Prueban en Bariloche un colectivo que funciona a gas: los puntos a favor y en contra

Miden la eficiencia de la unidad con GNC. Circula en la Línea 20 del sistema de transporte urbano que ofrece la empresa Mi Bus.

Con una movida publicitaria detrás, que hace eje en la eficiencia energética y el menor costo operativo, el sistema de transporte local de Bariloche incorporó un colectivo que funciona a Gas Natural Comprimido, en una prueba que se extenderá hasta fin de año.

La concesionaria Amancay/MiBus recibió la propuesta de parte de una empresa fabricante de camiones (Scania) que busca incursionar en el mercado de colectivos para transporte público, monopolizado hasta ahora por Mercedes Benz.

La novedad es que el vistoso ómnibus ploteado con logos de Scania y del ministerio de Transporte de Nación no necesita gasoil sino que emplea un combustible alternativo como el gas, que ya es de uso habitual en autos particulares, taxis y remises. La ventaja principal es el precio (permite hasta un 40% de ahorro) y también garantiza una menor emisión de gases contaminantes.

“Tecno bondi” es una de las leyendas promocionales que lleva pintadas el vehículo. Los choferes consultados dijeron que el andar de la nueva unidad es suave y más silencioso que el de los colectivos clásicos movidos a gasoil. Pero entre los puntos en contra señalaron en primer lugar la escasa autonomía y el tiempo que lleva recargar el tanque de GNC.

El gerente operativo de Mi Bus, Rosamel Santana, dijo que para ellos es todo nuevo porque Scania no tiene antecedentes en ese tipo de servicios. La empresa, con amplia presencia en el mercado de camiones, se propuso desarrollar ensayos con colectivos en todo el país. Además de Bariloche, hay unidades en pleno testeo en Córdoba, Mendoza y Salta, entre otras localidades

Santana dijo que el colectivo nuevo, más allá de su tecnología de propulsión, es distinto a los que circulan en Bariloche porque tiene “piso bajo” y mayor distancia entre ejes, con lo cual no se adapta a la mayoría de los recorridos barilochenses.

“Lo usamos en la línea 20, que recorre la avenida Bustillo y allí no tiene problemas. También en la 50, aunque en ese caso hay algún problema en el cruce de Tiscornia y Morales, porque allí cambia la pendiente y el chasis toca el asfalto. Para emplearlo en esa línea hay que cambiar el recorrido y circular por la calle Gallardo”, explicó.

En las que van al Alto de la ciudad, usar los colectivos de piso bajo es impensable, según sostienen la empresa Mi Bus y también el municipio.

Santana dijo que el período de prueba es de algún modo similar al que implementan desde hace varios meses con un colectivo “articulado”, que transporta casi el doble de pasajeros que uno estándar y que también cubre la línea 20 porque no es apto para otros barrios.

Sobre este último móvil el directivo de la concesionaria evaluó que que “es una apuesta positiva” y aporta soluciones en los horarios pico, cuando se juntan 50 personas o más en las paradas, que son imposible de absorber con el servicio convencional. También tiene otras ventajas como la de aportar soluciones a la conflictividad del tránsito, agregó Santana.

Pero admitió que el articulado “tiene problemas en invierno, ya que el vagoncito de atrás no tiene tanto agarre cuando hay nieve y hielo”.


Datos para tener en cuenta


El colectivo a GNC recién lleva 15 días de experimentación en Bariloche y la reducción del impacto sonoro y de las vibraciones fueron las primeras señales positivas. Pero la recarga de combustible presentó ya algunos problemas.

Uno de los choferes explicó que ellos trabajan organizados en turnos y que es imposible cubrir uno completo sin parar el colectivo para recarga, ya que luego de cuatro vueltas (por ejemplo en la línea 20) es necesario reabastecerlo.

Esa limitación impone un obstáculo operativo que no existe con los colectivos de motor diésel, cuya autonomía es mucho mayor.

Santana explicó que, a diferencia de un auto a GNC, el colectivo no cuenta con tanque alternativo de combustible convencional, de modo que hay que pararlo sí o sí para recarga cuando empieza a demandar la “reserva” que habitualmente no se consume, para evitar contratiempos.

La autonomía del Scania es de unos 280 kilómetros y la recarga dura entre 40 minutos y una hora, al menos con los “picos” de inyección de gas con los que cuentan las estaciones de Bariloche. Existe equipamiento especial para carga rápida (no más de 7 minutos) pero no existen en el ámbito local.

Santana dijo que adquirir ese tipo de unidades puede ser una opción a futuro, porque “es mucho más barato” de operar, aunque habría que resolver las contras que entorpecen la circulación. Según el gerente, la alternativa del GNC no es algo nuevo, ya lo habían probado en la ciudad cuando la concesión estaba a cargo de 3 de Mayo y “no dio resultado”.

El atractivo más evidente pasa por el ahorro, ya que en la actualidad el costo del gas oil es una de las cargas más pesadas del sistema de transporte urbano y el municipio barilochense subsidia a Mi Bus para la compra de ese insumo, a razón de 140 mil litros mensuales.

El formato de los chasis es otra cuestión a analizar. Las calles de Bariloche presentan dificultades que no existen en otras localidades del país.

El colectivo que presentó Scania es similar a los que funcionan en Buenos Aires, tienen 3 puertas, piso bajo, asientos enfrentados y una capacidad menor, cuando la crisis de tránsito obligaría a buscar lo contrario.


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