Sociedad

Mirá lo que puede pasarle a tu piel si no lavás tu almohada con frecuencia

La rutina nocturna de limpieza es sagrada para muchos, pero ¿sabías que tu almohada puede ser la culpable de problemas cutáneos? Expertos advierten que puede albergar bacterias y ácaros que afectan la salud. ¿Cuándo es momento de cambiarla?

Cambiar la funda de la almohada cada dos días es esencial para evitar la acumulación de bacterias, mientras que la almohada en sí misma puede convertirse en un caldo de cultivo para polvo, sudor y células muertas, según señalan especialistas.

Un estudio sobre hábitos de limpieza reveló que las almohadas son una de las superficies menos limpiadas, subestimando su impacto en la salud cutánea. Los ácaros del polvo, en particular, pueden desencadenar alergias y dificultan la calidad del sueño y la respiración.

Pasamos un tercio de nuestras vidas en la cama, y gran parte de ese tiempo es con la cabeza apoyada en la almohada. Este contacto prolongado puede tener consecuencias significativas para nuestra piel y cabello si no se mantiene adecuadamente limpio.

Cada dos días es recomendable cambiar la funda de la almohada. Incluso con más frecuencia que el resto de las sábanas. Foto gentileza.

Especialistas advierten que una almohada sucia puede obstruir los poros y contribuir al desarrollo de puntos negros, granitos e incluso afecciones cutáneas más graves como la dermatitis. Además, la acumulación de polvo y ácaros puede desencadenar reacciones alérgicas que afectan nuestra calidad de vida.


¿Cuándo es momento de reemplazar tu almohada?


Detectar cuándo es el momento ideal para cambiar tu almohada es fundamental para mantener una piel y un cabello saludables. A medida que pasa el tiempo, las almohadas acumulan no solo suciedad visible, sino también bacterias y ácaros invisibles que pueden tener un impacto negativo en la salud.

Una señal clara de que es hora de cambiar tu almohada es cuando ya no proporciona el soporte adecuado para tu cabeza y cuello. Con el tiempo, el relleno puede perder su firmeza y ​​capacidad de recuperación, lo que puede afectar la postura mientras dormís y provocar dolores de cuello y espalda.

Otro indicador importante es la presencia de olores persistentes. Aunque intentes mantener tu almohada limpia, con el tiempo puede acumular olores. Si persisten incluso después de lavar la almohada, puede ser un signo de que necesita ser reemplazada.

Además, observá visualmente tu almohada. Si notás manchas persistentes que no se eliminan con el lavado o si la almohada muestra signos de desgaste excesivo, como rasgaduras o agujeros, es hora de considerar un cambio. Estos signos indican que la almohada ya no es higiénica y puede ser un riesgo para tu salud.


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