Agresión en una escuela de Bariloche: «Los violentos tienen más derechos que un docente indefenso»

El docente que fue agredido por el padre de un alumno dijo que todo fue producto de un malentendido. No radicará la denuncia y aseguró que tampoco espera disculpas, pero quiere que quien lo golpeó escuche sus explicaciones.

“No puedo creer que una simple consulta sin mala intención haya desencadenado esta agresión física. Lo que más me preocupa es el tema laboral porque es probable que me hagan un sumario y ya no pueda dar clases”. Ramiro es profesor de educación física en la escuela rionegrina 138 del barrio San Francisco III y ayer por la tarde fue agredido por el padre de un alumno mientras dictaba una clase.

“Estaba dando una clase a quinto año clase, posterior a la clase donde está involucrado el hijo del señor -si se le puede decir así- que me agredió. De repente, se abre la puerta y entra un muchacho con el preceptor que me miró con cara de ‘intenté frenarlo’”, relató el docente.

El hombre le preguntó si era Ramiro. “Acto siguiente, trompada en el labio. Todos lo vieron. Tengo hinchado el labio. Estaba con una señorita que presumo era la hermana del alumno que también me empezó a pegar”, agregó.

El hombre, relata, lo siguió por el pasillo mientras él le proponía hablar porque “seguramente, todo era un malentendido”. “Me gritaba: ‘Le dijiste marica a mi hijo’. Fue todo un teléfono descompuesto. Me seguía pegando. Yo no me pude defender, no le puedo pegar porque soy docente y cuido mi rol. Me desfiguró la cara”, destacó.

El profesor repite una y otra vez que jamás le faltó el respeto al joven, ni lo insultó, ni lo discriminó, ni lo excluyó de alguna actividad. “Lo que hice fue preguntarle a una compañera, en mi afán de ayudar, si era gay. Porque veía actitudes de sus compañeros que se reían, y lo mandaban siempre al arco de fútbol. Eso fue el disparador: esa chica le comentó a la mejor amiga del chico que me increpó: ‘Eh, profe, ¿cómo va a preguntar eso?’ Nunca tuve ninguna mala intención”, advirtió.

De inmediato, aseguró, decidió encarar al joven para explicarle que no había tenido mala intención y pedía disculpas si se había sentido mal. “Me las aceptó. Y me dijo: ‘No me importa que mis compañeros me digan puto’. Le dije que eso sería grave, que había que tomar medidas porque era una agresión. Ese fue el único diálogo que tuve con él”, señaló.

Tras la pelea, Ramiro ingresó en la biblioteca y otro colega se paró en la puerta para que el hombre no entrara hasta que llegó la policía de la Subcomisaría 80.

Ramiro tiene 31 años y es docente desde hace solo cuatro. Ingresó a trabajar al establecimiento del barrio San Francisco III, 20 días atrás. Dijo que no denunciará a su agresor porque considera que «los violentos tienen más derechos que un docente indefenso». “Solo quiero mirarlo a los ojos. No pretendo que me pida disculpas, solo que me escuche para que entienda que jamás dije esas palabras. Tengo buena voluntad. No se si es hombre dispuesto al diálogo o solo fue violento en esa circunstancia”, esbozó y reconoció: “Duele que algunos colegas no me preguntaron ni cómo estaba ni qué había pasado. Eligieron señalarme con un dedo”.


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