Radicó siete denuncias por violencia de género en El Bolsón y sigue sufriendo amenazas

Norma Gallardo relató que padece situaciones de violencia desde hace dos años y medio y pide que la justicia actúe.

«No se qué están esperando las autoridades: ¿que me mate?«. Norma Gallardo tiene 48 años, es empleada de comercio en El Bolsón y ya lleva siete denuncias penales contra su expareja por violencia de género.

La mujer contó que recibe amenazas de muerte y agresiones desde hace hace dos años y medio, cuando tomó la decisión de separarse. Desde entonces, «la situación de violencia nunca se detuvo».

«En una ocasión, mi expareja ingresó a mi hogar a la madrugada, violentando una puerta. Sufrí golpes adelante de mis hijos. Cuando logró que me cayera al piso, empezó a pegarme patadas en el cuerpo. Mis nenes lograron parar la situación al pedirle que se fuera», relató Gallardo a RÍO NEGRO. En esa oportunidad, dio aviso a la policía, pero al llegar a la vivienda, el hombre ya se había ido.

Sus hijos tienen 10 y 14 años. «En los 12 años de matrimonio, él siempre fue muy agresivo. De modo que mis hijos siempre vieron la misma situación. Solo que con la separación se agravó porque nunca entendió que cada uno debía seguir su vida», explicó.

Más allá de las siete denuncias penales, la justicia dispuso una restricción de acercamiento del hombre a Gallardo que, meses atrás, se extendió a los hijos. «El 17 de enero pasado, mis hijos estaban con él y agredió al más grande. Le pegó y cayó por las escaleras. Tuve que llevarlo al hospital y cuando realicé la denuncia, la justicia definió que no volvieran con el padre», comentó.

Dijo que el último suceso se registró el 20 de marzo pasado cuando se dirigía a su trabajo en bicicleta. «Me lo crucé en la avenida 25 de Mayo: me puso el auto al lado y me tuve que tirar hacia la vereda. Llamé de inmediato a la policía, pero se fugó una vez más», afirmó.

Contó que las autoridades le brindaron un botón antipánico que nunca funcionó. Le prometieron uno nuevo, pero hasta ahora, no tiene novedades.

«No tengo paz, no tengo vida propia, vivo mirando por si aparece. Lo único que espero es que la justicia actúe«, concluyó la mujer.


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