Neuquén: una ciudad que abraza en diversidad

La capital neuquina se reafirma como una ciudad que entiende que la cultura no es entretenimiento: es política pública transversal.

Por Redacción

Por Federico Sacchi (*), especial para «Río Negro»

Feria de la Diversidad, la pasada edición, en Neuquén capital. «Río Negro»



Hay ciudades que se miden por sus edificios más su obra pública y otras también por el pulso de su gente. Neuquén Capital late distinto. No lo hace solo en sus calles iluminadas ni en sus ríos que abrazan la meseta. También late en cada encuentro donde alguien se anima a mostrar quién es, en cada espacio donde una identidad antes silenciada se convierte en protagonista, en cada escenario que se abre para decir: acá entramos todas, todos y todes.

El Encuentro de Diversidades fue uno de esos latidos. No fue solamente una feria con stands ni un escenario con artistas. Fue un mosaico vivo: migrantes que compartían sus sabores y sus danzas, juventudes que encontraban en el micrófono una forma de decir “yo también soy parte”, colectivos LGBTIQ+ que transformaban el arte en memoria y orgullo. La ciudad, por un día, se convirtió en un abrazo colectivo donde nadie quedó afuera.

Marcha de la Diversidad, en Neuquén capital. «Río Negro»

Y ese abrazo tiene huellas concretas. La senda del Orgullo, con sus colores y su fuerza, no es solo una intervención artística. Es una marca en el corazón de la ciudad que recuerda que la diversidad no se pide prestada: se conquista, se celebra y se defiende.
La cultura, cuando se vuelve política pública, transforma destinos. Los talleres municipales gratuitos con perspectiva de género y diversidades no son simples capacitaciones: son puertas abiertas. Una tijera en manos de un joven en la barbería, una máquina de coser en manos de una mujer que sueña con su propio emprendimiento, son mucho más que herramientas. Son llaves que abren proyectos de vida, que generan autonomía y que devuelven dignidad.

Marcha de la Diversidad, en Neuquén capital. «Río Negro»

La diversidad cultural también se multiplica en cada esquina. El trabajo con el Consejo Local de Migrantes demuestra que esta ciudad no solo recibe, sino que integra. Festejar las independencias, armar ferias donde conviven platos, acentos y banderas, inaugurar una Oficina de Atención al Migrante… cada acción es un recordatorio de que nadie es extranjero en un lugar que se atreve a reconocerse plural.
La tradición también encuentra nuevas formas de existir. En la Peña Inclusiva, una zamba puede bailarse con las manos entrelazadas de dos hombres, una chacarera puede mezclarse con risas y banderas multicolores. Lo ancestral no se rompe, se resignifica: se abre paso a lo diverso y demuestra que las raíces no son cadenas, sino ramas que crecen hacia el futuro.

Encuentro de Diversidades, tiempo atrás en Neuquén capital.

El arte audiovisual también se vuelve memoria en el Festival de Cine Diverso, donde las pantallas proyectan historias que incomodan, emocionan y enseñan. Cada película se convierte en un espejo donde la ciudadanía se mira y se reconoce más amplia, más compleja, más humana.
Y mientras tanto, en las escuelas, la semilla de la interculturalidad empieza a germinar. Más de 3.000 estudiantes participaron de talleres de cultura mapuche, descubriendo que la identidad no es algo que se compra ni se inventa, sino un saber ancestral que se transmite y que fortalece el presente. Allí, en esas aulas, la pluralidad se siembra como quien planta árboles para el mañana.

Encuentro de Diversidades, tiempo atrás en Neuquén capital.

Neuquén Capital se reafirma, entonces, como algo más que un punto en el mapa. Se reafirma como una ciudad que entiende que la cultura no es entretenimiento: es política pública transversal. Una que transforma realidades, amplía derechos, combate desigualdades y crea escenarios donde la igualdad no es promesa, sino práctica.
Porque al final, una ciudad no se define por lo que construye en cemento, sino por lo que construye en vínculos. Y Neuquén está eligiendo construirse desde el abrazo. Un abrazo plural, orgulloso, intercultural. Un abrazo que emociona, que contagia y que, sobre todo, nos recuerda que vivir en diversidad es el mayor acto de justicia que puede ofrecer una comunidad.

(*) Licenciado en Relaciones Públicas, especialista en masculinidades.

Escena de la última marcha de la diversidad realizada en la capital neuquina. «Río Negro»

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