Plaga del «tucura sapo» al sur de Río Negro: cómo afecta a los productores

Desde hace dos meses, este insecto se va diseminando a lo largo y ancho del territorio y arrasa con la pastura. Los campos quedan como si se hubiesen prendido fuego. Se espera que la plaga se extienda hasta febrero.

Desde hace dos meses, los pobladores de Llama Niyeo, un paraje ubicado a 70 kilómetros al sur de Maquinchao, permanecen alarmados. Las advertencias de los especialistas del Instituto Nacional Agropecuario Argentino (INTA) se cumplieron: al igual que cada tres años, el estallido poblacional del tucura sapo, un saltamontes, llegó al sur de Río Negro y a Chubut. El pico se alcanzó en noviembre y se estima que persistirá hasta febrero.

«Se empezaron a ver montones de tucuras desde hace dos meses. Se desparramaron para todos lados. Cuando sale el sol se expanden. Lo malo es que nos deja seco el pasto y es peor aún con lo seco que viene el clima», comentó Rodrigo Sepúlveda que está a cargo del cuidado de animales en uno de los campos de Llama Niyeo.

Tiene 28 años, pero recuerda que cuando era chico, su padre trabajaba en un campo cercano y, de tanto en tanto, veían las tucuras sapo. «No había tanta plaga como ahora, pero los veíamos. Han venido del INTA a fumigar, pero no alcanza. Las tucuras no hacen nada a los animales, pero arrasan con el pasto; de modo que cuando nazcan los corderos no van a tener pasturas«, dijo.

El saltamontes, llamado tucura sapo, es una plaga en Patagonia. Foto: archivo

Claudio Quintero, otro productor de Maquinchao, recalcó que son tantas las hectáreas afectadas por este saltamonte que «la fumigación no da abasto. Encima, hay muchos campos abandonados«.

«Recuerdo que este problema arrancó hace unos 15 años y un amigo veterinario me dijo: ‘Si no le ponen pilas, en 5, 10 años esto se va a desmadrar. Y así fue. Este bicho se va diseminando a lo largo y ancho del territorio. Arrasan con la pastura: el campo queda como si se hubiese quemado. Queda negro».

Sergio Torres, coordinador del Programa Ganadero del Ente de la Región Sur, consideró que «la situación es grave». Los monitoreos arrancaron temprano en agosto cuando se procedió a alertar a los productores. «Teníamos una estimación de que este año iba a haber una explosión demográfica de insecto, tal como sucede cada tres años. Consideramos que es plaga cuando hay más de diez individuos por metro cuadrado. En estos primeros monitoreos vimos una densidad entre 20 a 30 tucuras por metro cuadrado«, advirtió este técnico agropecuario.

Las tucuras se empezaron a ver desde hace dos meses. Foto: gentileza

A partir de ese momento, desde el ente repartieron botalones de 200 y 400 litros entre los productores para que puedan fumigar, al igual que motochilas y mochilas manuales. «Los recursos nunca son suficientes. Es tanta extensión de territorio que no llegamos a todos los establecimientos. La zona desde donde se ha denunciado la presencia de esta especie está en el límite con el Paralelo 42. Y es impresionante lo que se ve», comentó.

Resaltó que si bien es un insecto inofensivo para el ser humano, «es tan voraz y polífago que arrasa con todo el pastizal natural compitiendo con el sector productivo que acá, se basa en la ganadería ovina-. Ahora en octubre nos preparamos para las pariciones y las ovejas demandan más pastos».

El sur de Río Negro, Chubut y Santa Cruz están afectados por la plaga. Foto: gentileza

Asistencia técnica del INTA

Valeria Fernández Arhex, investigadora independiente del Conicet en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Bariloche, estudia la especie y brinda asesoramiento técnico desde hace años. Valoró los monitoreos tempranos que permitieron algunos controles: «Si los productores no hubieran controlado en forma temprana, gracias al alerta, esto hubiera sido mucho peor».

Esta plaga genera daños económicos y sociales. No transmite enfermedades, no pica, pero además de alterar las pasturas, aparece en cuerpos de agua, en las casas, se trepan por las paredes»,

Valeria Fernández Arhex, investigadora independiente del Conicet en el INTA Bariloche.

En este momento, admitió, se transita el pico del estallido poblacional que, según el clima, podría extenderse hasta fines de enero o incluso febrero. «En esta etapa del ciclo es cuando hay unas mezclas: hay estados ninfales -que no llegaron a adultos- y estados adultos. Algunos están copulando. Y las hembras, cuando ponen los huevos, es cuando son más voraces. Después, ya no comen, no se alimentan», puntualizó Fernández Arhex que pertenece al Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (IFAB), un instituto de bipertenencia del INTA y Conicet.

¿Qué margen de acción tiene el productor en este momento? La especialista recalcó que solo pueden apuntar a la pulverización. «Lo que se recomienda es el cebo tucuricida que es salvado de trigo con dimetoato -todavía el Senasa permite su uso-«, dijo.

En este momento, una cooperativa de El Bolsón, junto al Senasa, el INTA y el Conicet, prueban «una aspiradora de insectos» en Cushamen, diseñada para capturar tucuras en las casas y en las zonas cercanas, a fin de evitar el uso de productos químicos.

«Es como una motomochila para pulverizar. Una vez que el productor cosecha las tucuras, puede matarlas por frío, disecarlas y convertirlas en harina para darle de comer a sus animales ya que es una alta fuente proteica. También se pueden usar como biofertilizantes«, señaló Fernández Arhex, al tiempo que resaltó que en Cushamen, se han detectado entre 70 y 80 tucuras por metro cuadrado. Tres años atrás, contabilizó entre 150 a 170 por metro cuadrado.

Por otro lado, resaltó otras pruebas que se llevaron a cabo con drones con cebo tucuricida: «Para pulverizar hay que saber bien en qué momento hacerlo, cuál es el estadio del insecto, porque a veces se pulveriza cuando son muy chiquitos y se esconden», dijo.


El estallido poblacional del tucura sapo se registra en el centro y sur de Río Negro; en Cusamen y Teca en Chubut y distintas zonas de Santa Cruz.



Desde hace dos meses, los pobladores de Llama Niyeo, un paraje ubicado a 70 kilómetros al sur de Maquinchao, permanecen alarmados. Las advertencias de los especialistas del Instituto Nacional Agropecuario Argentino (INTA) se cumplieron: al igual que cada tres años, el estallido poblacional del tucura sapo, un saltamontes, llegó al sur de Río Negro y a Chubut. El pico se alcanzó en noviembre y se estima que persistirá hasta febrero.

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