de inflexión en la historia sanitaria de la provincia. Ese día, la Legislatura aprobó por unanimidad la Ley Provincial 3529, conocida como Ley Constanza, una norma que garantiza la detección temprana de cardiopatías congénitas en el embarazo y en el recién nacido.
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